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Reveladas por: Bahá’u’lláh, el Báb y ‘Abdu’l-Bahá

3ª edición, ampliada y revisada: 1994 1ª reimpresión: noviembre de 1997 2ª reimpresión: julio de 1999 3ª reimpresión: junio de 2000 4ª edición, revisada: abril de 2003 5ª edición, revisada: junio de 2004 6ª edición, revisada y ampliada: julio de 2005 7ª edición, revisada: 2006 8ª edición, revisada: 2008

Cubierta: Eva Celdrán Esteban Maquetación: Clara Albizúres

© De la presente edición, Editorial Bahá’í de España, 2008 Marconi, 250 08224 Terrassa (Barcelona) www.bahai.es/editorial editorialbahai@bahai.es

ISBN-13: 978-84-95652-36-2
Depósito Legal: Impresión:
Impreso en España – Printed in Spain
Bendito es el sitio, y la casa,
y el lugar, y la ciudad,
y el corazón, y la montaña,
y el refugio, y la cueva,
y el valle, y la tierra,
y el mar, y la isla
y la pradera, donde se ha hecho
mención de Dios y se ha
glorificado Su alabanza.
Bahá’u’lláh

«Entona, oh Mi siervo, los versículos de Dios que has re cibido, como son entonados por aquellos que se han acercado a Él, para que la dulzura de tu me lodía en cienda tu propia alma y atraiga los corazo nes de to dos los hombres. Siempre que alguien re cite en la in timidad de su aposento los versículos que Dios ha re vela do, los ángeles esparcidores del Todopoderoso difundirán por doquier la fragancia de las palabras emanadas de su boca, y harán que palpite el corazón de todo hombre recto. Aun que al principio perma nezca inconsciente de su efecto, sin embargo, la vir tud de la gracia que le ha sido con cedida debe necesa riamente ejercer tarde

o tem prano influencia sobre su alma. Así han sido decre tados los misterios de la Revelación de Dios en vir tud de la Voluntad de Aquel que es la Fuente de poder y sabi du ría».

Bahá’u’lláh
ÍNDICE*
ORACIONES OBLIGATORIAS

Oración obligatoria corta ................................14

Oración obligatoria mediana ..........................15

Oración obligatoria larga ................................19

ORACIONES GENERALES

Agradecimiento y Alabanza ............................31

Ayuda ..................................................................38

Constancia .........................................................45

Cualidades espirituales ....................................46

Curación .............................................................67

Bebés .............................................................71

Mujeres .........................................................72

Oración larga de curación .........................74

Desprendimiento ..............................................83

Difuntos .............................................................93

* Los encabezamientos que figuran son puramente arbitrarios; han sido insertados para facilitar la localización de las oraciones pero no forman parte de los Textos Sagrados.

Mujeres .........................................................99

Oración para el entierro ..........................102

Enseñanza ........................................................104

De Tablas del Plan Divino ............................114

Familia ..............................................................128

Por los padres ............................................130

Firmeza ............................................................131

Fondos ..............................................................146

Humanidad ......................................................148

Iluminación .....................................................154

Jóvenes .............................................................157

Mañana ............................................................162

Amanecer ...................................................164

Matrimonio .....................................................166

Mujeres ............................................................172

Mujer embarazada ....................................181

Oración por el marido ..............................182

Niños ................................................................183

Bebés ...........................................................190

Noche ...............................................................192

Medianoche ...............................................194

Perdón ..............................................................195

Protección .......................................................206

Pruebas y difi cultades....................................221

Reuniones ........................................................234

Fiesta de 19 Días ........................................242

Triunfo de la Causa ........................................243

Unidad ..............................................................252

ORACIONES ESPECIALES

Asamblea Espiritual .......................................256

Ayuno ...............................................................261

Días intercalares .............................................287

Ḥuqúqu’lláh .....................................................289

Mártires y sus familias ...................................292

Naw-Rúz ...........................................................295

TABLAS ESPECIALES

Tabla de Aḥmad ..............................................300

Tabla del Fuego ...............................................305

Tabla del Sagrado Marinero ..........................313

Tablas de Visitación

Bahá’u’lláh y el Báb ..................................322

‘Abdu’l-Bahá ...............................................326

ORACIONES OBLIGATORIAS

Las oraciones obligatorias diarias son tres. El cre yente es completamente libre de escoger cual quiera de estas tres ora ciones, pero está obligado a recitar una de ellas y de acuerdo con todas las indi caciones específicas que las acompañan. *

Por «mañana», «mediodía» y «atardecer», men cionados en relación con las oraciones obliga torias, se designan, respectivamente, los inter valos que median entre la salida del sol y el me diodía, en tre el mediodía y la puesta del sol, y desde la puesta del sol hasta dos horas después de ella. †

* De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi.

† Sinopsis y codificación de las leyes y disposiciones del Kitábi-Aqdas, IV. A.7.

ORACIÓN OBLIGATORIA CORTA

Se recita una vez cada veinticuatro horas, a mediodía

S

oy testigo, oh mi Dios, de que Tú me has creado para conocerte y adorarte. Soy testigo, en este momento, de mi im potencia y de Tu poder, de mi pobreza y de Tu riqueza.

No hay otro Dios sino Tú, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.

Bahá’u’lláh
ORACIÓN OBLIGATORIA MEDIANA

Se recita diariamente, por la mañana, a mediodía y al atardecer

Quien desee orar, que se lave las manos y, mientras se las lava, diga:

F

ortalece mi mano, oh mi Dios, para que tome Tu Libro con tal firmeza que las huestes del mundo no tengan po der sobre ella. Cuídala, entonces, de in miscuirse en lo que no le pertenece. Tú eres, verdade ramente, el Todopoderoso, el Omnipo tente.

Y mientras se lava la cara, que diga:

He vuelto mi rostro hacia Ti, oh mi Señor. Ilumínalo con la luz de Tu sem blante. Protégelo, entonces, para que no se vuelva hacia otro que no seas Tú.

Que luego se levante, se vuelva hacia la Alquibla (Punto de Adoración, es decir: Bahjí, ‘Akká) y diga:

Dios atestigua que no hay otro Dios sino Él. Suyos son los reinos de la Revelación y de la creación. Él, en verdad, ha manifestado a Quien es la Aurora de la Revelación, Quien conversó en el Sinaí, por medio de Quien ha resplandecido el Horizonte Supremo y ha hablado el Árbol del Loto, más allá del cual no hay paso, y mediante Quien se ha proclamado a todos los que están en el cielo y en la tierra el llamamiento: «He aquí, ha llegado Quien todo lo posee. ¡La tierra y el cielo, la gloria y el dominio son de Dios, el Señor de todos los hombres, y el Poseedor del Trono en las alturas y de aquí en la tierra!».

Que luego se incline, con las manos apoyadas en las rodillas, y diga:

¡Exaltado eres por encima de mi alabanza y la alabanza de cualquier otro además de mí, y por encima de mi descripción y la descripción de todos los que están en el cielo y todos los que están en la tierra!

Que luego, de pie y con las manos abiertas, las palmas alzadas frente al rostro, diga:

¡No desilusiones, oh mi Dios, a aquel que, con dedos suplicantes, se ha aferrado a la orla de Tu mi sericordia y Tu gracia, Tú que eres el Más Miseri cordioso de quienes muestran misericordia!

Que luego se siente y diga:

Doy testimonio de Tu unidad y Tu uni cidad, y de que Tú eres Dios y no hay otro Dios más que Tú. Verdaderamente, has revelado Tu Causa, has cum plido Tu Alianza y has abierto de par en par la puerta de Tu gracia a todos los que habitan en el cielo y en la tierra. Bendiciones y paz, salutación y gloria sean con Tus ama dos, a quienes ni los cambios ni los azares del mundo han podido disuadir de volver se hacia Ti, quienes todo lo han dado con la esperanza de obte ner lo que está junto a Ti. Tú eres, en verdad, Quien siempre perdona, el Todogeneroso.

(Si alguien recitara, en lugar del versículo largo, estas palabras: «Dios atestigua que no hay otro Dios sino Él, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo», sería suficiente. Asimis mo, bastaría si, estando sentado, recitara las siguientes palabras: «Doy testimonio de Tu uni dad y Tu unicidad, y de que Tú eres Dios y no hay otro Dios sino Tú»).

Bahá’u’lláh
ORACIÓN OBLIGATORIA LARGA
Se recita una vez cada veinticuatro horas

Quien desee recitar esta oración, que se ponga de pie, se vuelva hacia Dios y, permaneciendo de pie en su sitio, mire a derecha e izquierda, como quien aguarda la misericordia de su Señor, el Más Mise ricordioso, el Compasivo. Luego, que diga:

¡O

h Tú, que eres el Señor de todos los nombres y el Hacedor de los cielos! Te suplico por Quienes son las Auroras de Tu Esencia invisible, el Más Exaltado, el Todo glorioso, que hagas de mi oración un fuego que consuma los velos que me han apartado de Tu belleza y una luz que me con duzca al océano de Tu presencia.

Que luego levante las manos en señal de súplica a Dios —bendito y exaltado sea Él— y diga:

¡Oh Tú, Deseo del mundo y Bienama do de las naciones! Tú me ves vol viéndome hacia Ti, libre de todo apego a nadie que no seas Tú, y aferrado a Tu cuerda, por Cuyo movimiento ha sido conmovida la creación entera. Soy Tu siervo, oh mi Se ñor, y el hijo de Tu siervo. Heme aquí dispuesto a hacer Tu vo luntad y Tu deseo, sin anhelar otra cosa que Tu com placencia. Te imploro por el Océano de Tu mi seri cordia y el Sol de Tu gracia que procedas con Tu siervo como quieras y Te sea grato. ¡Por Tu po der que está muy por encima de toda mención y ala banza! Todo lo que sea re velado por Ti es el deseo de mi corazón y lo amado por mi alma. ¡Oh Dios, mi Dios! No consideres mis actos ni mis es peranzas; antes bien, considera Tu vo luntad, que abarca los cielos y la tierra. ¡Por Tu Más Grande Nombre, oh Tú, Señor de todas las naciones! He de seado sola mente lo que Tú deseaste, y amo so lamente lo que Tú amas.

Que luego se arrodille, incline la frente hasta el suelo y diga:

Exaltado eres por encima de la des cripción de quienquiera que no seas Tú, y la comprensión de nadie fuera de Ti.

Que luego se ponga de pie y diga:

Haz de mi oración, oh mi Señor, una fuente de aguas de vida para que yo viva tanto como perdure Tu soberanía y haga mención de Ti en cada mundo de Tus mundos.

Que luego vuelva a levantar las manos en gesto de súplica y diga:

¡Oh Tú, en separación de Quien se han fun-dido los corazones y las almas, y por el fuego de Cuyo amor se ha infla mado el mundo entero! Te im ploro por Tu nom bre, mediante el cual has someti do a la creación entera, que no me prives de lo que hay en Ti, oh Tú que reinas so bre to dos los hom bres. Tú ves, oh mi Se ñor, a este extraño que se dirige presuro so a su exaltadísimo hogar que se halla bajo el dosel de Tu majestad, en los re cintos de Tu misericordia; y a este trans gresor que busca el océano de Tu perdón; y a este ser humilde que procura la corte de Tu gloria; y a esta pobre cria tura tras el oriente de Tu riqueza. Tuya es la autori dad para ordenar lo que de-seas. Atestiguo que Tú has de ser alabado en Tus hechos, y obedecido en Tus manda tos, y permanecer libre en Tus órdenes.

Que luego levante las manos y repita tres veces el Más Grande Nombre*. Que entonces se incli ne, con las manos apoyadas en las rodillas, ante Dios —bendito y exaltado sea Él— y diga:

Tú ves, oh mi Dios, cómo mi espíritu ha sido conmovido dentro de mis extremida des y miembros en su ansia de adorarte y en su anhelo por re cordarte y ensalzarte; cómo da testimonio de lo que la Lengua de Tu Man damiento ha atestiguado en el reino de Tu expresión y el cielo de Tu conoci miento. Quiero en este estado, oh mi Se ñor, pedirte todo lo que hay en Ti, para demostrar mi pobreza y magnificar Tu ge nerosidad y Tu riqueza, y declarar mi im potencia y manifestar Tu fuerza y Tu poder.

Luego, que se ponga de pie y levante dos veces las manos en señal de súplica, diciendo:

No hay Dios sino Tú, el Todopoderoso, el Generosísimo. No hay Dios sino Tú, Quien ordena,

* Alláh’u’Abhá.

tanto en el principio como en el fin. ¡Oh Dios, mi Dios! Tu perdón me ha infun dido valor, y Tu misericordia me ha fortale cido, y Tu llamada me ha des pertado, y Tu gracia me ha levantado y conducido hacia Ti. ¿Quién, si no, soy yo para atreverme a perma necer ante el portal de la ciudad de Tu cerca nía, o dirigir el rostro hacia las luces que relumbran desde el cielo de Tu voluntad? Tú ves, oh mi Se ñor, a esta desdichada criatura que llama a la puerta de Tu gracia, y a esta alma eva nescente que busca el río de la vida eterna de manos de Tu generosidad. ¡Tuyo es el mando en todo momento, oh Tú que eres el Señor de todos los nombres, y mía es la re signación y espontánea sumi sión a Tu vo lun tad, oh Creador de los cielos!

Que luego levante las manos tres veces, diciendo:
¡Dios es más grande que todos los grandes!

Que luego se arrodille e incline la frente hasta el suelo y diga:

Demasiado alto estás para que ascienda al cielo de Tu proximidad la alabanza de quienes están cerca de Ti, o para que las aves de los corazones de quienes están de dicados a Ti alcancen la entrada de Tu puerta. Atestiguo que Tú has sido santificado por en cima de todos los atributos y consagrado por encima de todos los nom bres. No hay Dios sino Tú, el Más Exalta do, el Todoglorioso.

Que luego se siente y diga:

Atestiguo lo que han atestiguado todas las cosas creadas, y el Concurso de lo Alto, y los moradores del altísimo Paraí so, y, más allá de ellos, la Lengua de Grandeza misma desde el Horizonte todoglorioso: que Tú eres Dios, que no hay Dios sino Tú, y que Quien ha sido ma ni festado es el Misterio Oculto, el Símbolo Atesorado, mediante Quien se han unido y enlazado las letras S y E (Sé). Atestiguo que es Aquel Cuyo nombre ha sido inscrito por la Pluma del Altí simo, y Quien ha sido men cionado en los Libros de Dios, el Señor del Trono en las alturas y de aquí en la tierra.

Que luego se ponga de pie y, erguido, diga:

¡Oh Señor de toda la existencia y Po seedor de todo lo visible e invisible! Tú percibes las lágrimas y los suspiros que profiero, y oyes mis gemidos y mis queji dos y el lamento de mi corazón. ¡Por Tu poder! Mis transgresiones me han impe dido acercarme a Ti; y mis peca dos me han mantenido lejos de la corte de Tu santidad. Tu amor, oh mi Señor, me ha en riquecido, y la separación de Ti me ha destruido, y el alejamiento de Ti me ha con sumido. Te suplico por Tus pasos en este de sierto y por las palabras «Aquí estoy, aquí es toy» que Tus Elegidos han pro nunciado en esta in mensidad, y por los hálitos de Tu Re-vela ción y las suaves brisas del Amanecer de Tu Manifesta ción, que ordenes que pueda yo contem plar Tu belleza y observar todo lo que hay en Tu Libro.

Que luego repita tres veces el Más Grande Nombre, se incline con las manos apoyadas en las rodillas y diga:

Alabado seas, oh mi Dios, por cuanto me has ayu dado a recordarte y alabarte, y me has hecho conocer a Quien es la Au rora de Tus signos, y doblegarme ante Tu Seño río, humillarme ante Tu Deidad y re co nocer lo que ha sido pronunciado por la Lengua de Tu grandeza.

Que luego se levante y diga:

¡Oh Dios, mi Dios! Mi espalda está encor vada por la carga de mis pecados, y mi ne gligencia me ha destruido. Siempre que pienso en mis malas obras y en Tu benevo lencia, se me derrite el corazón y me hierve la sangre en las venas. ¡Por Tu Be lleza, oh Tú, Deseo del mundo! Me ruborizo al al zar el rostro hacia Ti, y mis manos anhelantes se avergüenzan de ex tenderse hacia el cielo de Tu ge nerosidad. ¡Tú ves, oh mi Dios, cómo las lágrimas me impiden recordarte y ensal zar Tus virtudes, oh Tú, Señor del Trono en las alturas y de aquí en la tierra! ¡Te imploro, por los signos de Tu Reino y los miste rios de Tu Dominio, que procedas con Tus amados como corresponde a Tu ge nerosidad, oh Se ñor de toda la existencia, y es digno de Tu gracia, oh Rey de lo vi sible y lo invisible!

Que luego repita el Más Grande Nombre tres veces, y se arrodille, incline la frente hasta el suelo y diga:

Alabado seas, oh nuestro Dios, por cuanto has hecho descender sobre nosotros aquello que nos acerca a Ti y nos provee de todo lo bueno que has en viado en Tus Li bros y Tus Escrituras. Te suplicamos, oh mi Señor, que nos protejas de las huestes de ociosas fantasías y vanas imaginaciones. Tú, en verdad, eres el Fuerte, el Omnisciente.

Que luego levante la cabeza, se siente y diga:

Atestiguo, oh mi Dios, lo que han atestiguado Tus Elegidos, y reconozco lo que han reconocido los moradores del altísimo Paraíso y aquellos que han gira do alrededor de Tu imponente Trono. ¡Los reinos de la tierra y el cielo son Tuyos, oh Señor de los mundos!

Bahá’u’lláh
ORACIONES GENERALES
AGRADECIMIENTO Y ALABANZA
ᄀA

labado seas, oh Señor mi Dios! Cada vez que intento hacer mención de Ti, me lo impide la sublimidad de Tu posición y la irresistible grandeza de Tu poder. Pues si Te alabara a través de toda la extensión de Tu dominio y la perdura bilidad de Tu soberanía, descubriría que mi alabanza a Ti tan solo puede ser propia de los que son semejantes a mí, quienes son ellos mismos Tus criaturas, y que han sido generados por el poder de Tu de creto y conformados por la potencia de Tu vo luntad. Y cuandoquie ra que mi pluma atribuye gloria a alguno de Tus nombres, pa réceme que puedo oír la voz de su la mentación por su lejanía de Ti, y recono cer su llanto debido a su sepa ración de Tu Ser. Atestiguo que todo fuera de Ti no es sino Tu creación y está sosteni do en la palma de Tu mano. La aceptación de al guna acción o alabanza de Tus criatu ras no es sino una prueba de las maravillas de Tu gracia y Tus muníficos favores, y una manifestación de Tu generosi dad y provi dencia.

Te suplico, oh mi Señor, por Tu Más Grande Nombre por el cual separaste la luz del fuego, y la verdad de la negación, que hagas descender sobre mí y sobre aquellos de mis amados que están en mi compañía, el bien de este mundo y del ve nidero. Provéenos, entonces, con Tus maravillosos dones que se encuentran ocultos a los ojos de los hombres. Tú eres, verda deramente, el Modelador de toda la crea ción. No hay Dios sino Tú, el To dopode roso, el Todo glorioso, el Altísimo.

Bahá’u’lláh
ᄀE

n el Nombre de Dios, el Altísimo! ¡Ala bado y glorificado eres Tú, Señor Dios Omnipotente! Tú, ante Cuya sabidu ría el sa bio se queda corto y fracasa; ante Cuyo cono ci miento el erudito confiesa su ignorancia; ante Cuyo poder el fuerte se debilita; ante Cuya riqueza el rico atesti gua su pobreza; ante Cuya luz el iluminado está perdido en la oscuridad, hacia el altar de Cuyo conoci miento se vuelve la esencia de todo enten di miento y alre dedor del santuario de Cuya presencia circulan las almas de toda la humanidad.

