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Mensajes de Ridvan : 1995-152BE
La Casa Universal de Justicia
Ridván 1995 / 152BE
A los bahá’ís del mundo
Queridos amigos bahá’ís:

En esta Época de épocas les saludamos profundamente complacidos por el aumento de actividad desplegada durante el año pasado por toda la comunidad bahá'í. Nuestras ardientes esperanzas están cifradas en lo que puede y debe cumplirse ahora que entramos en el tercer y último tramo del Plan de Tres Años. Ante la desesperanza que amenaza a los dirigentes de naciones y pueblos en su búsqueda de soluciones a los acuciantes problemas sociales, no podemos por menos de sentir al mismo tiempo esperanza y preocupación. A decir verdad, tal desesperanza equivale a todo un clamor mundial por las enseñanzas de Bahá'u'lláh, un grito que entraña a la vez un desafío y una promesa que ningún creyente o institución bahá'í serios pueden soslayar.

En ningún lugar ha quedado evidenciado este melancólico panorama como en la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social, la más reciente convocada por las Naciones Unidas dentro de toda una serie de grandes encuentros internacionales en los que se dan cita los líderes del mundo. Pero, por modesto que sea el influjo inmediato que tales acontecimientos ejercen sobre las políticas gubernamentales, por más que la inmensa mayoría de la población mundial se muestre desconocedora o ajena a ellos, es claro para cualquier observador bahá'í que en la misma recurrencia de estos actos se percibe un movimiento gradual hacia el cumplimiento de la voluntad de Bahá'u'lláh : que los gobernantes de las naciones se reúnan para consultar y decidir sobre los temas más destacados que afronta una sociedad cada vez más global.

La ocasión única que fue Copenhague contó con un impresionante despliegue bahá'í, integrado por cerca de 250 creyentes de más de 40 países, cuya misión era familiarizar a los participantes de la Cumbre y del Foro de ONGs con los remedios prescritos por el Médico Divino. El esfuerzo se ha dilatado más allá de la Cumbre y continúa aun ahora en muchos lugares del mundo. Agradecidos, aplaudimos de todo corazón a las instituciones, organismos y creyentes que han contribuido a esta empresa antes, durante y después de la Cumbre, pues en esta avalancha de actividad se comprueba la capacidad creciente de nuestra comunidad mundial para influir en los procesos que conducen hacia la Paz Menor y la multiplicación de las oportunidades para una difusión más amplia del Mensaje reformador de Bahá'u'lláh . Conforme va aumentando la frecuencia de tales eventos mundiales y la comunidad bahá'í prosigue sus metas con renovada intensidad, podemos distinguir más claramente la convergencia de los dos procesos paralelos descritos hace ya varios decenios por Shoghi Effendi: uno que lleva a la unión política de las naciones; el otro, a la unión final de los corazones en una fe común.

Las observaciones que hacemos tienen como feliz trasfondo el desarrollo experimentado por la comunidad bahá'í durante el segundo año del Plan de Tres Años. Pero todavía más emocionante que el salto dado a nivel local y nacional en las actividades externas son los signos de un cambio cualitativo en la respuesta de los creyentes al llamado de la enseñanza. El aumento de las actividades en este campo revela una comprensión más profunda de lo que entraña la enseñanza en tanto obligación individual e ineludible. Este logro alentador se debe a varios factores estimulantes que tomados en su conjunto son presagio de la tan esperada entrada en tropas de nuevos creyentes. Entre dichos factores se hallan: la atención dispensada, según ha ido traduciéndose a más idiomas, a la compilación sobre la entrada en tropas; la influencia del flujo de Consejeros Internacionales y Continentales a través de todo el mundo; la evolución en el funcionamiento de los miembros del Cuerpo Auxiliar y de sus asistentes; los efectos del énfasis otorgado a la educación de los niños; y el vigor con que la juventud ha emprendido proyectos de enseñanza y con que asimismo se ha comprometido en otras tareas bahá'ís.

A este cuadro positivo ha contribuido también el fortalecimiento de las Asambleas Espirituales, sobre cuyos hombros recae la tarea de hacer frente a desafíos múltiples al par que su empeño se centra en las exigencias de las labores de enseñanza. Somos particularmente conscientes del peso que sobrellevan las Asambleas Nacionales a medida que las comunidades de su jurisdicción se vuelven más diversas en su composición y más complejas por lo que respecta a sus peticiones de orientación y apoyo.

El efecto combinado de las varias etapas de desarrollo alcanzadas por la comunidad indica que se está dedicando un gran esfuerzo al tema triple del Plan, por el que se invita a realzar la vitalidad de la fe de los creyentes, a desarrollar más intensamente los recursos humanos de la Causa, y a promover el funcionamiento adecuado de las instituciones bahá'ís locales y nacionales. Sin embargo, puesto que es mucho lo que resta por hacer en este sentido, y si de verdad se desea atajar los desafueros de una decadencia moral hoy rampante, es necesario que los creyentes y las instituciones intensifiquen su respuesta a fin de levantar un ejército masivo de almas consagradas que respondan a las necesidades de la enseñanza y de la administración de los asuntos de la Fe, y que capaciten a sus instituciones para abordar las tareas que a buen seguro ha de imponerles un incremento repentino del tamaño de la comunidad.