¿Cómo puedo entonces cantar y hablar de Tu Esencia, que la sabiduría del sabio y el conocimiento de los eruditos no han podido comprender, puesto que ningún hombre puede can-tar aquello que no com prende, ni hablar de lo que no puede al canzar, mientras que Tú has sido desde siempre el Inaccesible, el Inescruta ble? Siendo impotente para as cender a los cie los de Tu gloria y elevarme a los reinos de Tu conocimiento, no puedo sino referir Tus seña les, que hablan de Tu gloriosa obra.

¡Por Tu gloria, oh Amado de todos los corazones! Tú, el único que puede calmar el dolor del anhelo por Ti. Aunque todos los habitantes del cielo y de la tierra se unieran para glorifi car el menor de Tus signos, en los cuales y por los cuales Te has revelado a Ti mismo, ellos no po drían hacerlo, cuánto menos aún alabar Tu Sa grada Palabra, crea dora de todos Tus signos.

Toda alabanza y gloria sean para Ti, acerca de Quien todas las cosas han atesti guado que Tú eres uno y no hay más Dios que Tú, que des-de siempre has sido exalta do sobre todo igual o seme jante y eterna mente lo seguirás siendo. Todos los reyes no son sino Tus sier vos y nada son ante Ti todos los seres, visi bles e invisibles. No hay Dios sino Tú, el Benevo lente, el Pode roso, el Altísimo.

Bahá’u’lláh
ᄀG

lorifi cado seas Tú, oh Señor mi Dios! Te doy gracias por haberme permi tido reconocer Tu Manifestación; por ha berme sepa rado de Tus enemigos y por haber expuesto ante mis ojos sus maldades y perversas accio nes en Tus días; por haberme librado de todo apego a ellos y por haberme hecho volver completamente ha-cia Tu gracia y Tus gene rosos favores. También Te doy gracias por haberme en viado, desde las nubes de Tu voluntad, aquello que me ha santificado de tal modo de las insinuaciones de los infieles y de las sugerencias de los incrédulos, que he fijado mi corazón firmemente en Ti y he huido de aquellos que han negado la luz de Tu sem blante. Te agradezco, además, que me hayas capacitado para ser firme en Tu amor, para expresar Tu alabanza y ensalzar Tus virtudes, y por haberme dado a beber del cáliz de Tu misericordia, que sobrepasa lo visible y lo invisible.

Tú eres el Todopoderoso, el Más Exal tado, el Todoglorioso, el que todo lo ama.

Bahá’u’lláh
¡M

agnificado sea Tu Nombre, oh Se ñor mi Dios! Tú eres Aquel a Quien todo adora y no adora a nadie; Quien es el Señor de todo y no es vasallo de nadie; Quien todo lo conoce y no es co nocido de nadie. Tú quisiste darte a conocer a los hombres; por eso, mediante una palabra de Tu boca diste la existencia a la creación y modelaste el universo. No hay más Dios que Tú, el Modelador, el Crea dor, el Om nipotente, el Más Poderoso.

Te imploro, por esta misma palabra que ha brillado sobre el horizonte de Tu volun tad, que me permitas beber abun dantemente de las aguas vivas con las que Tú has vivificado los corazones de Tus elegidos y has hecho revivir las al mas de aquellos que Te aman, para que pueda, en todo momento y en toda con dición, volver mi rostro com pletamente hacia Ti.

Tú eres el Dios de poder, de gloria y de munificencia. No hay Dios sino Tú, el Go bernante Supremo, el Todoglorioso, el Om nisciente.

Bahá’u’lláh
T

oda majestad y gloria, oh mi Dios, y todo dominio y luz y grandeza y es plendor sean contigo. Tú otorgas soberanía a quien quieres y se la niegas a quien de seas. No hay Dios salvo Tú, el Todoposee dor, el Excelso. Tú eres Quien de la nada crea el universo y a to dos los que en él habitan. No existe nada digno de Ti salvo Tú mismo, mientras que ante Tu sagrada presencia todos los demás son como pros critos y son como la nada al ser compara dos con la gloria de Tu propio Ser.

Lejos de mí esté ensalzar Tus virtudes de otra forma que no sea aquella con que Te has ensalzado a Ti mismo en Tu po de roso Libro, donde dices: «Ningún ojo Le ve, más Él abarca toda visión. Él es el Su til, Quien todo lo percibe»*. Gloria

* Corán 6:103.

sea a Ti, oh mi Dios; en verdad ninguna mente ni visión alguna, por aguda o perspicaz que sean, pueden jamás com prender la naturaleza del más insignificante de Tus signos. Verdaderamente, Tú eres Dios, no hay más Dios que Tú. Atestiguo que Tú, por Ti mismo, eres la única expresión de Tus atributos, que ninguna alabanza salvo la Tuya puede jamás alcanzar Tu sagrada corte, ni pue den Tus atributos ser desen tra ñados por nadie salvo por Ti mismo.

Gloria sea a Ti; Tú estás por encima de la descripción de cualquiera que no seas Tú mismo, pues trasciende la concepción humana el ensalzar adecuadamente Tus virtudes o comprender la íntima realidad de Tu Esencia. Lejos esté de Tu gloria que Tus criaturas Te describan o que Te conozca ja más alguien que no seas Tú mismo. Yo Te he conocido, oh mi Dios, en razón de que Tú Te has dado a cono cer, pues si Tú no Te hubie ras revelado a mí, no Te habría conocido. Te venero porque Tú me convocaste hacia Ti, pues de no haber sido por Tu llamada, yo no Te habría adorado.

El Báb
AYUDA
¡O

h Tú, Cuyo rostro es el objeto de mi adoración, Cuya belleza es mi san tuario, Cuya morada es mi objetivo, Cuya alabanza es mi esperanza, Cuya providen cia es mi compañera, Cuyo amor es la causa de mi existencia, Cuya men ción es mi consuelo, Cuya proximidad es mi de seo, Cuya presencia es mi más caro anhelo y elevadísima aspiración!, Te su plico que no me niegues aquello que Tú ordenaste para los elegidos entre Tus siervos. Provéeme, entonces, con el bien de este mundo y el venidero.

Tú verdaderamente eres el Rey de to dos los hombres. No hay Dios sino Tú, Quien siempre perdona, el Más Gene roso.

Bahá’u’lláh
¡M

i Dios, mi Adorado, mi Rey, mi deseo! ¿Qué lengua puede expre sar mis gracias a Ti? Yo era negligente, Tú me desper taste. Yo Te había dado la espalda, Tú me ayudaste bondadosa mente a volverme hacia Ti. Yo era como un muerto, Tú me vivificaste con el agua de vida. Yo estaba marchito, Tú me rea nimaste con la corriente ce lestial de Tu palabra que ha fluido de la Pluma del To domisericordioso.

¡Oh Divina Providencia! Toda la existen cia es engendrada por Tu munificencia; no la prives de las aguas de Tu generosidad ni del océano de Tu miseri cordia. Te imploro que me ayudes y me asistas en todo momento y en todas condiciones, y anhelo Tu antiguo favor del cielo de Tu gracia.

Tú eres, en verdad, el Señor de muni ficencia y el Soberano del reino de la eterni dad.

Bahá’u’lláh
ᄀA

labado sea Tu Nombre, oh Señor nuestro Dios! Tú eres, en verdad, el Conocedor de lo invisible. Ordena para no sotros todo lo bueno que Tu conocimiento que todo lo abarca pueda medir. Tú eres el Señor sobe rano, el Todopoderoso, el Más Amado.

Toda alabanza sea para Ti, oh Señor. Buscaremos Tu gracia en el Día señalado y pondremos toda nuestra confianza en Ti, que eres nuestro Señor. ¡Glorificado eres Tú, oh Dios! Concédenos lo que sea bueno y decoroso para que podamos prescindir de todo salvo de Ti. Verdaderamente Tú eres el Señor de todos los mundos.

¡Oh Dios! Recompensa a quienes re sistan pacientemente en Tus días y for talece sus corazones para caminar sin desviarse por el sendero de la Verdad. Otórgales, oh Señor, dones tan excelsos que les permitan ser ad mitidos en Tu ben dito Paraíso. Exaltado eres Tú, oh Se ñor Dios. Haz descender Tus bendi ciones ce lestiales sobre los hogares cuyos mo ra do res han creído en Ti. En verdad, insu pera ble eres Tú en la concesión de bendi cio nes divinas. Envía, oh Dios, huestes tales que hagan victoriosos a Tus siervos leales. Tú das forma a las cosas creadas según Tu vo luntad mediante el poder de Tu decreto. Tú eres en verdad el Sobera no, el Creador, el Sapien tísimo.

Di: Dios es en verdad el Hacedor de to das las cosas. Él da sustento en abundancia a quienquiera Él desee. Él es el Creador, el Origen de todos los seres, el Modela dor, el Todopoderoso, el Hacedor, el Sa pientísimo. Él es el Poseedor de los más excelentes títulos de todos los cielos y la tierra y de todo lo que existe entre ambos. Todos acatan Su mandato y todos los mo radores de la tierra y del cielo celebran Su alabanza, y a Él to-dos regresare mos.

El Báb
¡O

h mi Dios, mi Señor y mi Maestro! Me he desprendido de mi familia y a través de Ti he buscado ser independiente de todos los que habitan en la tierra y estar siempre dis puesto a recibir lo que es digno a Tus ojos. Concédeme todo el bien que me haga inde pendiente de todo lo que no seas Tú y otór game una porción más am plia de Tus ilimita dos favores. En verdad, Tú eres el Señor de gracia abundante.

El Báb
¡O

h Tú, bondadoso Señor! Somos siervos de Tu Umbral, que nos hemos puesto al amparo de Tu sagrada Puerta. No busca mos otro refugio que no sea este firme pilar; no recurrimos a nin gún abrigo salvo a Tu resguardo. Protége nos, bendícenos, sosten nos; haznos de un modo tal que no amemos sino Tu complacencia, que no manifestemos sino Tu ala banza, que sólo transitemos el sendero de la verdad, que podamos llegar a ser lo suficientemente ricos como para pres cindir de todo salvo de Ti, recibir nuestros dones del mar de Tu beneficencia, que siem pre nos esforcemos por exaltar Tu Causa y por difundir Tus dulces fragancias por do quier, para que lleguemos a olvidarnos del yo y nos ocupemos tan solo de Ti, que re chace mos todo lo demás y quedemos apri sionados en Ti.

¡Oh Tú, Proveedor! ¡Oh Tú, Perdona dor! Concédenos Tu gracia y Tu bondad, Tus do nes y Tus dádivas, y sostennos para que al cancemos nuestra meta. Tú eres el Poderoso, el Capaz, el Conocedor, el que ve; verdadera mente Tú eres el Generoso; verdaderamente Tú eres el Todomisericordioso; verdadera mente Tú eres Quien siempre perdona, Aquel a quien Se Le debe arrepentimiento, Aquel que perdona hasta el más grave de los peca dos.

‘Abdu’l-Bahá
¡S

eñor! Dignos de lástima somos, con cédenos Tu favor; somos pobres, confi érenos una parte del océano de Tu riqueza; estamos necesitados, satisfácenos; estamos humillados, danos Tu gloria. Las aves del aire y las bestias del campo reci ben diariamente su alimento de Ti y todos los seres participan de Tu cuidado y amo rosa bondad.

No prives a este débil ser de Tu maravi llosa gracia, y otorga Tu generosidad a esta alma desamparada por medio de Tu poder.

Danos nuestro pan de cada día y con cé denos Tu aumento para las necesidades de la vida a fin de que no dependamos de otro más que de Ti, tengamos comunión plena contigo, transitemos por Tus cami nos y de claremos Tus misterios. Tú eres el Omnipo tente, Quien ama y Quien surte a toda la humanidad.

‘Abdu’l-Bahá
N

o retires, oh Señor, la mesa festiva que ha sido puesta en Tu Nombre, ni apagues la llama ardiente que ha sido en cendida por Tu fuego inextinguible. No impi das que fl uya aquel agua viva Tuya que susurra la melodía de Tu gloria y Tu re cuerdo, y no prives a Tus siervos de la fra gancia de Tus dulces aromas, exhalada por el perfume de Tu amor.

¡Señor! Convierte las penosas inquietu des de Tus seres santos en tranquilidad; sus fati gas en sosiego; su humillación en glo ria; su tristeza en dichosa alegría. ¡Oh Tú que sostie nes en Tu mano las riendas de toda la huma nidad!

Tú eres verdaderamente el Uno, el Úni co, el Fuerte, el Omnisciente, el Sa pientí simo.

‘Abdu’l-Bahá
CONSTANCIA
¡O

h amado de mi alma y mi corazón! No tengo amparo sino Tú. Al ama necer no hablo más que en Tu conme mo ración y ala banza. Tu amor me envuel ve y Tu gracia es perfecta. En Ti está mi espe ranza.

Oh Dios, en todo instante dame nueva vida y confiéreme los hálitos del Espíritu Santo en todo momento, a fin de que per manezca constante en Tu amor, alcance gran felicidad, perciba la manifiesta luz y me halle en el es tado de máxima tranquili dad y sumisión.

Verdaderamente, Tú eres el Dador, el Perdonador, el Compasivo.

‘Abdu’l-Bahá
CUALIDADES ESPIRITUALES
¡A

labado sea Tu Nombre, oh Señor, mi Dios! Soy Tu siervo que se ha asido a la cuerda de Tu tierna misericordia y se ha afe rrado al borde de Tu benevolencia. Te suplico por Tu Nombre, mediante el cual Tú has so metido todas las cosas crea das, visibles e invi sibles, y por el cual se ha difundido por toda la creación el hálito que ciertamente es vida, que me fortalezcas con Tu poder, que envuelve los cielos y la tie rra, y me protejas de toda enfer medad y tribulación. Atestiguo que Tú eres el Señor de todos los nombres y Quien ordena todo lo que Te place. No hay otro Dios sino Tú, el Todopoderoso, el Omnisciente, el Sa pientísimo.

Ordena para mí, oh mi Señor, lo que me beneficie en cada mundo de Tus mundos. Provéeme, pues, con lo que Tú has des ti nado para los elegidos entre Tus cria turas, a quie nes ni la denuncia del acusador, ni el clamor del infiel, ni el distanciamiento de aquellos que se han apar tado de Ti les ha impedido volverse hacia Ti.

Tú verdaderamente eres Quien ayuda en el peligro mediante el poder de Tu sobera nía. No hay Dios sino Tú, el Todopodero so, el Más Potente.

Bahá’u’lláh
¡E

l es el Dios que escucha y contesta las oraciones! ¡Por Tu gloria, oh Bienamado! ¡Tú que das luz al mundo! Las llamas de la separación me han consumido y mi rebeldía ha fundi do mi cora zón dentro de mí. Yo Te pido, por Tu Nombre Más Grande, oh Tú, Deseo del mundo y Bien amado de la humanidad, que concedas que la brisa de Tu inspira ción mantenga mi alma; que Tu voz ma ravillosa llegue a mi oído; que mis ojos contemplen Tus signos y Tu luz, re velados en las manifestaciones de Tus nom bres y atributos, oh Tú, en Cuyo poder están todas las cosas.

Tú ves, oh Señor mi Dios, las lágrimas de Tus favorecidos, derramadas a causa de su se paración de Ti, y los temores de aque llos que están dedicados a Ti en su lejanía de Tu Santa Corte. ¡Por Tu poder que rige todas las cosas visibles e invisibles! In cumbe a Tus amados derramar lágrimas de sangre por lo que ha acontecido en la tierra a los fieles a manos de los malvados y opresores. Tú ves, oh mi Dios, cómo los impíos han cercado Tus ciudades y Tus dominios. Te pido, por Tus Mensajeros y por Tus elegidos y por Aquel por Cuyo medio el estandarte de Tu divina unidad ha sido im plantado entre Tus siervos, que los protejas con Tu munificencia. Tú eres verdaderamente el Bondadoso, el Todoge neroso.

Te pido, además, por las dulces lluvias de Tu gracia y las olas del océano de Tu favor, que ordenes para Tus santos aque llo que dé solaz a sus ojos y consuelo a sus corazones. ¡Señor! Tú ves al que se arrodilla anhelando levantarse para servirte; al muerto pidiendo vida eterna del océano de Tu favor y an siando remontar se hacia los cielos de Tu ri queza; al fo rastero anhelando su ho-gar de gloria bajo el dosel de Tu gracia; al buscador apresu rándose por Tu merced hacia la puerta de Tu munificencia; al pecador vol viéndose hacia el océano de clemencia y perdón.

¡Por Tu soberanía, oh Tú que eres glo rificado en los corazones de los hom bres! Me he vuelto hacia Ti abandonan do mi propia vo luntad y deseo, para que Tu santa voluntad y agrado puedan rei nar dentro de mí y diri girme de acuerdo con lo que la pluma de Tu eterno decreto ha destinado para mí. Este siervo, oh Se ñor, aunque impotente, se vuelve hacia el Sol de Tu Poder; aunque humillado, se apre sura hacia la Aurora de Tu Gloria; aun que indigente, anhela el Océano de Tu Gracia. Yo Te imploro por Tu favor y munificencia que no lo abandones.

Tú eres verdaderamente el Todopode roso, el Perdonador, el Compasivo.

Bahá’u’lláh
¡O

h mi Dios, Dios de munificencia y misericordia! Tú eres aquel Rey Cuya pala bra imperativa ha dado la exis tencia a toda la creación; Tú eres aquel Ser Todogeneroso a Quien las acciones de Sus siervos nunca Le han impedido mos trar Su gracia ni han frus trado las revelaciones de Su munificencia.

Te suplico que permitas a este siervo al canzar lo que es la causa de su salva ción en cada mundo de Tus mundos. Tú eres verda deramente el Todopoderoso, el Omnipo tente, el Sapientísimo.

Bahá’u’lláh
T

e imploro, oh mi Dios, por toda la gloria trascendente de Tu nombre, que vistas a Tus amados con la vesti menta de la justicia e ilumines su ser con la luz de la honradez.

Tú eres Quien tiene poder de hacer lo que Le plazca y Quien sostiene en Su puño las riendas de todas las cosas, visi bles e invisi bles.

Bahá’u’lláh
C

rea en mí un corazón puro, oh mi Dios, y renueva una conciencia tran quila dentro de mí, oh mi Esperanza. Por medio del espíritu del poder confírmame en Tu Causa, oh mi Bienamado, y por la luz de Tu gloria revélame Tu sendero, oh Tú, el Objeto de mi deseo. Mediante la fuerza de Tu trascendente poder elévame hasta el cielo de Tu santidad, oh Fuente de mi ser, y por las brisas de Tu eternidad alégrame, oh Tú que eres mi Dios. Haz que Tus eternas melodías me inspiren tranqui lidad, oh mi Compañero, y que las riquezas de Tu anti guo semblante me libren de todo excepto de Ti, oh mi Maestro, y que las nuevas de la re velación de Tu incorruptible Esencia me rego cijen, oh Tú que eres lo más manifiesto de lo manifiesto y lo más oculto de lo oculto.

Bahá’u’lláh
¡O

h mi Señor! Haz de Tu belleza mi alimento y de Tu presencia mi bebi da; de Tu agrado mi esperanza y de Tu alabanza mi acción; de Tu recuerdo mi compañero y del poder de Tu soberanía mi socorro; de Tu morada mi hogar y de mi vivienda la sede que Tú has santificado de las limitaciones impuestas a quienes están separados de Ti como por un velo.

Tú eres verdaderamente el Todopode roso, el Todoglorioso, el Omnipotente.

Bahá’u’lláh
D

e las perfumadas corrientes de Tu eternidad dame de beber, oh mi Dios, y de los frutos del árbol de Tu Ser permí teme gustar, oh mi Esperanza. De los ma nantiales cristalinos de Tu amor déjame beber, oh mi Gloria, y bajo la sombra de Tu eterna providencia permíteme habitar, oh mi Luz. En las prade ras de Tu proximi dad, ante Tu presencia, haz que pueda va gar, oh mi Bienamado, y a la diestra del trono de Tu merced hazme sentar, oh mi Deseo. De las fragantes brisas de Tu ale gría deja que un soplo llegue hasta mí, oh mi Objetivo, y en las alturas del paraíso de Tu realidad permíteme entrar, oh mi Ado rado. Las melodías de la paloma de Tu unidad permíteme escuchar, oh Tú el Res plande ciente, y mediante el espíritu de Tu fuerza y Tu poder vivifícame, oh mi Proveedor. En el espíritu de Tu amor manten me fi rme, oh mi Auxiliador, y en el sende ro de Tu complacencia afirma mis pasos, oh mi Hacedor. En el jardín de Tu inmor tali dad, ante Tu sem blante, permíteme habitar eternamente, oh Tú que eres misericordioso conmigo, y sobre la sede de Tu gloria establéceme, oh Tú que eres mi Po seedor. Hacia el cielo de Tu cari ñosa bon dad elévame, oh mi Vivificador, y hacia el Sol de Tu guía condúceme, oh Tú mi Atraedor. Ante las revelaciones de Tu invi sible espíritu llámame a estar presente, Tú que eres mi Origen y mi Elevadísimo De seo, y hacia la esencia de la fragancia de Tu be lleza, que Tú has de manifestar, hazme vol ver, oh Tú que eres mi Dios.

Potente eres Tú para hacer lo que Te place. Tú eres en verdad el Más Exalta do, el Todoglorioso, el Altísimo.

Bahá’u’lláh
¡E

l es el Bondadoso, el Todogene roso! ¡Oh Dios, mi Dios! Tu llamada me ha atraído y la voz de Tu Pluma de Gloria me ha despertado. El torrente de Tu santa Palabra me ha arrobado y el vino de Tu inspiración me ha extasiado. Tú me ves, oh Señor, des prendido de todo menos de Ti, aferrándome a la cuerda de Tu munificen cia y anhelando las maravillas de Tu gra cia. Te pido, por las olas eternas de Tu amorosa bondad y por las luces brillantes de Tu tierno cuidado y favor, que me confieras aquello que me acerque a Ti y me enriquez ca con Tu riqueza. Mi lengua, mi pluma, todo mi ser atestigua Tu fuerza, Tu poder, Tu gracia y Tu munificencia, que Tú eres Dios y no hay más Dios que Tú, el Fuerte, el Poderoso.

Soy testigo en este momento, oh mi Dios, de mi impotencia y de Tu sobera nía, de mi debilidad y de Tu poder. Yo no sé lo que me beneficia

o lo que me daña; Tú verdadera mente eres el Omnis ciente, el Sapientísimo. Decreta para mí, oh Señor, mi Dios y mi Maestro, aquello que haga que me sienta conforme con Tu eterno decreto y que pros pere en cada uno de Tus mundos. Tú eres en verdad el Bondadoso, el Generoso.

¡Señor! No me apartes del océano de Tu ri queza y del cielo de Tu misericordia. Y ordena para mí el bien de este mundo y del venidero. Verdaderamente Tú eres el Señor de la sede de misericordia entronizado en las alturas. No hay más Dios que Tú, elÚnico, el Omnis ciente, el Sapientísimo.

Bahá’u’lláh
ᄀG

lorificado seas Tú, oh Señor, mi Dios! Te doy gracias porque me has dado la existencia en Tus días y me has infundido Tu amor y Tu conocimiento. Te imploro por Tu Nombre, mediante el cual las bellas perlas de Tu sabiduría y Tus palabras fue ron sacadas del tesoro de los corazones de aquellos siervos Tuyos que se encuentran próximos a Ti, y por medio del cual el Sol de Tu Nombre, el Com pasivo, ha derramado su refulgencia sobre to dos los que están en Tu cielo y en Tu tierra, que me proveas, por Tu gracia y Tu generosi dad, con Tus maravillosas y ocultas dádivas.

Estos son los primeros días de mi vida, oh mi Dios, que Tú has vinculado a Tus propios días. Ya que me has conferido tan gran honor, no me prives de las cosas que has ordenado para Tus elegidos.

¡Oh mi Dios! No soy más que una pe queña semilla que Tú has sembrado en el suelo de Tu amor y has hecho brotar por la mano de Tu bon-dad. Por tanto, esta se milla anhela, en su más íntimo ser, las aguas de Tu merced y de la fuente viva de Tu gracia. Haz descender sobre ella, des-de el cielo de Tu amorosa bondad, aquello que le permita flo recer bajo Tu sombra y en los confines de Tu corte. Tú eres quien riega los corazones de todos los que Te han reconocido, con Tu cau dalosa co rriente y con la fuente de Tus aguas vivas.

¡Alabado sea Dios, Señor de los mundos!
Bahá’u’lláh
C

oncédeme, oh mi Dios, con plenitud Tu amor y Tu complacencia, y ex tasía nuestros corazones mediante las atracciones de Tu luz resplandeciente, oh Tú que eres la Evidencia Suprema y el Más Glorificado. Envíame, como signo de Tu gracia, Tus bri sas vivificadoras, durante el día y la noche, oh Señor de munificencia.

Nada he hecho, oh mi Dios, que me haga merecedor de contemplar Tu faz, y cierta mente sé que aunque viviera tanto como perdure el mundo no lograría reali zar acción alguna como para merecer tal favor, pues la posición de un siervo jamás le permitirá ac ceder a Tus sagrados re cintos, a menos que me alcanzara Tu generosidad, penetrara en mí Tu tierna misericordia y me circundara Tu amorosa bondad.

Toda alabanza sea para Ti, oh Tú, fuera de Quien no existe otro Dios. Per míteme bondadosamente ascender hacia Ti, obtener el honor de habitar en Tu cercanía y tener comunión sólo contigo. No hay Dios salvo Tú.

En verdad, si Tú desearas otorgar Tu ben dición a un siervo, eliminarías del reino de su corazón toda mención o incli nación excepto la mención de Ti mismo; y si orde naras el mal para un siervo por lo que sus manos injusta mente han hecho ante Tu ros tro, Tú lo proba rías con los bienes de este mundo y del veni dero de manera tal que fuera absorbido por ellos y olvidara recordarte.

El Báb
¡O

h Tú, Proveedor! Tú has exhalado sobre los amigos de Occidente la dulce fragancia del Espíritu Santo, y con la luz de la guía divina has iluminado el cielo occidental. Has hecho que quienes otrora se hallaban alejados se acerquen a Ti; Tú has convertido a los ex traños en amigos amorosos; Tú has desper tado a aquellos que dormían; Tú has hecho cons cientes a los desatentos.

¡Oh Tú, Proveedor! Ayuda a estos no bles amigos a obtener Tu beneplácito, y hazles bienquerientes de extraños y amigos por igual. Condúcelos al mundo que perdu ra por siem pre, concédeles una porción de gracia celestial; haz que sean verdaderos bahá’ís, sincera mente de Dios; guárdalos de las apariencias, y establécelos firme mente en la verdad. Hazlos signos y seña les del Reino, estrellas luminosas de los horizontes de este mundo inferior. Haz que sean un consuelo y un solaz para el mundo de la humanidad y siervos para la paz del mundo. Anímalos con el vino de Tu con sejo, y concede que todos puedan hollar el sendero de Tus mandamientos.

¡Oh Tú, Proveedor! El más caro deseo de este siervo de Tu Umbral es contemplar a los amigos de Oriente y Occidente en es trecho abrazo; ver a todos los miembros de la socie dad humana amorosamente con gregados en una única gran asamblea, como si fueran gotas de agua reunidas en un grandioso mar; con templar a todos como si fueran pájaros en un mismo jardín de rosas, como perlas de un mismo océano, como hojas de un mismo ár bol, como ra yos de un mismo sol.

Tú eres el Fuerte, el Poderoso, y Tú eres el Dios de fuerza, el Omnipotente, Quien todo lo ve.

‘Abdu’l-Bahá
ᄀE

l es Dios! ¡Oh Dios, mi Dios! Estos son Tus siervos atraídos en Tus días por los aromas de Tu santidad, encendidos por la llama que arde en Tu árbol sagrado, que respon den a Tu voz, pronuncian Tu alabanza, son despertados por Tu brisa, conmovidos por Tus dulces fragan cias, contemplan Tus signos, comprenden Tus versos, escuchan Tus palabras, creen en Tu Revelación y están seguros de Tu amorosa bondad. Sus ojos, oh Señor, están fijos en Tu reino de gloria refulgente y sus rostros están vueltos hacia Tu dominio de lo alto, sus cora zones laten con el amor de Tu radiante y glo riosa belleza, sus almas están

consumidas por la llama de Tu amor, oh Señor de este mundo y del mundo venidero; sus vidas están hir viendo con el ardor de su anhelo por Ti, y por Ti han derramado sus lágrimas.

Ampáralos en la fortaleza de Tu protec ción y seguridad; presérvalos con Tu vigi lante cui-dado; míralos con los ojos de Tu providencia y Tu misericordia y haz de ellos signos de Tu divina unidad que estén manifiestos en todas las regiones, estan dartes de Tu poder que on deen sobre Tus mansiones de grandeza, can diles brillantes que ardan con el aceite de Tu sabiduría en las lámparas de Tu guía, pájaros del jardín de Tu conocimiento que gorjeen en las más altas ramas de Tu paraíso protector y gi gantes del océano de Tu munificencia que se sumerjan por Tu suprema misericordia en las insondables profundidades.

¡Oh Señor, mi Dios! Estos siervos Tu yos son humildes; enaltécelos en Tu reino de lo alto; son débiles, fortalécelos con Tu poder su premo; están humillados, concé deles Tu gloria en Tu más alto reino; son pobres, enriquécelos en Tu gran dominio. Ordena, pues, para ellos todo el bien que Tú has destinado en Tus mundos visibles e invisibles, hazlos prosperar en este mundo inferior, alegra sus corazones con Tu inspi ración, oh Señor de todos los se res. Ilumina sus corazones con Tus gozosas nuevas di fundidas desde Tu posición todoglo riosa, haz firmes sus pasos en Tu Alianza Ma yor y fortalece sus espaldas en Tu firme Tes tamento, por Tu munifi cencia y por la gra cia que nos has prometido, oh Tú el Clemente y el Misericordioso. Tú eres en verdad el Cle mente, el Munífico.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Dios, mi Dios! Estos son Tus dé biles siervos; ellos son Tus esclavos leales y Tus siervas, que se han inclinado ante Tu exaltada Expresión, se han humi llado ante Tu Umbral de luz y han dado testimonio de Tu unicidad, mediante la cual se ha hecho brillar al Sol con esplen dor cenital. Ellos han escu chado el llamamiento que Tú elevaste desde Tu Reino oculto y han respondido a Tu lla mada con sus corazones palpitando de amor y arro bamiento.

Oh Señor, derrama sobre ellos todas las efusiones de Tu misericordia, haz llover sobre ellos todas las aguas de Tu gracia. Haz que crezcan como hermosas plantas en el jardín del cielo y, mediante las nubes lle nas y rebosantes de Tus dádivas y los pro fundos remansos de Tu abundante gracia, haz que este jardín florezca, y mantenlo siempre verde y brillante, siempre fresco, reluciente y hermoso.

Tú eres verdaderamente el Poderoso, el Exaltado, el Potente, Aquel que en los cielos y en la tierra es el único que per manece in mutable. No existe otro Dios sino Tú, el Se ñor de las señales y los signos manifiestos.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h mi Dios, oh mi Dios! Gloria a Ti por cuanto me has confirmado para reconocer Tu unicidad, me has atraído hacia la palabra de Tu singularidad, me has encendido con el fuego de Tu amor y has he cho que me ocupe de Tu mención y del servicio a Tus amigos y siervas.

Oh Señor, ayúdame a ser sumiso y humilde y fortaléceme para que pueda des ligarme de todas las cosas y asirme al borde de la vestidura de Tu gloria, para que mi co razón se llene con Tu amor y no haya lugar para el amor al mundo y el ape-go a sus cua lidades.

¡Oh Dios! Santifícame de todo menos de Ti, purifícame de la escoria de peca dos y transgresiones, y haz que posea un corazón y una conciencia espirituales.

Verdaderamente Tú eres misericordioso y verdaderamente Tú eres el Más Generoso, Cuya ayuda buscan todos los hombres.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Dios! Refresca y alegra mi espí ritu. Purifica mi corazón. Ilumina mis poderes. Dejo todos mis asuntos en Tus manos. Tú eres mi Guía y mi Refugio. Ya no estaré triste ni afligido; seré un ser feliz y alegre. ¡Oh Dios! Ya no estaré lleno de ansiedad, ni dejaré que las aflicciones me atormenten, ni persistiré en las cosas desagradables de la vida.

¡Oh Dios! Tú eres más amigo mío que yo lo soy de mí mismo. A Ti me consa gro, oh Señor.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h mi Dios, oh mi Dios! Este Tu siervo ha avanzado hacia Ti, vaga apasionado por el desierto de Tu amor, camina por el sendero de Tu servicio, cuen ta con Tus favores, espera Tu munificencia, confía en Tu reino y se ha embriagado con el vino de Tu dádiva. ¡Oh mi Dios! Au menta el fervor de su cariño hacia Ti, la constancia en su alabanza de Ti y el ardor de su amor por Ti.

Verdaderamente Tú eres el más Gene roso, el Señor de gracia abundante. No hay otro Dios más que Tú, el Perdona dor, el Mi sericordioso.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h mi Señor! ¡Oh mi Señor! Esta es una lámpara encendida con el fuego de Tu amor, que arde con la llama prendida en el árbol de Tu misericordia. ¡Oh mi Señor! Aviva su luz, su calor y su llama con el fuego que arde en el Sinaí de Tu Manifesta ción. Verdaderamente Tú eres el Confirma dor, el Auxiliador, el Poderoso, el Generoso, el Amoroso.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Señor, mi Dios y mi Refugio en la aflicción! ¡Mi Escudo y mi Amparo en mis desgracias! ¡Mi Asilo y Protección en tiempo de necesidad, y en la soledad mi Compañero! ¡En mi angustia mi Consuelo y en mi desamparo un Amigo cariñoso! ¡Quien elimina el dolor de mis tristezas y Quien perdona mis peca dos!

Hacia Ti me vuelvo por completo, im plorándote fervientemente con todo mi cora zón, mi mente y mi lengua, que me protejas de todo aquello que es contrario a Tu vo luntad en este ciclo de Tu divina unidad, y que me purifi ques de toda co rrupción que me impida buscar, limpio e inmaculado, la sombra del árbol de Tu gracia.

Oh Señor, ten piedad del débil, sana al enfermo y apaga la sed que abrasa.

Alegra el pecho donde arde vacilante el fuego de Tu amor y avívalo con la llama de Tu espíritu y amor celestial.

Adorna los tabernáculos de la unidad di vina con la vestidura de la santidad y pon sobre mi cabeza la corona de Tu favor.

Ilumina mi rostro con el resplandor del astro de Tu generosidad y ayúdame bon da dosamente a servir ante Tu sagrado umbral.

Haz que mi corazón rebose de amor por Tus criaturas y permite que pueda conver tirme en el signo de Tu misericordia, en el símbolo de Tu gracia, en el promovedor de concordia entre Tus amados, consagrado a Ti, conmemorán dote y olvidándome de mí mismo pero siempre atento a lo que es Tuyo.

¡Oh Dios, mi Dios! No alejes de mí los suaves vientos de Tu perdón y de Tu gra cia y no me prives de los manantiales de Tu ayuda y Tu favor.

A la sombra de Tus alas protectoras permíteme cobijarme y fija en mí la mi rada de Tu ojo que todo lo protege.

Desata mi lengua para que alabe Tu Nombre en medio de Tu pueblo, para que mi voz pueda elevarse en grandes asam bleas y mane de mis labios el to rrente de Tu alabanza.

Tú eres verdaderamente el Benévolo, el Glorificado, el Poderoso, el Omnipo tente.

‘Abdu’l-Bahá
ᄀO

h Dios, mi Dios! Este es Tu siervo radiante, Tu cautivo espiritual, que se ha acercado a Ti y se ha aproximado a Tu presen cia. Ha vuelto su rostro hacia Ti, reconociendo Tu unicidad y confesando Tu singularidad, y ha hecho llamamientos en Tu nombre entre las naciones y ha condu cido a las gentes hacia las aguas fluyentes de Tu misericordia. ¡Oh Tú, generosísimo Señor! A quienes lo han pe dido él les ha dado de beber del cáliz de guía que rebosa con el vino de Tu gracia inmensu rable.

Oh Señor, ayúdale en todas las condi cio nes, hazle conocer Tus bien guarda dos mis terios y derrama sobre él Tus perlas ocultas. Haz de él una enseña que ondea en lo más alto de los castillos a los vientos de Tu soco rro celestial; haz de él un manantial de aguas cristalinas.

¡Oh mi Señor perdonador! Enciende los corazones con los rayos de una lámpara que los vierte por doquier, revelando las realidades de todas las cosas a aquellos de entre Tu pueblo a quienes Tú has favoreci do generosamente.

¡En verdad Tú eres el Poderoso, el Po tente, el Protector, el Fuerte, el Bené fico! ¡En verdad Tú eres el Señor de to das las miseri cordias!

‘Abdu’l-Bahá
CURACIÓN
¡A

labado seas Tú, oh Señor mi Dios! Te imploro por Tu Nombre Más Grande, por el cual conmoviste a Tus siervos y construiste Tus ciudades, y por Tus muy excelentes títulos y por Tus muy augustos atributos, que ayudes a Tu pueblo a volverse hacia Tus múltiples gene rosidades y a dirigir sus rostros hacia el Tabernáculo de Tu sabiduría. Cura las enfermedades que han atacado a las al mas por todas partes y les han impedido dirigir su mirada hacia el Paraíso que se encuentra al abrigo de Tu Nombre pro tector, que Tú ordenaste que fuera el Rey de todos los nombres para todos los que están en el cielo y todos los que están en la tierra. Potente eres Tú para hacer como Te plazca. En Tus manos está el imperio de todos los nombres. No hay más Dios que Tú, el Poderoso, el Sabio.

No soy más que una pobre criatura, oh mi Señor; me he asido al borde de Tus riquezas.

Estoy muy enfermo; me he afe rrado a la cuerda de Tu curación. Líbra me de los males que me han circundado; lávame enteramente con las aguas de Tu gracia y Tu misericordia, y atavíame con la vestidura de lo saludable, mediante Tu perdón y Tu munificencia. Fija, pues, mis ojos en Ti y líbrame de todo apego a cualquier otra cosa que no seas Tú. Ayú dame a hacer lo que Tú deseas y a reali zar lo que es de Tu agrado.

Tú eres verdaderamente el Señor de esta vida y de la venidera. Tú eres en verdad Quien siempre perdona, el Más Misericordioso.

Bahá’u’lláh
ᄀG

loria sea a Ti, oh Señor mi Dios! Te imploro por Tu Nombre, por medio del cual izaste las enseñas de Tu guía, de rramaste el resplandor de Tu amo rosa bondad y revelaste la soberanía de Tu Se ñorío; por el cual la lámpara de Tus nom bres ha aparecido en la hornacina de Tus atributos y Aquel que es el Tabernáculo de Tu unidad y la Manifestación del des prendimiento ha resplandecido; por el cual se han dado a conocer los caminos de Tu guía y se han señalado los senderos de Tu complacencia; por medio del cual se han estremecido los cimientos del error y los signos de la perversidad han sido aboli dos; por el cual brotaron las fuentes de la sabiduría y la mesa celestial fue en viada; por el cual preservaste a Tus sier vos y conferiste Tu curación; por me dio del cual Tú manifestaste Tus tiernas mercedes a Tus siervos y revelaste Tu miseri cordia entre Tus criaturas; Te im ploro que man tengas a salvo a quien ha permaneci do firme y ha vuelto a Ti, se ha aferrado a Tu misericordia y se ha asido al borde de Tu amorosa providencia. En víale, pues, Tu curación, sánalo y dótale de una cons tan cia otorgada por Ti y una tranquilidad conferida por Tu majestad.