Para cualquier respuesta efectiva ante los desafíos inmediatos a que se enfrenta la comunidad va a ser crucial cumplir los siguientes requisitos, que van especialmente dirigidos al creyente y a la Asamblea Espiritual Local: por un lado se encuentra la iniciativa, que es privilegio y obligación de todo creyente asumir al enseñar la Causa y al tratar de comprender mejor el propósito y requisitos de la Fe. Junto al ejercicio de tal iniciativa se halla la necesidad de que el creyente participe en empeños colectivos tales como proyectos y funciones de la comunidad. Por otro lado se encuentra el papel de la Asamblea Espiritual Local, a la que cumple, en la mayor medida posible, dar acogida, aliento y cauce a las iniciativas de cada creyente. Asimismo, la Asamblea es responsable de idear o promover planes que aprovechen los talentos y habilidades de los creyentes de su comunidad y que permitan la participación de éstos en el esfuerzo colectivo, por ejemplo en proyectos de enseñanza y desarrollo, institutos y otras actividades de grupo. El empeño consciente por realizar estos requisitos inseparables comportará la expansión y consolidación de la comunidad, y traerá consigo un clima de acción unificada.

Durante el año pasado ha habido un aumento notable de visitas al Centro Mundial por parte de altos funcionarios de gobierno, dignatarios y representantes de los medios de información, lo que viene a demostrar el mayor significado que el centro espiritual y administrativo de la Fe está cobrando a los ojos del mundo. Este hecho parece subrayar una tendencia hacia una mayor familiaridad por parte de los gobiernos de las naciones con el centro, hoy en expansión, de una Fe Mundial. Observando esta tendencia desde la Montaña de Dios, donde se emplazan los actuales proyectos de construcción, y mirándola en conjunción con los procesos en que están inmersas las comunidades bahá'ís locales y nacionales, podemos apreciar más adecuadamente la realización gradual de aquella visión que proyectó Shoghi Effendi al dilucidar las implicaciones de la erección de los edificios que conformarán la sede administrativa de la Fe. "Este proceso vasto e irresistible - señaló - ha de coincidir con dos avances no menos significativos: el establecimiento de la Paz Menor y la evolución de las instituciones bahá'ís locales y nacionales". Se trata de una visión que, dado el estado actual del mundo, hace obligado completar los Proyectos del Monte Carmelo en los plazos previstos.

Los proyectos avanzan con notable rapidez, al punto de que por su magnitud y por la magnificencia que ya asoma, son la maravilla de peregrinos, turistas y residentes locales. El trabajo en construcción progresa acompasadamente en todas las estructuras. Las tareas en las siete terrazas inferiores y en las cinco por encima del Mausoleo del Báb están en pleno auge. Durante este año pasado se cerraron más contratos que en ningún otro año, entre ellos la contrata otorgadas recientemente a una firma italiana encargada de abastecer el mármol que precisan los edificios del Arco. Es claro que las obras avanzan a un ritmo que ya no admite demora. De ahí que sea imperativo lograr un flujo de aportaciones equiparable que permita obtener antes del Ridván de 1996 los cuarenta millones de dólares que faltan para cumplir el objetivo de setenta y cuatro millones.

El nuevo año comienza auspiciosamente con la formación de cinco Asambleas Espirituales Nacionales. Nuestros representantes en las Convenciones inaugúrales son la Mano de Causa de Dios Amatu'l-Bahá Rúhíyyih Khánum (Armenia y Georgia); la Mano de la Causa 'Alí-Muhammad Varqá (Bielorrusia y Sicilia); Consejero Hushang Ahdieh (Eritrea). Además, durante este período las comunidades de Bofutatsuana, Ciskei, Sudáfrica y Transkei se fundirán en una sola jurisdicción bajo la Asamblea Espiritual Nacional de Sudáfrica, a fin de reflejar la reunión política ocurrida recientemente en dicha región. Como consecuencia de todo ello, el número de Asambleas Espirituales Nacionales de todo el mundo pasa de 172 a 174.

Amados compañeros de labor: Más allá de la necesidad de ganar nuestras metas, es el estado deplorable de la humanidad lo que nos emplaza a redoblar el esfuerzo. Las nubes de la desesperación que penden sobre los destinos de un mundo desquiciado son precisamente las anunciadoras de la lluvia primaveral que sacia la sed espiritual y material de todas las gentes. Sólo hace falta hacerla germinar mediante actos constantes y confiados de enseñanza. La realización de tales actos, aunque dependa del refuerzo que le brinden las instituciones, descansa en primera y última instancia sobre cada creyente bahá'í.

No dejen que les retenga o intimide un exceso de autocrítica o cualquier sentimiento de incapacidad, inadecuación o inexperiencia. Entierren sus temores en las promesas dadas por Bahá'u'lláh. ¿No ha afirmado Él que sobre quienquiera que mencione Su Nombre hará descender "las huestes de la inspiración divina", y que sobre tal persona hará que desciendan los moradores del "Concurso de lo Alto, siendo cada uno portador de un cáliz de luz pura"?. Den el paso, entonces, y entren en la palestra adonde son emplazados por igual todos Sus amados, igualmente retados y abundantemente bendecidos. Pues enseñar - así lo afirma Bahá'u'lláh - es "la más meritoria de todas las obras". Y en este momento extraordinario de la historia del planeta, nada reviste importancia más crítica que invitar a las gentes de toda condición y talento a la mesa del Señor de las Huestes.

Al enviarles este mensaje comparecen ante nuestros ojos las claras imágenes de victorias inéditas que aguardan a ser realizadas. Tenemos la certeza de que ustedes pueden cosechar millares de ellas en lo que resta del Plan de Tres Años. Tamaño propósito debe perseguirse con denuedo, de modo que el terreno quede allanado para la siguiente empresa global que habrá de lanzarse el próximo Ridván 1996. En ella se dará curso a una campaña de ámbito mundial que garantice un crescendo para los logros de un siglo que nada menos que un ser como el propio 'Abdu'l-Bahá consideró como una época que habrá de dejar "huellas que durarán eternamente".

La Casa Universal de Justicia

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