Tú eres verdaderamente el Sanador, el Preservador, Quien ayuda, el Todopode roso, el Potente, el Todoglorioso, el Om nisciente.

Bahá’u’lláh
ᄀO

h Dios, mi Dios! Yo Te pido por el océano de Tu curación, por los es plendores del Sol de Tu gracia y por Tu Nombre, por medio del cual sometiste a Tus siervos, por el poder penetrante de Tu muy exaltada Palabra y la potencia de Tu muy augusta Pluma, y por Tu miseri cordia, que ha precedido a la creación de todos los que están en el cielo y en la tie rra, que me purifiques con las aguas de Tu generosidad de toda aflicción y dolen cia y de toda debilidad y flaqueza.

Tú ves, oh mi Señor, a Tu suplicante esperando a la puerta de Tu munificencia y a aquel que ha puesto sus esperanzas en Ti aferrándose a la cuerda de Tu genero sidad. Te suplico no le niegues aquello que solicita del océano de Tu gracia y del Sol de Tu amorosa bondad.

Poderoso eres Tú para hacer lo que Te place. No hay otro Dios sino Tú, Quien siempre perdona, el Más Generoso.

Bahá’u’lláh
T

u nombre es mi curación, oh mi Dios, y el recuerdo de Ti es mi remedio. La proximidad a Ti es mi esperanza y el amor por Ti es mi compañero. Tu misericordia hacia mí es mi curación y mi socorro, tanto en este mundo como en el venidero.

Tú verdaderamente eres el Todogene roso, el Omnisciente, el Sapientísimo.

Bahá’u’lláh
T

ú eres Aquel, ¡oh mi Dios!, por Cuyo Nombre se curan los enfermos, se restablecen los desvalidos y los sedientos reciben bebida; los angustiados, tranquili dad; los extraviados, guía; los humillados, exaltación; los pobres, riqueza; los ig norantes, luz; los melancólicos, iluminación; los tristes, alegría; los fríos reciben calor y los oprimidos son liberados. Por Tu Nombre, oh Dios, se movieron todas las cosas creadas y se extendieron los cielos, la tierra fue restablecida y las nu bes fueron hechas para traer lluvia a la tierra. Esto es en verdad una prueba de Tu gracia para con todas Tus criaturas.

Te imploro, pues, por Tu nombre me diante el cual manifestaste Tu Deidad y exaltaste Tu Causa por encima de toda la creación, y por cada uno de Tus muy ex celentes títulos y muy augustos atributos, y por todas las virtudes con que se ensal za a Tu trascendente y exaltadísimo Ser, que hagas descender esta noche de las nubes de Tu misericordia las lluvias de Tu curación sobre este lactante, a quien has relacionado con Tu gloriosísimo Ser en el reino de Tu creación. Atavíale, en tonces, oh mi Dios, por Tu gracia, con el manto del bienestar y la salud, y proté gele, oh mi Amado, de toda aflicción y dolencia y de todo lo que te sea detesta ble. Tu poder, en verdad, es suficiente para todo. Tú, en verdad, eres el Más Potente, Quien subsiste por Sí mismo. Además, haz descender sobre él, oh mi Dios, el bien de este mundo y del venide ro, y el bien de la generación anterior y reciente. Tu poder y Tu sabiduría son, en verdad, suficientes para ello.

Bahá’u’lláh
MUJERES
ᄀG

loria sea a Ti, oh Señor mi Dios! Te ruego por Tu Nombre, mediante el cual Aquel que es Tu Belleza ha sido esta blecido en el trono de Tu Causa, y por Tu Nombre (por medio del cual Tú cambias todas las cosas, reúnes todas las cosas, pi des cuentas a todas las cosas, premias a to das las cosas, preservas todas las cosas y sustentas todas las cosas), Te ruego que guardes a esta sierva que ha huido a refu giarse en Ti, ha buscado la protección de Aquel en Quien Tú mismo estás manifiesto y ha puesto toda su fe y confianza en Ti.

Ella está enferma, oh mi Dios, y se ha puestoa la sombra del Árbol de Tu cura ción; está afligida y ha huido hacia la Ciudad de Tu protección; está doliente y ha buscado el Manantial de Tus favores; está abatida y se ha apresurado hacia la fuente de Tu tranquilidad; está cargada de pecados y ha dirigido su rostro hacia la corte de Tu misericordia.

Atavíala, por Tu soberanía y Tu amoro sa bon-dad, oh mi Dios y mi Amado, con la vestidura de Tu bálsamo y Tu curación, y dale a beber del cáliz de Tu misericordia y Tus favores. Protégela, además, de toda aflicción y dolencia, de todo dolor y enfer medad y de todo lo que Te sea detestable.

Tú, en verdad, estás inmensamente exaltado por encima de todo lo que no seas Tú mismo. Tú eres verdaderamente el Sa nador, el que es suficiente para todo, el Pre servador, Quien siempre perdona, el Más Misericordioso.

Bahá’u’lláh
E

l es el Sanador, el que basta, el Auxi liador, el que todo lo perdona, el To domisericordioso. ¡Yo Te invoco a Ti, oh Exaltado, oh Fiel, oh Glorioso! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Soberano, oh Generador, oh Juez! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Incomparable, oh Eterno, oh Único! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh el Más Alabado, oh Santo, oh Auxiliador! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Omnisciente, oh el Más Sabio, oh el Más Grande! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Clemente, oh Majestuoso, oh Ordenador! ¡Tú eres el su ficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Bienamado, Apreciado, oh Extasiado! ¡Tú eres el su ficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, el Más Poderoso oh Poderosísimo, oh Sustentador, oh Po tente! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Gobernante, oh Subsistente, oh Omnisciente! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que per-dura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Espíritu, oh Luz, oh Tú el Más Manifiesto! ¡Tú eres el su fi ciente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdu rable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Tú, el Frecuen tado por todos, oh Tú, el Conocido de to dos, oh Tú, el Escondido de todos! ¡Tú eres el sufi ciente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Oculto, oh Triunfante, oh Donador! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Todopoderoso, oh Auxiliador, oh Encubridor! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Modelador, oh Tú, el que satisface, oh Desarraigador! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdu rable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Tú, el que le vanta, oh Tú, el que reúne, oh Tú, el que exalta! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Perfecciona dor, oh Tú, que no tienes trabas, oh Mu nífico! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que per-dura, oh Tú el Perdu rable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Benéfico, oh, Tú, el que Retiene, el Creador! ¡Tú eres el su fi ciente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh el Más Sublime, oh Bello, oh Dadivoso! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Justo, oh Bon dadoso, oh Generoso! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Tú, el que se Impone a Todo, oh Tú, el que siempre permanece, oh Tú, el Más Conocedor! ¡Tú eres el sufi ciente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdu rable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Magnífico, oh Antiguo de los Días, oh Magnánimo! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdu rable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Tú, el Bien Guardado, oh Señor de Júbilo, oh De seado! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Tú, Bondadoso con todos, oh Tú, Compasivo con todos, oh Tú, el Más Benevolente! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Refugio para todos, oh Abrigo para todos, oh Preser vador de Todo! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Auxiliador de todos, oh Invocado por todos, oh Vivificador! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Desplegador, oh Asolador, oh Clementísimo! ¡Tú eres el su ficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdu rable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Tú, mi Alma, oh Tú, mi Bienamado, oh Tú, mi Fe! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdu rable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Saciador de Sed, oh el Señor Trascendente, oh el Más Precioso! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Recuerdo Más Grande, oh Nombre Más Noble, oh Sen dero Más Antiguo! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Más Loado, oh Más Santo, oh el Santificado! ¡Tú eres el su ficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Tú el que Desa ta, oh Consejero, oh Liberador! ¡Tú eres el su ficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Amigo, oh Médico, oh Cautivador! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Gloria, oh Be lleza, oh Munífico! ¡Tú eres el suficien te, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, el Más Leal, el Me jor Amante, el Señor de la Alborada! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdu rable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Tú, el que en ciende, oh Tú, el que da brillo, oh Tú, el que provoca delicias! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Señor de Munificencia, oh Tú, el Más Compasivo, oh Tú, el Más Misericordioso! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Constante, oh Tú, que das la vida, oh Fuente de todo ser! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Tú, que pene tras todas las cosas, oh Tú, Dios que todo lo ves, oh Tú, Señor de la Expresión! ¡Tú eres el sufi ciente, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Manifiesto y sin embargo Oculto, oh Invisible y sin embar go Renombrado, oh Observador buscado por todos! ¡Tú eres el suficiente, Tú eres el que cura, Tú eres el que per-dura, oh Tú el Perdurable!

¡Yo Te invoco a Ti, oh Tú que das muerte a los amantes, oh Dios de Gracia para los Malvados! ¡Tú eres el suficien te, Tú eres el que cura, Tú eres el que perdura, oh Tú el Perdurable!

¡Oh Tú, que bastas, yo Te invoco a Ti, oh Tú que bastas!

¡Oh Sanador, yo Te invoco a Ti, oh Sanador!

¡Oh Tú que permaneces, yo Te invoco a Ti que permaneces!

¡Tú, el que perduras por siempre, oh Tú el Perdurable!

¡Santificado seas Tú, oh mi Dios! Yo Te imploro por Tu Generosidad –por me dio de la cual los portales de Tu Munificencia y Tu Gracia se abrieron de par en par–, mediante la cual el Templo de Tu Santidad fue establecido sobre el trono de la eternidad; por Tu Misericordia, por me dio de la cual Tú invitaste a todas las cosas creadas a la mesa de Tus dones y Tus dá divas; y por Tu Gracia, por medio de la cual Tú respondiste en Tu propio Ser con Tu palabra «¡Sí!», en nombre de todos los que están en el cielo y en la tierra, en la hora en que Tu soberanía y Tu grandeza quedaron reveladas, en la alborada en que el poder de Tu Dominio se manifestó. Y nuevamente yo Te imploro por estos her mosísimos nombres, por estos nobilísimos y muy sublimes atributos, por Tu Más Exaltado Recuerdo, por Tu Belleza pura e inmaculada, por Tu Luz oculta en el pabellón más oculto, por Tu Nombre, ataviado con el manto de la aflicción cada mañana y cada atardecer, que protejas al portador de esta bendita Tabla, y a quien la recite, a quien la encuentre y a quien circule por los alrededores de la casa en que esté. Sana Tú, pues, mediante ella a todos los enfer mos, dolientes y pobres de toda tribulación

o pesar, de toda aflicción y tristeza aborre cibles y dolor, y guía mediante ella a cual quiera que desee entrar en los senderos de Tu guía y en los caminos de Tu misericordia y de Tu gracia.

Tú eres en verdad el Poderoso, el Todosuficiente, el Sanador, el Protector, el Donador, el Compasivo, el Todogeneroso, el Todomisericordioso.

Bahá’u’lláh
DESPRENDIMIENTO
¡A

labado sea Tu Nombre, oh mi Dios! Te imploro por las fragan cias de la Vestidura de Tu gracia, que por Tu mandato y en conformidad con Tu de seo fueron difundidas por toda la crea ción, y por el Sol de Tu voluntad, que ha resplandecido mediante la fuerza de Tu poder y soberanía sobre el horizonte de Tu misericordia, que borres de mi cora zón toda ociosa fantasía y vana imagina ción, para que con todo mi afecto me vuelva hacia Ti, oh Tú, Señor de toda la humanidad.

Soy Tu siervo y el hijo de Tu siervo, oh mi Dios. Me he aferrado al asidero de Tu Gracia y me he asido a la cuerda de Tu tierna misericordia. Ordena para mí las co sas buenas que son propias de Ti y ali méntame de la Mesa que Tú enviaste desde las nubes de Tu bondad y desde el cielo de Tu favor.

Tú eres en verdad el Señor de los mun dos y el Dios de todos los que están en el cielo y de todos los que están en la tierra.

Bahá’u’lláh
¡G

lorificado seas Tú, oh mi Dios! Te doy gracias por haberme hecho co nocer a Aquel que es la Aurora de Tu misericordia, el Alba de Tu gracia y el Re ceptáculo de Tu Causa. Te imploro por Tu Nombre, por el cual los rostros de quienes están cerca de Ti han palidecido y los cora zones de aquellos que están consagrados a Ti han emprendido su vuelo hacia Ti, que me permitas asirme a Tu cuerda en todo tiempo y en toda condición, estar libre de todo apego a cualquiera fuera de Ti y pueda mantener mis ojos dirigidos hacia el horizonte de Tu Revelación y cumplir lo que Tú me has prescrito en Tus Tablas.

Atavía, oh mi Señor, mi ser interior y exterior con la vestidura de Tus favores y Tu cariñosa bondad. Protégeme, pues, de todo lo que Te sea detestable y ayúda nos bondadosamente a mí y a mis pa rientes a obedecerte y a eludir todo lo que pueda hacer surgir en mí un deseo malo y co rrupto.

Tú verdaderamente eres el Señor de toda la humanidad y el Poseedor de este mundo y del venidero. No hay Dios sino Tú, el Omnisciente, el Sapientísimo.

Bahá’u’lláh
M

uchos corazones yertos, oh mi Dios, se han encendido con el fuego de Tu Causa y muchos que estaban dormidos han sido despertados por la dulzura de Tu voz. ¡Cuántos son los extraños que han buscado abrigo a la sombra del árbol de Tu unicidad y cuán numerosos son los sedientos que han anhelado en Tus días la fuente de Tus aguas vivas!

Bendito es aquel que se ha dirigido hacia Ti y se ha apresurado a alcanzar la Aurora de las luces de Tu semblante. Bendito es aquel que con todo su afecto se ha vuelto hacia el Alba de Tu Revelación y el Manantial de Tu inspiración. Bendito es aquel que ha gastado en Tu sendero lo que Tú le conferiste por Tu ge nerosidad y favor. Bendito es aquel que en su gran anhelo por Ti ha desechado todo menos a Ti. Bendito es aquel que ha gozado de comunión íntima contigo y se ha desligado de todo apego a otro que no seas Tú.

Yo Te imploro, oh mi Señor, por Aquel que es Tu Nombre, que se ha elevado sobre el horizonte de Su prisión mediante la fuerza de Tu soberanía y Tu poder, que ordenes para cada cual aquello que es digno de Ti y corresponde a Tu exaltación.

En verdad, Tu poder es igual sobre to das las cosas.

Bahá’u’lláh
N

o sé, oh mi Dios, qué fuego es el que Tú encendiste en Tu dominio. La tierra no podrá nunca nublar su resplan dor ni el agua apagar su llama. Todos los pueblos del mundo son impotentes para resistir su fuerza. Grande es la bendición de quien se ha acercado a él y ha oído su fragor.

A algunos, oh mi Dios, les permitiste que se aproximaran a él mediante Tu gra cia fortalecedora; en tanto que a otros los retuviste en razón de lo que sus manos han hecho en Tus días. Quienquiera que se haya apresurado y llegado a él, ha en tregado su vida en Tu sendero en su afán por contemplar Tu belleza y ha ascendido a Ti enteramente desprendido de todo ex cepto de Ti.

Te imploro, oh mi Señor, por este Fuego que ruge llameante en el mundo de la crea ción, que desgarres los velos que me han impedido presentarme ante el trono de Tu Majestad y permanecer a la entrada de Tu puerta. Ordena para mí, oh mi Señor, todo lo bueno que Tú has enviado en Tu Libro y no me permitas estar lejos del amparo de Tu Misericordia.

Potente eres para hacer lo que Te place. Tú eres verdaderamente el Omni potente, el Más Generoso.

Bahá’u’lláh
Y

o Te imploro ¡oh mi Señor! por Tu nombre, cuyos resplandores han circundado la tierra y los cielos, que me ayu des de modo tal que renuncie a mi volun tad por aquello que Tú has decretado en Tus Tablas y deje de hallar dentro de mí cualquier deseo, excepto aquello que Tú deseas, por medio del poder de Tu sobera nía, y otra voluntad salvo aquella que Tú has destinado para mí por Tu voluntad.

Bahá’u’lláh
P

ermíteme, oh mi Dios, acercarme a Ti y habitar dentro de los recintos de Tu corte, porque el alejamiento de Ti casi me ha consumido. Haz que repose bajo la sombra de las alas de Tu gracia, porque la llama de mi separación de Ti ha fundi do mi corazón dentro de mí. Acércame al río que es en verdad la vida, porque mi alma se consume de sed en su incesante búsqueda de Ti. Mis suspiros, oh mi Dios, proclaman la amargura de mi an gustia y las lágrimas que derramo atestiguan mi amor a Ti.

Te imploro, por la alabanza con que Te alabas a Ti mismo y la gloria con que glorificas Tu pro-pia Esencia, que nos permitas ser contados entre aquellos que Te han reconocido y han confesado Tu soberanía en Tus días. Ayúdanos enton ces, oh mi Dios, a beber de los dedos de la misericordia las aguas vivas de Tu amorosa bondad, para que podamos olvi darnos completamente de todo excepto de Ti y estar ocupados sólo contigo. Poderoso eres Tú para hacer lo que deseas. No hay Dios sino Tú, el Poderoso, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.

¡Glorificado sea Tu Nombre, oh Tú que eres el Rey de todos los Reyes!

Bahá’u’lláh
¡O

h, Señor! A Ti acudo en busca de amparo, y hacia todos Tus signos vuelvo mi corazón. ¡Oh, Señor! Ya esté de viaje o en mi hogar, en mis ocupaciones o en mi trabajo, en Ti deposito toda mi confianza.

Concédeme, pues, Tu ayuda sufi ciente para hacerme independiente de todas las cosas, ¡oh Tú, a Quien nadie supera en Tu misericordia!

Otórgame mi parte, oh Señor, según Tu voluntad, y haz que me sienta satisfe cho con lo que quiera que Tú hayas orde nado para mí.

Tuya es la autoridad absoluta para ordenar.
El Báb
E

n el Nombre de Tu Señor, el Creador, el Soberano, el Suficiente, el Más Exal tado, Aquel Cuya ayuda todos los hombres imploran.

Di: ¡Oh mi Dios! ¡Oh Tú que eres el Hacedor de los cielos y de la tierra, oh Señor del Reino! Tú bien conoces los se cretos de mi corazón, mientras que Tu Ser es inescrutable para todos salvo para Ti mismo. Tú ves todo lo que es de mí, mientras nadie más puede hacer esto salvo Tú. Concédeme, mediante Tu gra cia, aquello que me permita prescindir de todo excepto de Ti y destina para mí aquello que me haga independiente de todos salvo de Ti. Permíteme que pueda cosechar el beneficio de mi vida en este mundo y en el venidero. Abre ante mí las puertas de Tu gracia y confiéreme bon dadosamente Tu tierna misericordia y Tus dádivas.

¡Oh Tú que eres el Señor de gracia abundante! Deja que Tu ayuda celestial rodee a quienes Te aman y otórganos los dones y mercedes que Tú posees. Sé Tú suficiente para nosotros en todas las co sas, perdona nuestros pecados y ten pie dad de nosotros. Tú eres nuestro Señor y el Señor de todas las cosas creadas. A nadie más invocamos salvo a Ti y nada suplicamos salvo Tus favores. Tú eres el Señor de munifi cencia y gracia, invenci ble en Tu poder y el más hábil en Tus de signios. No hay Dios sino Tú, Quien todo lo posee, el Más Exaltado.

Otorga Tus bendiciones, oh mi Señor, a los Mensajeros, los santos y los justos. Tú, en verdad, eres Dios, el Incompara ble, el Imponente.

El Báb
¡O

h Dios, mi Dios! ¡Tú eres mi Espe ranza y mi Bienamado, mi más elevado Propósito y mi Deseo! Con gran humildad y entera devoción Te suplico que me hagas un minarete de Tu amor en Tu tierra, una lámpara de Tu conocimiento entre Tus criaturas y un estandarte de di vina generosidad en Tu dominio.

Cuéntame entre aquellos siervos Tu yos que se han desprendido de todo me nos de Ti, se han santificado de todas las cosas pa sajeras de este mundo y se han librado de las insinuaciones de los propa gadores de ociosas fantasías.

Haz que mi corazón se dilate de gozo con el espíritu de confi rmación de Tu reino e ilumina mis ojos al contemplar las huestes del auxilio divino descendiendo una tras otra sobre mí desde el reino de Tu omnipotente gloria.

Tú eres en verdad el Todopoderoso, el Todoglorioso, el Omnipotente.

‘Abdu’l-Bahá
ᄀO

h Dios, mi Dios! Lléname la copa del desprendimiento de todas las cosas y regocíjame con el vino del amor a Ti en la asamblea de Tus esplendores y Tus dádivas. Líbrame de los asaltos de la pasión y del deseo, arranca de mí los gri lletes de este mundo inferior, atráeme con arrobamiento a Tu reino celestial y vivifícame entre Tus siervas con los hálitos de Tu santidad.

¡Oh Señor! Haz brillar mi rostro con las luces de Tus dádivas, ilumina mis ojos con la contemplación de los signos de Tu poder que todo lo subyuga; deleita mi co razón con la gloria de Tu conoci miento que abarca todas las cosas, alegra mi alma con Tus vivificantes nuevas de gran felicidad, oh Tú, Rey de este mundo y del Reino de lo alto, oh Tú, Señor del domi nio y del poder, para que yo pueda difun dir Tus signos y señales, proclamar Tu Causa, promover Tus Enseñanzas, servir a Tu Ley y exaltar Tu Palabra.

Verdaderamente Tú eres el Poderoso, el que siempre otorga, el Capaz, el Om nipotente.

‘Abdu’l-Bahá
DIFUNTOS
¡E

l es Dios! ¡Exaltado sea Él, Señor de amorosa bondad y generosidad! ¡Gloria sea a Ti, oh mi Dios, Señor Omni potente! Soy testigo de Tu omnipotencia y Tu poder, de Tu soberanía y Tu amorosa bondad, de Tu gracia y Tu fuerza, de la unicidad de Tu Ser y la unidad de Tu Esencia, de Tu Santidad y Tu exaltación sobre el mundo de la existencia y todo cuanto hay en él.

¡Oh mi Dios! Tú me ves desprendido de todo, salvo de Ti, aferrándome a Ti y volviéndome ha-cia el océano de Tu gene rosidad, el cielo de Tu favor y el Sol de Tu gracia.

¡Señor! Soy testigo de que has confi ado Tu depósito a Tu siervo y éste es el espíritu con el que Tú has dado vida al mundo.

Te pido, por el resplandor del Orbe de Tu Revelación, que aceptes misericordio samente aquello que ha logrado en Tus días. Concédele, pues, que sea investido con la gloria de Tu beneplácito y adorna do con Tu aceptación.

¡Oh mi Señor! Yo mismo y todo lo creado somos testigos de Tu poder. Te ruego que no alejes de Ti a este espíritu que ha ascendido hacia Ti, hacia Tu mo rada celestial, hacia Tu exaltado Paraíso y hacia el retiro de Tu cercanía, oh Tú que eres el Señor de todos los hombres.

Permite, pues, oh mi Dios, que Tu siervo se asocie con Tus elegidos, Tus san tos y Tus Mensajeros, en esas mora das celestiales que ninguna pluma puede describir ni lengua alguna relatar.

¡Oh mi Señor! Verdaderamente, el po bre se ha apresurado hacia el Reino de Tu Riqueza, el forastero hacia su hogar den tro de Tus recintos, el que está muerto de sed hacia el río celestial de Tu munificencia. No le prives, oh Señor, de su porción del banquete de Tu gracia ni del favor de Tu generosidad. ¡Tú eres en verdad el Todopoderoso, el Benévolo, el Todogeneroso!

¡Oh mi Dios! Tu depósito Te ha sido devuelto. Corresponde a Tu gracia y a Tu generosidad, que circundan Tus dominios de la tierra y del cielo, conceder a Tu re cién llegado Tus dádivas, Tus dones y los frutos del árbol de Tu gracia. Potente eres para hacer Tu voluntad. No hay más Dios que Tú, el Benévolo, el Más Generoso, el Compasivo, el Conferidor, el Perdonador, el Apreciado, el Omnisciente.

Atestiguo, oh mi Señor, que Tú has ordenado a los hombres honrar a su huésped; y aquel que ha ascendido hacia Ti, ha llegado verdaderamente hasta Ti y ha alcanzado Tu presencia. Trátalo, pues, según Tu gracia y generosidad. Por Tu gloria, sé con certeza que Tú no dejarás de hacer aquello que Tú ordenaste a Tus siervos, ni excluirás a quien se ha asido a la cuerda de Tu bondad y ha ascendido hacia la aurora de Tu riqueza.

No hay más Dios que Tú, el Uno, el Único, el Poderoso, el Omnisciente, el Generoso.

Bahá’u’lláh
ᄀG

loria sea a Ti, oh Señor mi Dios! No humilles a quien Tú has exaltado mediante el poder de Tu soberanía eterna y no alejes de Ti a quien Tú has hecho entrar en el tabernáculo de Tu eternidad. ¿Recha zarás, oh mi Dios, a quien Tú has protegido con Tu soberanía y apartarás de Ti, oh mi deseo, a aquel para quien Tú has sido un refugio? ¿Podrás degradar a quien Tú has elevado u olvidar a quien Tú permitiste que Te recordara?

¡Glorificado, inmensamente glorifi ca do eres Tú! Tú eres Aquel que desde siempre ha sido el Rey de toda la crea ción y su Primer Motor; y eternamente permanecerás como el Señor y el Ordenador de todas las cosas creadas. ¡Glori fi cado eres Tú, oh mi Dios! Si Tú dejas de ser misericordioso con Tus siervos, ¿quién entonces será misericordioso con ellos? Y si rehusaras socorrer a Tus amados, ¿quién hay que pueda socorrerles?

¡Tú eres glorificado, inmensamente glorifi cado! Glorificado, inmensamente glorificado eres Tú. Tú eres adorado en Tu verdad y a Ti ciertamente Te veneramos todos. Tú estás manifiesto en Tu justicia y de Ti, verdaderamente, todos somos testi gos. Tú eres en verdad amado en Tu gracia. No hay Dios sino Tú, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.

Bahá’u’lláh
ᄀO

h mi Dios! ¡Oh mi Dios! Verda deramente, Tu siervo, humilde ante la majestad de Tu divina preeminen cia, sumiso ante la puerta de Tu unicidad, ha creído en Ti y en Tus versos, ha ates tiguado Tu palabra, ha sido encendido con el fuego de Tu amor, ha sido sumer gido en las profundidades del océano de Tu cono cimiento, ha sido atraído por Tus brisas, ha confiado en Ti, ha vuelto su rostro hacia Ti, Te ha ofrecido sus súpli cas y le han sido asegurados Tu perdón y Tu clemencia. Ha abandonado esta vida mortal y ha volado hacia el reino de la inmortalidad, anhelando el favor de en contrarse contigo.

¡Oh Señor! Glorifica su posición, co bíjale en el pabellón de Tu suprema mi sericordia, hazle entrar en Tu glorioso paraíso y perpetúa su existencia en Tu exaltada rosaleda, para que pueda su mergirse en el mar de luz del mundo de los misterios.

Verdaderamente Tú eres el Generoso, el Poderoso, el Perdonador y el Donador.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h mi Dios! ¡Oh Tú perdonador de los pecados, el que confiere los dones, el que disipa las aflicciones! Verdaderamente, Te suplico que perdones los pecados de quienes han abandonado su vestidura física y han ascendido al mundo espiritual.

¡Oh mi Señor! Purifícalos de sus transgresiones, disipa sus tristezas y cambia su oscuridad en luz. Haz que entren en el jardín de la felicidad, límpialos con el agua más pura y concédeles que puedan con templar Tus resplandores sobre el monte más sublime.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Señor perdonador! Aunque algunas almas han pasado los días de su vida en la ignorancia, y se han vuelto alejados y contumaces, sin em bargo, una gota del océano de Tu indul gencia ha de librar a todos los que están envueltos en el pecado. A quien deseas haces confidente, y quien no es objeto de Tu elección es contado entre los transgre sores. Si nos tratas con Tu justicia, todos no somos más que pecadores y merecemos estar apartados de Ti, mas si defiendes la misericordia, todo pecador será purificado y cada extraño se convertirá en amigo. Concede, pues, Tu indulgencia y perdón y otorga a todos misericordia.

Tú eres el Perdonador, el Iluminador, el Omnipotente.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h mi Dios, oh Perdonador de los pecados y Quien disipa las aflic cio nes! ¡Oh Tú que eres el Indulgente, el Mi sericordioso! Levanto hacia Ti mis manos suplicantes, implorando con lá grimas a la corte de Tu divina Esencia que, por Tu gracia y clemencia, perdones a esta sierva que ha ascendido hasta la sede de verdad. ¡Oh mi Señor! Haz que la cubran las nu bes de Tu munificencia y favor, sumérgela en el océano de Tu in dulgencia y perdón y permítele entrar en la santificada morada de Tu paraíso ce lestial.

Tú eres, ciertamente, el Poderoso, el Compasivo, el Generoso, el Misericordioso.

‘Abdu’l-Bahá
ᄀO

h Señor, Cuya misericordia ha rodeado a todos, Cuya indulgen cia es trascendente, Cuya munificencia es sublime, Cuyo perdón y generosidad lo abarcan todo, y de Cuya indulgencia se difunden las luces por todo el mundo! ¡Oh Señor de gloria! Te ruego, con fervor y lágrimas, que a Tu sierva que ha ascen dido hasta Ti le brindes la mirada del ojo de Tu misericordia. Vístela con el manto de Tu gracia, que brilla con las galas del Paraíso celestial, y protegiéndola bajo el árbol de Tu unicidad ilumina su rostro con la luz de Tu misericordia y compa sión. Confi ere, oh mi Dios, a Tu sierva celestial las santas fragancias procedentes del espíritu de Tu indulgencia. Hazla habitar en una venturosa morada, cura sus pesares con el bálsamo de la reunión contigo y, conforme a Tu voluntad, ad mítela en Tu santo Paraíso. Haz que des ciendan sobre ella, en sucesión, los ángeles de Tu bondad, y cobíjala bajo Tu árbol bendito. Tú eres, verdaderamente, Quien siempre perdona, el Más Genero so, el Todomunífico.

‘Abdu’l-Bahá
ᄀO

h amable Señor! Esta queridísima sierva fue atraída hacia Ti, y por re fl exión y discernimiento anhelaba por llegar a Tu presencia y entrar en Tus do mi nios. Con lágrimas en los ojos fijaba la mi rada en el Reino de los Misterios. Mu chas noches las pasó en profunda comu nión contigo, y muchos días los vivió en íntimo recuerdo de Ti. Cada mañana Te tenía pre sente, y cada atardecer concen traba en Ti sus pensamientos. Cual melo dioso ruiseñor entonaba Tus sagrados versículos, y como un espejo trataba de reflejar Tu luz. ¡Oh Perdonadorde los pecados! Ábrele el ca mino a esta alma despierta para que entre en Tu Reino y per-mite que esta ave, adies trada por Tu mano, se remonte hasta el eterno rosedal. Ella arde de anhelo por acercarse a Ti; permítele alcanzar Tu pre sencia. Está aturdida y angustiada en su se paración de Ti; haz que sea admitida en Tu Mansión Celestial.

¡Oh Señor! Somos pecadores, mas Tú eres el Perdonador. Estamos sumergidos en el océano de las imperfecciones, mas Tú eres el Indulgente, el Amable. Perdo na nuestros pecados y bendícenos con Tu abundante gracia. Concédenos el privile gio de ver Tu Semblante y danos el cáliz del gozo y la dicha. Somos cautivos de nuestras propias transgresiones, y Tú eres el Rey de muníficos favores. Estamos hundidos en el mar de las iniquidades, y Tú eres el Señor de infinita misericordia. Tú eres el Donador, el Glorioso, el Eterno, el Munífico; y Tú eres el Bonda dosísimo, el Todomisericordioso, el Omnipotente, Quien otorga los dones y perdona los pecados. Verdaderamente, Tú eres Aquel a Quien nos dirigimos en bus ca de remisión de nuestras faltas, Quien es el Señor de señores.

‘Abdu’l-Bahá
ORACIÓN PARA EL ENTIERRO
¡O

h mi Dios! Éste es Tu siervo y el hijo de Tu siervo, quien ha creído en Ti y en Tus signos, y ha vuelto el ros tro hacia Ti, completamente desprendido de todo salvo de Ti. Tú eres, verdadera mente, el más misericordioso de cuantos muestran misericordia.

Procede con él, oh Tú que perdonas los pecados de los hombres y ocultas sus faltas, como corresponde al cielo de Tu munificencia y al océano de Tu gracia. Concédele que sea admitido en los recin tos de Tu trascendente misericordia, que ya existía antes de la fundación del cielo y de la tierra. No hay Dios sino Tú, Quien siempre perdona, el Más Generoso.

A continuación:
Alláh-u-Abhá (una vez).
Todos, en verdad, adoramos a Dios
(19 veces).
Alláh-u-Abhá (una vez).

Todos, en verdad, nos postramos ante Dios (19 veces).

Alláh-u-Abhá (una vez).

Todos, en verdad, estamos consagrados a Dios (19 veces).

Alláh-u-Abhá (una vez).
Todos, en verdad, alabamos a Dios
(19 veces).
Alláh-u-Abhá (una vez).

Todos, en verdad, damos gracias a Dios (19 veces).

Alláh-u-Abhá (una vez).
Todos, en verdad, somos pacientes en Dios

(19 veces). (Si el difunto es mujer, dígase: «Ésta es Tu sierva y la hija de Tu sierva», etc.) Bahá’u’lláh

ENSEÑANZA
¡A

labado seas, oh Señor mi Dios! Te imploro por Tu Nombre, que na die ha reconocido dignamente y cuyo significado ningún alma ha podido son dear; Te suplico por Aquel que es la Fuente de Tu Revelación y la Aurora de Tus signos, que hagas de mi corazón un receptáculo de Tu amor y de Tu recuerdo. Únelo, pues, a Tu gran océano, para que de él emanen las aguas vivas de Tu sabi duría y las corrientes cristalinas de Tu glorificación y alabanza.

Los miembros de mi cuerpo atestiguan Tu unidad y el cabello de mi cabeza de clara la fuerza de Tu soberanía y Tu po der. He permanecido ante la puerta de Tu gracia con absoluta humildad y completa abnegación, me he asido al borde de Tu munificencia y he fijado mis ojos en el horizonte de Tus dádivas.

Destina para mí, oh mi Dios, aquello que sea digno de la grandeza de Tu ma jestad, y ayúdame con Tu gracia fortale cedora a enseñar Tu Causa de modo tal que los muertos salgan de sus sepulcros y se apresuren hacia Ti, confian-do plena mente en Ti y fijando su mirada en el oriente de Tu Causa y el punto del ama necer de Tu Revelación.

Tú eres verdaderamente el Más Pode roso, el Altísimo, el Omnisciente, el Todosabio.

Bahá’u’lláh
¡O

h Dios, que eres el Autor de todas las Manifestaciones, el Origen de todos los Orígenes, la Fuente de todas las Re velaciones y el Manantial de todas las Lu ces! Atestiguo que por Tu Nombre el cielo de la comprensión ha sido adornado y el océano de la expresión se ha agitado y se han promulgado las dispensaciones de Tu providencia a los seguidores de to das las religiones.

Yo Te imploro que me enriquezcas de tal modo que pueda prescindir de todo salvo de Ti y ser independiente de cual quiera excepto de Ti. Haz descender, pues, sobre mí, de las nubes de Tu munificencia, aquello que me benefi cie en cada mundo de Tus mundos. Ayúdame, entonces, mediante Tu gracia fortalece dora, a servir de tal modo a Tu Causa en tre Tus siervos, que pueda yo mostrar aquello que me haga ser recordado tanto como perdure Tu propio reino y persista Tu dominio.

Oh mi Señor, éste es Tu siervo que se ha vuelto con todo su ser hacia el hori zonte de Tu munificencia, el océano de Tu gracia y el cielo de Tus dádivas. Pro cede conmigo como corresponde a Tu majestad, a Tu gloria, a Tu generosidad y a Tu gracia.

Tú eres en verdad el Dios de fuerza y poder, que estás capacitado para contestar a aquellos que Te imploran. No hay Dios sino Tú, el Omnisciente, el Sapientísimo.

Bahá’u’lláh
G

loria a Ti, oh Señor del mundo y De seo de las naciones, oh Tú que Te has hecho manifiesto en el Más Grande Nom bre, por medio del cual las perlas de la sa biduría y la expresión han aparecido de las ostras del gran mar de Tu conocimiento y los cielos de la revelación divina han sido adornados con la luz de la aparición del sol de Tu semblante.

Yo Te pido, por aquella Palabra me diante la cual Tu prueba se hizo perfecta entre Tus criaturas y se cumplió Tu tes timonio entre Tus siervos, que fortalezcas a Tu pueblo en aquello que haga irradiar la faz de la Causa en Tu dominio y que haga enarbolar los estandartes de Tu po der entre Tus siervos y alzar las enseñas de Tu guía por todos Tus dominios.

¡Oh mi Señor! Tú los ves asirse de la cuerda de Tu gracia y aferrarse al borde del manto de Tu beneficencia. Ordena para ellos lo que los acerque más a Ti y guárdalos de todo salvo de Ti.

Yo Te pido, oh Rey de la existencia y Protector de lo visible e invisible, que conviertas a quienquiera se levante a ser vir Tu Causa en un mar que se mueve por Tu deseo, en uno que está encendido con el fuego de Tu Árbol Sagrado que brilla desde el horizonte del cielo de Tu voluntad. Verdaderamente Tú eres el Poderoso, a Quien ni el poder de todo el mundo ni la fuerza de las naciones pueden debilitar. No hay Dios sino Tú, el Único, el Incom parable, el Protector, Quien subsiste por Sí mismo.

Bahá’u’lláh
M

agnificado sea Tu nombre, oh mi Dios, por cuanto has manifestado el Día que es el Rey de los días; Día que Tú anunciaste a Tus Elegidos y a Tus Profetas en Tus más excelsas Tablas; Día en que Tú derramaste el esplendor de la gloria de to dos Tus Nombres sobre todas las cosas creadas. Grande es la bendición de cualquiera que se haya dirigido hacia Ti, haya alcanzado Tu presencia y haya captado el acento de Tu voz.

Te imploro, oh mi Señor, por el nombre de Aquel a Quien circunda en adoración el Reino de Tus nombres, que ayudes bonda dosamente a los que Te son queridos a glo rificar Tu palabra entre Tus siervos y a esparcir Tu alabanza entre Tus criaturas, de modo que el éxtasis de Tu Revelación colme el alma de todos los moradores de Tu tierra.

Oh mi Señor, ya que Tú los has guiado hacia las aguas vivientes de Tu gracia, concede con Tu generosidad que no sean apartados de Ti y, puesto que los has con vocado a la morada de Tu trono, por Tu amorosa bondad, no los apartes de Tu pre sencia. Haz descender sobre ellos aque llo que les haga desprenderse com ple tamente de todo excepto de Ti y les capacite para remontarse en la atmósfera de Tu cercanía, de modo que ni el pre dominio de los opresores ni las insinua ciones de quienes no han creído en Tu muy augusto y poderosísimo Ser sean ca paces de mantenerlos lejos de Ti.

Bahá’u’lláh
D

i: ¡Magnificado sea Tu Nombre, oh Señor mi Dios! Te ruego por Tu Nom bre, por medio del cual brilló resplande ciente el esplendor de la luz de la sabiduría cuando los cielos de la expresión divina se pusieron en movimiento entre la huma ni dad, que me ayudes generosamente con Tus confirmaciones celestiales y me permitas exaltar Tu Nombre entre Tus siervos.

¡Oh Señor! Hacia Ti he vuelto mi ros tro, desprendido de todo excepto de Ti y adhiriéndome firmemente al borde del manto de Tus múltiples bendiciones. Suelta, por tanto, mi lengua para procla mar lo que cautive las mentes de los hombres y regocije sus almas y sus espí ritus. Fortaléceme, entonces, en Tu Causa, de tal modo que no me pueda es torbar la superioridad de los opresores entre Tus criaturas ni me pueda retener el ataque de los descreídos entre aquellos que moran en Tu reino. Hazme como una lámpara que brille en todas Tus tierras, para que aquellos en cuyos corazones brilla la luz de Tu conocimiento y perdu ra el anhelo por Tu amor sean guiados por su resplandor.

Verdaderamente potente eres Tú para hacer todo cuanto Te place y en Tu mano tienes el rei-no de la creación. No hay otro Dios sino Tú, el Todopoderoso, el Sapien tísimo.

Bahá’u’lláh
T

ú sabes, oh Dios, y eres mi testigo de que no albergo ningún deseo en mi corazón salvo alcanzar Tu compla cencia, ser confirmado en Tu servicio, trabajar en Tu gran viñedo y sacrificar-lo todo en Tu camino.

Tú eres Quien todo lo sabe y todo lo ve. No tengo otro deseo salvo el de orientar mis pasos, en mi amor por Ti, hacia las montañas y los desiertos para proclamar en alto el advenimiento de Tu Reino, y elevar Tu llamado entre todos los hom bres. ¡Oh Dios! Abre el camino para este desvalido, concede el remedio para este do liente y otorga Tu curación a este afli gido. Con el corazón ardiente y lágrimas en los ojos Te suplico ante Tu Umbral.

¡Oh Dios! Estoy dispuesto a soportar cualquier ordalía en Tu camino y con todo mi corazón y mi alma deseo encon trarme con cualquier dificultad.

¡Oh Dios! Protégeme de las pruebas. Tú sabes muy bien que me he apartado de todas las cosas y me he liberado de todos los pensamientos. No tengo otra ocupa ción salvo la mención de Ti y ninguna aspiración salvo servirte.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Dios, mi Dios! Ayuda a Tus sier vos leales a tener corazones afec tuosos y sensibles. Asísteles para que difundan, entre todas las naciones de la tie rra, la luz de guía que proviene del Con curso de lo alto. En verdad, Tú eres el Fuerte, el Potente, el Poderoso, Quien todo lo subyuga, el que siempre da. Verdadera mente Tú eres el Generoso, el Benévolo, el Sensible, el Más Munífico.

‘Abdu’l-Bahá
O

h mi Dios, ayuda a Tu siervo a exal tar la Palabra y a refutar lo que es vano y falso, a establecer la verdad, a di fundir los sagrados versículos, revelar los esplendores y a hacer despuntar la luz ma tinal en los corazones de los rectos.

Tú eres, verdaderamente, el Generoso, el Perdonador.

‘Abdu’l-Bahá
T

ú me ves, oh mi Dios, postrado en sumisión, humillándome ante Tus mandamientos, sometiéndome a Tu sobe ranía, temblando ante el poder de Tu do minio, huyendo de Tu ira, implorando Tu gracia, confiado en Tu perdón, trémulo de temor ante Tu furia. Yo Te imploro con el corazón estremecido, con un to rrente de lágrimas y con el alma anhe lante, y completamente desprendido de todas las cosas, que hagas a Tus amantes como rayos de luz que atraviesan Tus reinos y que ayudes a Tus siervos escogi dos a exaltar Tu Palabra, para que sus rostros se vuelvan hermosos y radiantes de esplendor, que sus corazones se llenen con los misterios, y que cada alma de ponga su carga de pecados. Protégelos, entonces, del agresor, de aquel que ha llegado a ser un desvergonzado y blasfe mo obrador del mal.

En verdad, Tus amantes están sedientos, oh mi Señor; condúcelos al manantial de munificencia y gracia. En verdad, ellos es tán hambrientos, haz descender Tu mesa celestial. En verdad, están desnudos, atavíalos con las prendas del saber y del co nocimiento.

Héroes son, oh mi Señor; condúcelos al campo de batalla. Guías son, hazles expresarse con argumentos y pruebas. Siervos proveedores son, haz que pasen de uno a otro la copa que rebosa con el vino de la certeza. Oh mi Dios, haz de ellos aves que gorjean en bellos jardines; haz de ellos leones reposando en la espe sura, ballenas que se sumergen en las vastas profundidades.

En verdad, Tú estás dotado de abun dante gracia. No existe otro Dios más que Tú, el Fuerte, el Poderoso, el Siempre Conferidor.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Tú, Dios incomparable! ¡Oh Tú, Señor del Reino! Estas almas son Tu ejército celestial. Ayúdalas y hazlas victoriosas con las cohortes del Concurso Supremo, a fin de que cada una de ellas se convierta como un regimiento y conquiste estos países por medio del amor a Dios y la iluminación de las enseñanzas divinas.

¡Oh Dios! Sé Tú su apoyo y su ayuda, y en el desierto, en la montaña, en el va lle, en los bosques, en las praderas y en los mares sé Tú su confi dente, a fin de que ellas puedan exclamar por medio del poder del Reino y el hálito del Espíritu Santo.

Verdaderamente Tú eres el Poderoso, el Fuerte y el Omnipotente, y Tú eres el Sabio, Quien escucha y Quien ve.

‘Abdu’l-Bahá

* Oraciones de Enseñanza tomadas de las Tablas del Plan Divino.

Quienquiera que emprenda un viaje de enseñan za a cualquier lugar, que recite esta oración día y noche durante sus viajes al extranjero.

¡O

h Dios, mi Dios! Tú me ves exta siado y atraído hacia Tu glorioso reino, encendido con el fuego de Tu amor entre la humanidad, como un heraldo de Tu reino en estos vastos y extensos paí ses, separado de todo menos de Ti, confiando en Ti, abandonando descanso y comodidad, alejado de mi tierra nativa, errante en estas regiones, un forastero postrado en el suelo, humilde ante Tu exaltado umbral, sumiso ante el cielo de Tu omnipotente gloria, suplicándote en medio de la noche y al romper el alba, rogándote e invocándote por la mañana y a la caída de la tarde que misericordio samente me ayudes a servir a Tu Causa, a difundir ampliamente Tus Enseñanzas y a exaltar Tu Palabra por Oriente y Occi dente.

¡Oh Señor! Fortalece mi espalda, ca pacítame para servirte con el máximo empeño y no me dejes solo y abandonado en estos países.

¡Oh Señor! Concédeme comunión con tigo en mi soledad y sé Tú mi compa ñero en estas tierras extranjeras.

Verdaderamente Tú eres el que confi r ma a quien Tú quieres en lo que Tú deseas y en verdad Tú eres el Todopoderoso, el Omnipotente.

‘Abdu’l-Bahá

Quienquiera que viaje por diferentes lugares para enseñar, que lea con atención esta súplica en la montaña, el desierto, la tierra y el mar.

¡O

h Dios, oh Dios! Tú ves mi debili dad, sumisión y humildad ante Tus criaturas; sin embargo he confiado en Ti y me he levantado a promover Tus ense ñanzas entre Tus siervos fi rmes, con fiando en Tu fuerza y Tu poder.

¡Oh Señor! Soy un pájaro con el ala rota y deseo remontarme en Tu espacio sin lí mites. ¿Cómo es posible que haga esto, si no es por medio de Tu providencia y Tu gracia, Tu confirmación y Tu ayuda?

¡Oh Señor! Apiádate de mi debilidad y fortaléceme con Tu poder. ¡Oh Señor! Apiádate de mi impotencia y ayúdame con Tu poder y Tu majestad.

¡Oh Señor! Si el hálito del Espíritu Santo confirmara a la más débil de las criaturas, alcanzaría todo aquello a lo que aspirase y poseería cualquier cosa que de sease. Ciertamente, Tú has ayudado a Tus siervos en el pasado y, aun siendo las más débiles de Tus criaturas, los más humildes de Tus siervos y los más insignifi cantes de quienes vivían sobre la tierra, mediante Tu sanción y Tu potencia prevalecieron sobre los más gloriosos de Tu pueblo y los más nobles de la humanidad. Mientras que an tes eran como polillas, se transformaron en halcones reales; mientras que antes eran como arroyos, se convirtieron en mares, mediante Tu gracia y Tu misericordia. Se convirtieron, por Tu grandísimo favor, en estrellas que brillan en el horizonte de guía, pájaros que cantan en los rosedales de la inmortalidad, leones que rugen en las sel vas del conocimiento y la sabiduría, y ba llenas que nadan en los océanos de la vida.

Verdaderamente Tú eres el Clemente, el Potente, el Poderoso y el Más Miseri cordioso de los misericordiosos.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h, Dios, mi Dios! Tú ves cómo la ne gra oscuridad envuelve a todas las regiones, cómo todos los países están ardiendo con la llama de la discordia y el fuego de la guerra y la matanza arde por Oriente y Occidente. La sangre se derrama, los cadáveres cubren el suelo y las cabezas cortadas yacen sobre el polvo del campo de batalla.

¡Oh, Señor! Ten compasión de estos se res ignorantes y míralos con el ojo de la misericordia y el perdón. Extingue este fuego, para que estas densas nubes que os curecen el horizonte se dispersen, el Sol de la Realidad brille con los rayos de la con cordia, se disipe esta intensa pesadumbre y la resplandeciente luz de la paz derrame su resplandor sobre todos los países.

¡Oh, Señor! Saca a las gentes del abismo del océano del odio y la enemistad, y líbrales de esta oscuridad impenetrable. Une sus corazones e ilumina sus ojos con la luz de la paz y la reconciliación. Líbrales de las profundidades de la guerra y la mortandad y rescátalos de la oscuridad del error. Quita el velo de sus ojos e ilumina sus corazones con la luz de guía. Trátalos con Tu tierna misericordia y compasión y no según Tu justicia y Tu ira, que hacen temblar los miembros de los poderosos.

¡Oh, Señor! Las guerras continúan. El dolor y la angustia han aumentado, y to das las regiones florecientes han quedado esquilmadas.

¡Oh, Señor! Los corazones están tristes y las almas, atormentadas. Ten misericordia de estas pobres almas y no las abando nes a los excesos de sus propios deseos.

¡Oh, Señor! Haz que se manifiesten en Tus países almas humildes y sumisas, con sus rostros iluminados por los rayos de guía, desprendidas del mundo, que alaben Tu Nombre, proclamen Tu alaban za y difundan la fragancia de Tu santidad entre la humanidad.

¡Oh, Señor! Fortalece sus espaldas, pre párales para la lucha y arroba sus corazones con los más poderosos signos de Tu amor.

¡Oh, Señor! En verdad, ellos son dé biles, y Tú eres el Potente y el Poderoso; ellos son impotentes, y Tú eres el Auxi liador y el Misericordioso.

¡Oh, Señor! El océano de la rebelión se está agitando y estas tempestades no se aquietarán como no sea por medio de Tu gracia ilimitada que abarca a todas las re giones.

¡Oh, Señor! En verdad, las gentes se encuentran en el abismo de la pasión y nada puede salvarlas excepto Tus infi ni tas mercedes.

¡Oh, Señor! Disipa la oscuridad de estos deseos corruptos e ilumina los corazones con la lámpara de Tu amor, por medio de la cual to-dos los países serán iluminados dentro de poco. Confirma, además, a Tus amados, aquellos que, abandonando su pa tria, su familia y sus hijos, han viajado a países extranjeros por amor a Tu Belleza para difundir Tus fragancias y promulgar Tus Enseñanzas. Sé Tú su compañero en su soledad, su auxiliador en tierra extraña, el disipador de sus tristezas, su confortador en la calamidad. Sé Tú el trago que les re fresque cuando tengan sed, la medicina que les cure sus enfermedades y el bálsamo para el ardor que abrasa sus corazones.

Verdaderamente, Tú eres el Más Gene roso, el Señor de gracia abundante y, verdaderamente, Tú eres el Compasivo y el Misericordioso.

‘Abdu’l-Bahá La siguiente súplica debe ser leída diariamente por los instructores y los amigos.

¡O

h Tú, bondadoso Señor! Alabado seas por cuanto nos has mostrado el ca mino de guía, has abierto las puertas del reino y Te has manifestado mediante el Sol de la Realidad. Has dado vista a los ciegos; has concedido oído a los sordos; has resu citado a los muertos; has enriquecido a los pobres; has mostrado el camino a quienes se han extraviado; has conducido a la fuente de guía a quienes tienen sus labios resecos; has permitido que el pez sediento alcance el océano de la realidad y has in vitado a los pájaros errantes al rosedal de la gracia.

¡Oh Tú, el Todopoderoso! Somos Tus siervos y Tus pobres. Estamos alejados y anhelamos Tu presencia; estamos sedientos del agua de Tu fuente; estamos enfermos y ansiamos Tu curación. Caminamos por Tu sendero y no tenemos más objetivo ni de seo que la difusión de Tu fragancia para que to das las almas puedan elevar el grito: «¡Oh Dios, guíanos al camino recto!». Que sus ojos se abran para contemplar la luz y sean liberados de la oscuridad de la igno rancia. Que se reúnan alrededor de la lám para de Tu guía.

Que todo el que esté des provisto reciba su parte. Que los despo seí dos se con viertan en los confidentes de Tus misterios.

¡Oh Todopoderoso! Míranos con el ojo de la misericordia. Otórganos la confi rma ción divina. Concédenos el hálito del Espí ritu Santo, para que seamos ayudados en Tu servicio y, como estrellas resplande cientes, podamos brillar en estas regiones con la luz de Tu guía.

En verdad, Tú eres el Potente, el Pode roso, el Sabio y el que ve.

‘Abdu’l-Bahá

Toda alma que viaje por las ciudades, pueblos y aldeas de estos Estados y esté dedicada a difun dir las fragancias de Dios deberá leer atenta mente esta oración cada mañana.

ᄀO

h mi Dios! ¡Oh mi Dios! Tú me ves en mi humildad y debilidad, ocu pado en la empresa más grande, decidido a elevar Tu palabra entre las masas y a difundir Tus enseñanzas entre Tus pue blos. ¿Cómo puedo tener éxito a menos que Tú me asistas con el hálito del Espíritu Santo, me ayudes a triunfar con las huestes de Tu glorioso reino y derrames sobre mí Tus confirmaciones, que son las únicas que pueden transformar un mos quito en un águila, una gota de agua en ríos y mares, y un átomo en luces y so les? ¡Oh mi Señor! Asísteme con Tu po der victorioso y eficaz para que mi lengua pueda manifestar Tus alabanzas y atributos entre todas las gentes y mi alma rebose con el vino de Tu amor y Tu conoci miento.

Tú eres el Omnipotente y el Hacedor de todo lo que deseas.

‘Abdu’l-Bahá

Aquellos que difunden las fragancias de Dios, que reciten esta oración cada mañana.

ᄀO

h Señor, mi Dios! La alabanza y el agradecimiento sean para Ti, pues me has guiado al camino del reino, me has permitido caminar por este recto y largo sendero, has iluminado mi ojo al contem plar los esplendores de Tu Luz, has atraído mi oído hacia las melodías de los pájaros de santidad que provienen del reino de los misterios y con Tu amor has atraído mi corazón entre los justos.

¡Oh Señor! Confírmame con el Espí ritu Santo, para que en Tu Nombre haga un llamamiento entre las naciones y dé las buenas nuevas de la manifestación de Tu reino entre la humanidad.

¡Oh Señor! Soy débil, fortaléceme con Tu poder y Tu potencia. Mi lengua vacila, permíteme expresar Tu conmemoración y alabanza. Soy humilde, hónrame admitién dome en Tu reino. Estoy alejado, haz que me acerque al umbral de Tu misericordia. ¡Oh Señor! Haz de mí una lámpara bri llante, una estrella resplandeciente y un árbol bendito, adornado con frutos, extendiendo sus ramas sobre todas estas regio nes. Verdaderamente Tú eres el Fuerte, el Poderoso y el Libre.

‘Abdu’l-Bahá
La siguiente súplica ha de leerse [...] cada día.
ᄀO

h Dios, oh Dios! Este pájaro tiene un ala rota y su vuelo es muy lento; ayúdale a remontarse a la cúspide de la prosperidad y salvación, volar con la máxima alegría y felicidad por el espa cio infinito, entonar su melodía en Tu Supremo Nombre por todas las regiones, regocijar los oídos con esta llamada e iluminar los ojos al contemplar las seña les de guía.

¡Oh Señor! Estoy solo, solitario y soy humilde. No hay apoyo para mí salvo Tú, ni auxiliador sino Tú, ni sostenedor aparte de Ti. Confírmame en Tu servicio, asíste me con las cohortes de Tus ángeles, hazme victorioso en la promoción de Tu Palabra y permíteme expresar Tu sabiduría entre Tus criaturas. Verdaderamente, Tú eres el que ayuda a los débiles y el defensor de los pe queños, y en verdad Tú eres el Potente, el Poderoso y el Libre.

‘Abdu’l-Bahá
A

labado seas Tú, oh mi Dios! Estos son Tus siervos, que están atraídos por las fragancias de Tu Misericordia y encendidos por el fuego que arde en el ár bol de Tu singularidad, y cuyos ojos se han iluminado al contemplar los resplandores de la luz en el Sinaí de Tu unicidad.

¡Oh Señor! Desata sus lenguas para que hagan mención de Ti entre Tu pue blo; permíteles, mediante Tu gracia y amorosa bondad, expresar Tu alabanza; ayúdales con las cohortes de Tus ángeles, fortalé celes en Tu servicio y hazlos signos de Tu guía entre Tus criaturas.

Verdaderamente Tú eres el Todopode roso, el Más Exaltado, Quien siempre perdona, el Todomisericordioso.

‘Abdu’l-Bahá

Quienes difundan las fragancias de Dios deben recitar esta oración cada mañana.

¡O

h Dios, mi Dios! Tú ves a este débil ser implorando la fuerza del cielo; a este pobre suplicando Tus tesoros celestia les; a este sediento ansiando la fuente de vida eterna; a este afligido anhelando la cu ración que prometiste mediante Tu ilimi tada misericordia, que Tú has destinado para Tus siervos elegidos en Tu reino de lo alto.

¡Oh Señor! No tengo otro auxiliador sino Tú, ni otro amparo salvo Tú, ni otro sostenedor más que Tú. Ayúdame con Tus ángeles a difundir Tus santas fragan cias y a diseminar Tus enseñanzas entre lo más selecto de Tu pueblo.

¡Oh mi Señor! Permíteme despren derme de todo excepto de Ti, asirme fuertemente del borde de Tu generosidad, estar totalmente consagrado a Tu Fe, per manecer seguro y firme en Tu amor y ob servar lo que Tú has prescrito en Tu Libro.

Verdaderamente Tú eres el Fuerte, el Poderoso, el Omnipotente.

‘Abdu’l-Bahá
FAMILIA
G

loria sea a Ti, oh Señor mi Dios! Yo Te suplico que me perdones a mí y a aquellos que defienden Tu Fe. Verdadera mente, Tú eres el Señor soberano, el Perdonador, el Más Generoso. ¡Oh mi Señor! Permite que aquellos siervos Tuyos que están privados de conocimiento sean ad mitidos a Tu Causa, pues una vez que Te conocen, atestiguan la verdad del Día del Juicio y no discuten las revelaciones de Tu munificencia. Haz descender sobre ellos los signos de Tu gracia y, dondequiera que vivan, concédeles una porción generosa de aquello que Tú has ordenado para los pia dosos entre Tus siervos. Tú eres en verdad el Gobernante Supremo, el Munífico, el Más Benevolente.

¡Oh mi Dios! Haz descender las efu sio nes de Tu generosidad y Tus bendi ciones sobre los hogares cuyos morado res han abrazado Tu Causa, como signo de Tu gra cia y como señal de ternura de parte de Tu presencia. Verdaderamente, Tú eres insu perable a la hora de otorgar perdón. Si reti raras Tu generosidad de al guien, ¿cómo podría ser contado entre los seguidores de la Fe en Tu Día?

Bendíceme, oh Señor, a mí y a quienes creerán en Tus signos en el Día señalado, y a aquellos que albergan amor por mí en sus corazones, un amor que Tú les infun des. Verdaderamente, Tú eres el Señor de la rectitud, el Más Exaltado.

El Báb
S

uplico Tu misericordia, oh mi Dios, e imploro perdón según la manera en que Tú deseas que Tus siervos se dirijan a Ti. Te ruego que laves nuestros pecados como corresponde a Tu Señorío, y que me perdones a mí, a mis padres y a quie nes a Tu juicio hayan entrado en la morada de Tu amor de una manera que sea digna de Tu trascendente soberanía y adecuada a la gloria de Tu poder ce lestial.

¡Oh mi Dios! Tú has inspirado mi alma para que eleve su súplica a Ti, y si no fuera por Ti yo no Te invocaría. Ala bado y glorificado eres Tú; yo Te ofrezco alabanza, pues Tú Te revelaste a mí, y Te ruego que me perdones, porque he faltado a mi deber de conocerte y no he cami nado por el sendero de Tu amor.

El Báb
POR LOS PADRES
¡O

h Señor! En esta Dispensación, la Más Grande, Tú aceptas la interce sión de los hijos en favor de sus padres. Éste es uno de los infinitos dones especia les de esta Dispensación. Por tanto, oh Tú bondadoso Señor, acepta la súplica de este siervo Tuyo en el umbral de Tu unicidad y sumerge a su padre en el océano de Tu gracia, porque este hijo se ha levantado a prestarte servicio y se está esforzando, en todo momento, en el sendero de Tu amor. Verdaderamente, Tú eres el Donador, el Perdonador y el Bondadoso.

‘Abdu’l-Bahá
FIRMEZA
¡O

h Dios, mi Dios! Me he vuelto arre pentido hacia Ti y verdaderamente Tú eres el Perdonador, el Compasivo.

¡Oh Dios, mi Dios! He regresado a Ti y verdaderamente Tú eres Quien siempre perdona, el Clemente.

¡Oh Dios, mi Dios! Me he aferrado a la cuerda de Tu munificencia y en Ti está el depósito de todo cuanto hay en el cielo y en la tierra.

¡Oh Dios, mi Dios! Me he apresurado hacia Ti y verdaderamente Tú eres el Perdonador, el Señor de abundante gracia.

¡Oh Dios, mi Dios! Estoy sediento del vino celestial de Tu gracia y verdadera mente Tú eres el Donador, el Munífico, el Clemente, el Todopoderoso.

¡Oh Dios, mi Dios! Atestiguo que Tú has revelado Tu Causa, has cumplido Tu promesa y has hecho descender desde el cielo de Tu gracia aquello que ha atraído hacia Ti los corazones de Tus favoreci dos. ¡Bienaventurado aquel que se ha asido a Tu firme cuerda y se ha aferrado al borde de Tu manto resplandeciente!

Te pido, oh Señor de todos los seres y Rey de lo visible y lo invisible, por Tu po der, Tu majestad y Tu soberanía, que per mitas que mi nombre sea registrado por Tu pluma de gloria entre aquellos que están dedicados a Ti, a quienes los escritos de los pecadores no han impedido volverse hacia la luz de Tu semblante, oh Dios que escu chas y contestas las oraciones.

Bahá’u’lláh
ᄀG

lorificado sea Tu Nombre, oh Señor mi Dios! Yo Te suplico por Tu Po der que ha envuelto a todas las cosas crea das, por Tu Soberanía que ha trascendido a la creación entera y por Tu Palabra que estaba oculta en Tu sabiduría y con la cual Tú creaste Tu cielo y Tu tierra, nos permi tas ser firmes tanto en nuestro amor por Ti como en nuestra obediencia a Tu voluntad, fijar nuestra mirada en Tu semblante y ce lebrar Tu gloria. Permítenos, pues, oh mi Dios, esparcir abundantemente Tus signos entre Tus criaturas y proteger Tu Fe en Tu reino. Tú has existido siempre, inde pen dientemente de la mención de cual quiera de Tus criaturas, y por siempre permanece rás como has existido.

En Ti he puesto toda mi confianza, hacia Ti he vuelto mi rostro, a la cuerda de Tu amorosa providencia me he aferrado, y hacia la sombra de Tu misericordia me he apresurado. No me abandones a Tu puerta como un ser decepcionado, oh mi Dios, y no me niegues Tu gracia, pues sólo Te busco a Ti. No existe más Dios que Tú, Quien siempre perdona, el Más Generoso.

¡Alabado seas Tú, que eres el Biena mado de los que Te han conocido!

Bahá’u’lláh
ᄀG

lorifi cado seas Tú, oh Señor mi Dios! Te imploro, por Aquel que es Tu Nombre Más Grande, que ha sido pe nosamente afligido por aquellas de Tus criaturas que han repudiado Tu verdad y ha estado rodeado de tales infortunios que ninguna lengua puede describir, que me permitas recordarte y celebrar Tu alabanza en estos días en los que todos se han apartado de Tu belleza, han disputado contigo y se han alejado desdeñosamente de Aquel que es el Revelador de Tu Causa. Nadie hay, oh mi Señor, para ayudarte, excepto Tu propio Ser, y ningún poder para soco rrerte excepto Tu propio poder.

Yo Te suplico que me permitas asirme fuertemente a Tu amor y a Tu recuerdo. Verdaderamente esto está dentro de mi poder y Tú eres Aquel que conoce todo cuanto hay en mí. Tú en verdad conoces y estás informado de todo. No me prives, oh mi Señor, de los resplandores de la luz de Tu rostro, cuyo brillo ha iluminado al mundo entero. No hay Dios sino Tú, el Más Poderoso, el Todoglorioso, Quien siempre perdona.

Bahá’u’lláh
ᄀO

h Tú, Cuya proximidad es mi deseo, Cuya presencia es mi esperanza, Cuyo recuerdo es mi anhelo, Cuya corte de gloria es mi objetivo, Cuya morada es mi propósito, Cuyo nombre es mi curación, Cuyo amor es el esplendor de mi corazón, Cuyo servicio es mi más elevada aspira ción. Te imploro por Tu Nombre, mediante el cual has permitido que aquellos que Te han reconocido se remonten a las más su blimes alturas de Tu conocimiento y has facultado a quienes Te adoran con devo ción para que asciendan a los recintos de la corte de Tus sagrados favores, que me ayudes a volver mi rostro hacia Tu sem blante, a fi jar mis ojos en Ti y a hacer mención de Tu gloria.

Yo soy aquel, oh mi Señor, que se ha ol vidado de todo excepto de Ti, se ha vuelto hacia la Aurora de Tu gracia y ha abando nado todo me-nos a Ti con la esperanza de acercarse a Tu corte. Heme aquí, pues, ele vando mis ojos hacia la sede que brilla con los resplandores de la luz de Tu Semblante. Por tanto, haz descender so bre mí, oh mi Bienamado, aquello que me permita ser firme en Tu Causa, de modo que las dudas de los infieles no me impidan volverme hacia Ti.

Tú eres verdaderamente el Dios de Poder, Quien ayuda en el peligro, el To doglorioso, el Todopoderoso.

Bahá’u’lláh
M

agnifico Tu Nombre, oh mi Dios, y Te doy gracias, oh mi Deseo, por cuanto me has permitido percibir cla ra mente Tu Sendero recto, has desvelado ante mis ojos Tu Más Grande Anuncio y me has ayudado a dirigir mi rostro hacia la Aurora de Tu Revelación y el Manan tial de Tu Causa, mientras Tus siervos y Tu pueblo se han apartado de Ti. Te im ploro, oh Señor del Reino de la eternidad, por la estridente voz de la Pluma de Glo ria, por el FuegoArdiente que llama en alta voz desde el Árbol verde y por el Arca que has elegido especialmente para el pueblo de Bahá, que me concedas que permanezca firme en mi amor por Ti, es tar complacido con lo que has prescrito para mí en Tu Li bro, y me mantenga constante en Tu ser vicio y en el servicio a Tus amados. Ayuda, pues, benévola mente a Tus sier vos, oh mi Dios, para que hagan aquello que sirva para exaltar Tu Causa y les per mita cumplir todo cuanto has revelado en Tu Libro.

Verdaderamente Tú eres el Señor de Fuerza, Tú eres potente para ordenar lo que deseas y en Tus manos tienes las riendas de todas las cosas creadas. No hay otro Dios salvo Tú, el Todopoderoso, el Omnisciente, el Sapientísimo.

Bahá’u’lláh
ᄀA

labado y glorificado eres Tú, oh Dios! Permite que el día de la lle gada a Tu santa presencia se aproxime rápidamente. Alegra nuestros corazones me diante la potencia de Tu amor y com placencia y danos firmeza para que

poda mos someternos con gusto a Tu Voluntad y Tu Decreto. En verdad Tu conocimiento abarca a todas las cosas que Tú has creado o crearás, y Tu poder celestial trasciende a cualquier cosa que Tú hayas traído o trai gas a la existencia. No hay nadie a Quien venerar sino a Ti; no hay nadie a Quien de sear excepto a Ti; no hay nadie a Quien adorar excepto a Ti y nada que amar salvo Tu complacencia.

Verdaderamente, Tú eres el Regidor supremo, la Verdad Soberana, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.

El Báb
ᄀA

labanzas Te sean dadas, oh Señor, mi Bienamado! Hazme firme en Tu Causa y permite que pueda ser conta do entre quienes no han violado Tu Alianza ni seguido a los dioses de sus propias vanas fantasías. Permíteme, pues, obtener un asiento de verdad en Tu presen cia, concédeme una muestra de Tu miseri cordia y deja que me una a aquellos siervos Tuyos que ni tendrán temor ni se rán castigados. No me abandones a mí mismo, oh mi Señor, ni me prives de re conocer a Aquel que es la Manifestación de Tu propio Ser, ni me cuentes entre quienes se han apartado de Tu santa pre sencia. Tenme, oh mi Dios, entre aquellos que tienen el privilegio de fijar sus ojos en Tu Belleza y quienes sienten tal dicha por ello que no cambiarían ni uno solo de esos momentos por la soberanía del reinado de los cielos y de la tierra ni por el reino entero de la creación. Ten misericordia de mí, oh Señor, en estos días en que las gentes de Tu tierra han errado gravemente; provéeme, pues, oh mi Dios, con aquello que a Tu juicio sea bueno y decoroso. Tú eres verdadera mente el Todopoderoso, el Generoso, el Bondadoso, Quien siempre perdona.

Permite, oh mi Dios, que no sea conta do entre aquellos cuyos oídos están sordos, cuyos ojos son ciegos, cuyas lenguas están mudas y cuyos corazones no han llegado a comprender. Líbrame, oh Se ñor, del fuego de la ignorancia y del de seo egoísta, per mite que sea admitido en los recintos de Tu trascendente miseri cordia y envíame aque llo que Tú has ordenado para Tus elegidos. Potente eres Tú para hacer lo que de-seas. En verdad, Tú eres Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.

El Báb
¡O

h Señor, mi Dios! Ayuda a Tus amados a ser firmes en Tu Fe, a caminar por Tus senderos y a ser cons tantes en Tu Causa. Concédeles Tu gra cia para que puedan resistir los asaltos del egoís mo y la pasión y seguir la luz de guía di vina. Tú eres el Poderoso, el Bon dadoso, Quien subsiste por Sí mismo, el Dona dor, el Compasivo, el Todopodero so, el Todogeneroso.

‘Abdu’l-Bahá
ᄀO

h Tú, mi Dios, que guías al buscador hacia el camino que conduce recta mente, que rescatas al alma perdida y ciega de los eriales de la perdición; Tú que confie res a los sinceros grandes dádivas y favores, que proteges a los temerosos en Tu inex pugnable refugio, que respondes, desde Tu altísimo horizonte, al lamento de aquellos que claman a Ti! ¡Alabado seas, oh mi Se ñor! Tú has guiado a los distraídos y los has sacado de la muerte del descreimiento, y a aquellos que se acercan a Ti les has condu cido a la meta del viaje, a los seguros de entre Tus siervos les has regocijado conce diéndoles sus más preciados deseos, y desde Tu Reino de belleza has abierto ante los que Te anhelan las puertas de la reunión, los has rescatado de los fuegos de la privación y la pérdida, de modo que se apresuraron a ir hacia Ti y alcanzaron Tu presencia, llegaron a Tu puerta acogedora y recibieron una abundante porción de dones.

¡Oh mi Señor! Ellos estaban sedientos y Tú llevaste hasta sus labios resecos las aguas de la reunión. ¡Oh Tú, Sensible! ¡Oh Tú, Conferidor! Tú calmaste su dolor con el bálsamo de Tu munificencia y Tu gracia, y curaste sus dolencias con la medicina su prema de Tu compasión. Oh Señor, haz firmes sus pasos en Tu recto sendero, en sancha para ellos el ojo de la aguja y haz que, ataviados con vestiduras reales, marchen gloriosamente por siempre jamás.

En verdad Tú eres el Generoso, Quien siempre perdona, el Apreciado, el Más Generoso. No existe otro Dios más que Tú, el Poderoso, el Potente, el Exaltado, el Victorioso.

‘Abdu’l-Bahá
FIRMEZA EN LA ALIANZA
ᄀE
l es el Poderoso, el Perdonador, el Compasivo!

¡Oh Dios, mi Dios! Tú ves a Tus siervos en el abismo de la perdición y del error; ¿dónde está Tu luz de guía divina, oh Tú, Deseo del mundo? Tú conoces su impoten cia y su debilidad, ¿dónde está Tu poder, oh Tú en Cuya mano están los poderes del cielo y de la tierra?

Te pido, oh Señor mi Dios, por el res plandor de las luces de Tu amorosa bondad y las olas del océano de Tu conocimiento y sabiduría y por Tu Palabra, mediante la cual has regido a los pueblos de Tu dominio, que me concedas ser uno de aquellos que han observado el mandato de Tu Libro. Ordena para mí lo que Tú has ordenado para Tus leales, aquellos que han bebido el vino de inspiración divina del cáliz de Tu munificencia y se han apresurado a hacer lo que es de Tu agrado y han observado Tu Alianza y Testamento. Poderoso eres Tú para hacer Tu voluntad. No hay otro Dios sino Tú, el Omnisciente, el Sapientísimo.

Decreta para mí, por Tu generosidad, oh Señor, lo que me haga prosperar en este mundo y en el venidero y me acerque a Ti, oh Tú que eres el Señor de to dos los hombres. No hay más Dios que Tú, el Uno, el Poderoso, el Glorificado.

Bahá’u’lláh
¡G

loria a Ti, oh Rey de la eternidad, Hacedor de naciones y Modela dor de cada hueso corruptible! Te ruego por Tu Nombre, por medio del cual lla maste a toda la humanidad hacia el hori zonte de Tu majestad y gloria y guiaste a Tus siervos a la corte de Tu gracia y Tus favores, que me cuentes entre aquellos que se han librado de todo excepto de Ti y se han vuelto hacia Ti, y entre aquellos a quienes las desgracias que Tú has de cretado no les han impedido volverse hacia Tus dádivas.

Me he aferrado, oh mi Señor, al aside ro de Tu bondad y me he adherido fir memente al borde del manto de Tu favor. Haz descender, pues, sobre mí, desde las nubes de Tu generosidad, aquello que me purifique del recuerdo de cualquiera que no seas Tú y me capacite para dirigirme hacia Aquel que es el Objeto de la adoración de toda la humanidad, contra Quien se han dispuesto en formación los agita dores de sedición que han roto Tu alianza y no han creído en Ti ni en Tus signos.

No me niegues, oh mi Señor, las fra gancias de Tu vestidura en Tus días, ni me prives de los hálitos de Tu Revelación ante la aparición de los resplandores de la luz de Tu semblante.

Poderoso eres Tú para hacer lo que Te place. Nada puede resistirse a Tu voluntad ni frustrar lo que Tú has proyectado por Tu poder.

No hay Dios sino Tú, el Todopodero so, el Sapientísimo.

Bahá’u’lláh
¡O

h Dios compasivo! Te doy gracias por ha-berme despertado y hecho consciente. Tú me has dado un ojo que ve y me has favorecido con un oído que escu cha, me has conducido a Tu reino y me has guiado hacia Tu sendero. Tú me has indi cado el camino verdadero y me has hecho entrar en el arca de liberación.

¡Oh Dios! Mantenme constante y hazme fir-me y leal. Protégeme de prue bas violen tas, presérvame y dame amparo en la for taleza sólidamente amurallada de Tu Alianza y Testamento. Tú eres el pode roso. Tú eres el que ve. Tú eres el que oye.

¡Oh Tú, Dios compasivo! Concédeme un corazón que se ilumine como un cris tal con la luz de Tu amor, y confiéreme pensamientos que, mediante las efusiones de la gracia celestial, transformen este mundo en un jardín de rosas.

Tú eres el Compasivo, el Misericordioso. Tú eres el Gran Dios Benéfico.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h mi Señor y mi Esperanza! Ayuda a Tus amados a ser firmes en Tu poderosa Alianza, a permanecer fieles a Tu Causa manifiesta y a poner en práctica los mandamientos que Tú has consignado para ellos en Tu Libro de Esplendores; para que lleguen a ser enseñas de guía y lámparas del Concurso de lo Alto, manantiales de Tu infinita sabiduría y estre llas que guían rec tamente, fulgurando desde el firmamento celestial.

Verdaderamente Tú eres el Invenci ble, el Todopoderoso, el Omnipotente.

‘Abdu’l-Bahá
H

az firmes nuestros pasos, oh Señor, en Tu sendero y fortalece nuestros corazones en Tu obediencia. Dirige nues tros rostros hacia la belleza de Tu unicidad y alegra nuestros pechos con los signos de Tu divina unidad. Adorna nuestros cuerpos con el manto de Tu generosidad, aparta de nuestros ojos el velo de la maldad y danos el cáliz de Tu gracia, para que la esencia de todos los seres pueda cantar Tu alabanza ante la visión de Tu grandeza. Revélate pues, oh Señor, por Tu misericordiosa pa labra y el misterio de Tu divino ser, para que el sagrado éxtasis de la oración pueda henchir nuestras almas, oración que se eleve por encima de las palabras y las letras y trascienda el murmullo de las sílabas y los sonidos, para que todas las cosas se fundan en la nada ante la revelación de Tu magni ficencia.

¡Señor! Estos son siervos que han permanecido fuertes y firmes en Tu Alianza y Testamento, se han sostenido fi rmemente de la cuerda de la constancia en Tu Causa y se han aferrado al borde del manto de Tu grandeza. Ayúdalos, oh Señor, con Tu gra cia, confírmalos con Tu poder y fortalece sus espaldas en la obediencia a Ti.

Tú eres el Perdonador, el Benévolo.
‘Abdu’l-Bahá
FONDOS

Todos los amigos de Dios [...] deberían contri buir en la medida de sus posibilidades, por muy modesta que sea su ofrenda. Dios no carga a un alma con más de su capacidad. Tales contribu ciones deben venir de todos los centros y de to dos los creyentes [...] ¡Oh amigos de Dios! Estad seguros de que en lugar de estas contribuciones, vuestra agricultura, vuestra industria y vuestro comercio serán bendecidos con múltiples pro gresos, con buenos dones y dádivas. Aquel que viene con un acto bueno recibirá diez veces más en recompensa. No hay duda de que el Señor vi viente confirmará en abundancia a aquellos que gastan su riqueza en Su camino.

ᄀO

h Dios, mi Dios! Ilumina la frente de Tus verdaderos amantes y sos tenlos con las huestes angelicales del triunfo seguro. Afirma sus pasos en Tu recto sendero y, por Tu antigua munificencia, abre ante ellos los portales de Tus bendiciones; pues gastan en Tu sendero lo que Tú les has conferido, resguardando Tu Fe, poniendo su confianza en el re cuerdo de Ti, ofrendando sus corazones por amor a Ti y sin retener lo que poseen por adoración a Tu Belleza y en su bús queda de las maneras de complacerte.

¡Oh mi Señor! Ordena para ellos una porción abundante, una recompensa es pecial y un premio seguro.

Verdaderamente Tú eres el Sostene dor, el Auxiliador, el Generoso, el Muní fico, el Conferidor Eterno.

‘Abdu’l-Bahá
HUMANIDAD
¡M

i Dios, a quien venero y adoro! Soy testigo de Tu unidad y Tu unicidad y reconozco Tus dádivas tanto del pasado como del presente. Tú eres el Todogenero so, y las torrenciales lluvias de Tu Miseri cordia se han vertido lo mismo sobre los pobres que sobre los ri cos, y los esplendo res de Tu Gracia se han derramado tanto so bre los obedientes como sobre los rebel-des.

Oh Dios de misericordia, ante Cuya Puerta se ha inclinado la quintaesencia de la misericordia y alrededor del santuario de Cuya Causa ha circulado la amorosa bon dad en su más íntimo espíritu, Te su plica mos, implorando Tu antigua gracia y rogando Tu presente favor, que tengas pie dad de todos los que son las manifesta cio nes del mundo del ser y que no les nie gues la efusión de Tu gracia en Tus días.

Todos son pobres y necesitados, y Tú verdaderamente eres Quien todo lo posee, Quien todo lo domina, el Todopoderoso.

Bahá’u’lláh
ᄀO

h Tú, bondadoso Señor! ¡Oh Tú, que eres generoso y misericordio so! Somos los siervos de Tu umbral y es tamos reunidos bajo la sombra protectora de Tu divina unidad. El sol de Tu miseri cordia brilla sobre todos y las nubes de Tu gene rosidad derraman su lluvia sobre todos. Tus dádivas abarcan a todos, Tu amoro sa providencia mantiene a todos, Tu protec ción cubre a todos y la mirada de Tu favor se dirige ha-cia todos. ¡Oh Señor! Concéde nos Tus infinitos dones y haz res plandecer la luz de Tu guía. Ilumina los ojos, alegra los corazones con un gozo per durable. Confiere un espíritu nuevo a todas las gentes y dales vida eterna. Abre las puertas del verdadero entendimiento y permite que la luz de la fe brille resplande ciente. Reúne a todas las gentes bajo la sombra de Tu ge nerosi dad y haz que se unan en armonía, para que lleguen a ser como los rayos de un solo sol, como las olas de un mismo océano y como el fruto de un solo árbol. Que beban de la misma fuente. Que se refresquen con las mismas brisas. Que ob tengan iluminación de la misma fuente de luz. Tú eres el Do nador, el Misericordio so, el Omnipotente.

‘Abdu’l-Bahá
O

h Tú Señor compasivo, Tú que eres generoso y capaz! Somos siervos Tuyos al abrigo de Tu providencia. Dirige hacia nosotros Tu mirada de favor. Da luz a nuestros ojos, percepción a nuestros oí dos y comprensión y amor a nuestros cora zones. Regocija y alegra nuestras almas mediante Tus buenas nuevas. ¡Oh Señor! Indícanos el sendero de Tu reino y resucí tanos a todos por medio de los hálitos del Espíritu Santo. Concédenos vida eterna y confi érenos honor infinito. Une al género humano e ilumina el mundo de la humani dad. Que todos sigamos Tu sendero, anhe lemos Tu complacencia e indaguemos los misterios de Tu reino. ¡Oh Dios! Únenos y enlaza nuestros corazones con Tu lazo in disoluble.

Verdaderamente Tú eres el Donador, Tú eres el Bondadoso y Tú eres el Todo poderoso.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Tú, bondadoso Señor! Tú has creado a toda la humanidad del mismo linaje. Tú has decretado que todos pertenezcan a la misma familia. En Tu Santa Presencia todos ellos son Tus sier vos y toda la humanidad se cobija bajo Tu Ta bernáculo; todos se han reunido en Tu Mesa de Munificencia; todos están ilu minados por la luz de Tu Providencia.

¡Oh Dios! Tú eres bondadoso con todos, Tú provees a todos, das asilo a todos, con fi eres vida a todos. Tú has dotado a todos y a cada uno con talento y facultades y todos están sumergidos en el Océano de Tu Mi sericordia.

¡Oh Tú, bondadoso Señor! Une a to dos. Haz que las religiones concuerden, haz de las naciones una sola, a fin de que puedan verse unas a otras como una sola familia y a toda la humanidad como un solo hogar. Que vivan todas juntas en perfecta armonía.

¡Oh Dios! Iza hasta lo más alto el es tandarte de la unidad de la humanidad.

¡Oh Dios! Establece la Paz Más Grande.
Une Tú, oh Dios, los corazones unos con otros.

¡Oh Tú, Padre bondadoso, Dios! Re gocija nuestros corazones con la fragan cia de Tu amor.

Ilumina nuestros ojos con la Luz de Tu Guía. Alegra nuestros oídos con la melodía de Tu Palabra y ampáranos a todos en el Refugio de Tu Providencia.

Tú eres el Poderoso y el Fuerte. Tú eres el Perdonador y Tú eres Quien pasa por alto los defectos de toda la humanidad.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Dios, oh Tú que has derramado Tu esplendor sobre las realidades luminosas de los hombres, vertiendo so bre ellos las luces resplandecientes del conocimiento y la guía, y los has elegido de entre todas las cosas creadas para hacerlos acreedores de esta gracia supre ma, y los has hecho abarcar a todas las cosas, comprender su íntima esencia y descubrir sus misterios, sacándolos de la oscuridad y trayéndolos al mundo visi ble! «Él ciertamente demuestra Su espe cial misericordia a quien Él desea».*

Oh Señor, ayuda a Tus amados a adqui rir conocimiento y aprender las ciencias y las artes, y a desentrañar los secretos que se atesoran en

* Corán, 51:56

la íntima realidad de todo lo creado. Hazlos oír las verdades ocultas que están escritas e inscritas en lo más hondo de todo cuando existe. Haz que sean ense ñas de guía en medio de todas las criaturas y penetrantes rayos de la mente que derra man por doquier su luz en ésta, la «primera vida»*. Haz que sean conductores hacia Ti, guías a Tu camino, corredores que instan a los hombres a que se dirijan a Tu Reino.

Tú ciertamente eres el Poderoso, el Protector, el Potente, el Defensor, el Fuerte, el Más Generoso.

‘Abdu’ l-Bahá
* Corán, 55:19-22
ILUMINACIÓN
¡L

a alabanza sea para Ti, oh mi Dios! Soy uno de Tus siervos que ha creído en Ti y en Tus signos. Tú ves cómo me he dirigido hacia la puerta de Tu misericordia y he vuelto mi rostro hacia Tu cariñosa bondad. Te imploro, por Tus muy excelentes títulos y por Tus muy exaltados atributos, que abras ante mi rostro las puertas de Tus dádivas. Ayúdame, pues, a hacer lo que es bueno, ¡oh Tú que eres el Poseedor de todos los nombres y atributos!

Soy pobre, oh mi Señor, y Tú eres el Rico. He vuelto mi rostro hacia Ti y me he desprendido de todo menos de Ti. Te imploro que no me prives de las brisas de Tu tierna misericordia ni me niegues lo que Tú ordenaste para los elegidos entre Tus siervos.

Aparta el velo de mis ojos, oh mi Se ñor, para que reconozca lo que Tú has deseado para Tus criaturas y descubra, en todas las manifestaciones de Tu obra, las revelaciones de Tu fuerza todopoderosa. Arroba mi alma, oh mi Señor, con Tus poderosísimos signos y sácame de la profundidad de mis deseos corruptos y per versos. Decreta, pues, para mí el bien de este mundo y el del venidero. Potente eres Tú para hacer lo que Te place. No hay Dios sino Tú, el Todoglorioso, cuya ayuda es buscada por todos los hombres.

Te doy gracias, oh mi Señor, por ha berme despertado de mi sueño, por haberme conmovido y por haber creado en mí el deseo de percibir lo que la mayoría de Tus siervos no han podido comprender. Capacítame por lo tanto, oh mi Señor, para contemplar, por amor a Ti y por Tu agrado, todo lo que Tú has deseado. Tú eres Aquel de Quien todas las cosas atestiguan la fuerza de Su poder y soberanía.

No hay otro Dios sino Tú, el Todopo deroso, el Benéfico.

Bahá’u’lláh
T

oda alabanza sea para Ti, oh mi Dios, Quien eres la Fuente de toda gloria y majestad, de grandeza y honor, de sobera nía y dominio, de sublimidad y gracia, de asombro y fuerza. A quien Tú quieres, le haces acercarse al Océano Más Grande y a quien Tú deseas le con fi eres el honor de reconocer Tu Muy An tiguo Nombre. De todos los que están en el cielo y en la tie rra, nadie puede resis tirse a la acción de Tu so berana Volun tad. Desde toda la eter nidad Tú registe la creación entera y por siempre continuarás ejerciendo Tu domi nio sobre todo lo creado. No hay otro Dios más que Tú, el Omnipotente, el Exaltadísimo, el Todo poderoso, el Sapientísimo.

Ilumina, oh Señor, los rostros de Tus siervos para que puedan contemplarte, y limpia sus corazones para que puedan volverse hacia la corte de Tus favores celestiales y reconocer a Aquel que es la Manifestación de Tu Ser y la Aurora de Tu Esencia. Verdaderamente Tú eres el Señor de todos los mundos. No hay Dios sino Tú, el Libre, Quien todo lo domina.

Bahá’u’lláh
JÓVENES
¡O

h, Señor! Haz radiante a este joven y confiere Tu generosidad a esta pobre criatura. Otórgale conocimiento, concédele más fuerza al romper el alba cada mañana y resguárdalo al amparo de Tu protección para que se libre del error, pueda consagrarse al servicio de Tu Causa, pueda guiar a los descarriados, en caminar a los desventurados, liberar a los cautivos y despertar a los desatentos, para que todos sean bendecidos con Tu recuerdo y Tu alabanza. Tú eres el Poderoso y el Potente.

‘Abdu’l-Bahá
ᄀO

h amable Señor! En el horizonte del desprendimiento has manifestado almas que, como la luna brillante, han ver tido su resplandor sobre el dominio del alma y el corazón, se han librado de los atributos del mundo de la existencia y se han dirigido presurosos al reino de la in mortalidad. Con una gota del océano de Tu bondad a menudo humedeciste el jardín de su corazón hasta que obtuvieron incompa rable frescura y belleza. La santa fragancia de Tu divina unidad fue difundida por do quier, difundiendo sus suaves aromas por todo el mundo y haciendo que estén per fumadas todas las regiones de la tierra. Entonces, oh espíritu de Pureza, haz surgir almas que, al igual que esos seres santificados, lleguen a ser frescas y puras, ador nen el mundo del ser con un nuevo atavío y un maravilloso manto, no busquen a nadie sino Tú, no hollen camino alguno que no sea el de Tu complacencia y de nada hablen sino de los misterios de Tu Causa. ¡Oh amable Señor! Concede que este joven alcance lo que es la más alta aspiración de los santos. Dótale con las alas de Tu gracia fortalecedora –alas del desprendimiento y ayuda divina– para que en ellas se remonte a la atmósfera de Tu tierna misericordia, pueda participar de Tus dones celestiales, llegue a ser un signo de la guía divina y un estandarte del Concurso de lo alto. Tú eres el Potente, el Poderoso, el Vidente, el Oyente

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h amable Señor! Confi ere por Tu gracia un par de alas celestiales a cada uno de estos pajarillos, y dales po der espiritual para que eleven el vuelo por este espacio ilimitado y se remonten a las alturas del Reino de Abhá.

¡Oh Señor! Fortalece estas frágiles plantitas para que cada una de ellas llegue a ser un árbol fructífero, verde y florecien te. Haz victoriosas a estas almas por la po tencia de Tus huestes celestiales, para que puedan aplastar las fuerzas del error e igno rancia y enarbolar el estandarte del compa ñerismo y la guía en medio de las gentes; para que como vivificantes brisas primave rales refresquen y reanimen los árboles de las almas humanas, y como lluvias verna les hagan que se vuelvan verdes y fértiles los prados de esa región. Tú eres el Fuerte y el Poderoso; Tú eres el Otorgador y Quien todo lo ama.

‘Abdu’l-Bahá
ᄀO

h amable Señor! Otorga confir ma ción celestial a esta hija del reino, y ayúdale benévolamente a que perma nez ca firme y constante en Tu Causa y que, como un ruiseñor del rose dal de los miste rios, en los más miríficos tonos cante me lodías en el Reino de Abhá, trayendo con ello a todos felicidad. Ensálzala entre las hijas del reino y per mítele alcanzar la vida eterna.

Tú eres el Otorgador, Quien todo lo ama.
‘Abdu’l-Bahá
¡A

labanza y gloria sean para Ti, oh Señor, mi Dios! Éste es un selecto arbolito que has plantado en los prados de Tu amor y has criado con los dedos de Tu Señorío.

Lo has regado con el agua proveniente del manantial de la vida eterna que brota de los jardines de Tu unicidad y has hecho que las nubes de Tu tierna merced dejen caer sobre él Tus favores. Ahora ha crecido y se ha desarrollado al abrigo de Tus bendicio nes manifi estas que proceden de la Aurora de Tu divina esencia. Ha echado hojas y flo res, está cargado de frutos por la providen cia de Tus maravillosos dones y dádivas y es mecido por la fragante brisa que sopla proveniente de Tu bondad. ¡Oh Señor! Haz que este arbolito se vuelva verde, fresco y fl oreciente por las efusiones de Tu especial munificencia y favor, con las cuales has dotado los tabernáculos de la santidad en Tu Reino eterno y has adornado las esencias de la unidad en el ruedo de la reunión.

¡Oh Señor! Asístele con Tu gracia fortalecedora que procede de Tu Reino invisi ble, ayúdale con las huestes que están ocultas a los ojos de Tus siervos y concé dele una posición segura en Tu pre sencia. Desata su lengua para que haga mención de Ti y alegra su corazón para que celebre Tu alabanza. Ilumina su ros tro en Tu Rei no, hazle prosperar en el dominio de lo alto y benévolamente con fírmale en el servicio a Tu Causa.

Tú eres el Todopoderoso, el Todoglo rioso, el Omnipotente.

‘Abdu’l-Bahá
MAÑANA
H

e despertado bajo Tu amparo, oh mi Dios, y corresponde a quien busca tal amparo permanecer dentro del Santuario de Tu protección y la Fortaleza de Tu de fensa. Ilumina mi ser interior, oh mi Señor, con los resplandores de la Aurora de Tu Revelación, así como iluminaste mi ser exterior con la luz matinal de Tu favor.

Bahá’u’lláh
M

e he levantado esta mañana por Tu gracia, oh mi Dios, y he dejado mi hogar confiando plenamente en Ti y en tregándome a Tu cuidado. Haz descen der, pues, sobre mí, desde el cielo de Tu merced, una bendición de Tu parte y permíteme regresar salvo a mi hogar, así como me permitiste salir bajo Tu protec ción con mis pensamientos fijos firme mente en Ti.

No hay otro Dios más que Tú, el Único, el Incomparable, el Omnisciente, el Todosabio.

Bahá’u’lláh
T

e alabo, oh mi Dios, por haberme des pertado de mi sueño, por haberme expuesto a la luz después de mi desapari ción y por haberme sacado de mi letargo. He despertado esta mañana con el rostro vuelto hacia los resplandores del Sol de Tu Revelación, por Cuyo medio se han iluminado los cielos de Tu poder y Tu majestad, reconociendo Tus signos, cre yendo en Tu Libro y aferrándome a Tu Cuerda.

Te imploro, por la potencia de Tu vo luntad y el poder irresistible de Tu propó sito, que hagas de lo que Tú me revelaste en mi sueño la base más segura para las mansiones de Tu amor, que están en el corazón de Tus amados, y el mejor ins trumento para la revelación de los signos de Tu gracia y Tu bondad.

Ordena para mí, oh mi Señor, por medio de Tu muy exaltada Pluma, el bien de este mundo y del venidero. Atestiguo que en Tu puño sostienes las riendas de todas las co sas. Tú las cambias como Te place. No hay Dios sino Tú, el Fuerte, el Fiel.

Tú eres Quien transforma, por medio de su mandato, la humillación en gloria, la debilidad en fortaleza, la impotencia en poder, el temor en calma, la duda en cer teza. No hay Dios sino Tú, el Poderoso, el Benéfico.

Tú no decepcionas a nadie que Te haya buscado, ni apartas a quien Te haya desea do. Ordena para mí lo que sea pro pio del cielo de Tu generosidad y del océano de Tu munificencia. Tú eres verdaderamente el Omnipotente, el Más Po deroso.

Bahá’u’lláh
AMANECER
¡O

h mi Dios y mi Maestro! Soy Tu siervo y el hijo de Tu siervo. Me he levantado de mi lecho en este amane cer en que el Sol de Tu unicidad ha bri llado desde la Aurora de Tu voluntad y ha derramado su resplandor sobre todo el mundo de acuerdo con lo que ha sido ordenado en los Libros de Tu Decreto.

Alabado seas Tú, oh mi Señor, por habernos despertado a los resplandores de la luz de Tu conocimiento. Envíanos pues, oh mi Señor, lo que nos capacite para prescindir de todos excepto de Ti y nos libre de todo apego a alguien que no seas Tú. Además, decreta para mí, para quienes me son queridos y para mis pa rientes, hombres y mujeres, el bien de este mundo y el venidero. Resguárdanos entonces, mediante Tu infalible protec ción, oh Tú, el Bienamado de la creación entera y el Deseo de todo el universo, de aquellos a quienes has hecho manifesta ciones del Maligno, que susurran al pe cho de los hombres. Potente eres Tú para hacer lo que Te place. Tú eres verdade ramente el Todopoderoso, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.

Bendice, oh Señor mi Dios, a Aquel a Quien Tú has colocado por encima de Tus más excelentes títulos y mediante Quien Tú has separado a los piadosos de los perversos, y ayúdanos bondadosa mente a hacer aquello que Tú amas y de seas. Bendice además, oh mi Dios, a quienes son Tus Palabras y Tus Letras y a quienes han dirigido sus rostros hacia Ti, se han vuelto hacia Tu semblante y han escu chado Tu llamada.

Tú eres en verdad el Señor y el Rey de todos los hombres y eres poderoso sobre todas las cosas.

Bahá’u’lláh
MATRIMONIO

Desposaos, oh pueblo, para que engendréis a quien haga mención de Mí en medio de Mis siervos. Éste es Mi mandato para vosotros. Asíos fir me mente a él como ayuda para vosotros mismos.

Bahá’u’lláh

El matrimonio bahá’í es la unión y el afecto cordial entre las dos partes. Sin embargo, deben tener el máximo cuidado en conocer cada uno el carácter del otro. Este lazo eterno debe asegu rarse con una alianza sólida y la fi nalidad debe ser fomentar la armonía, la camaradería y la unidad, y alcanzar la vida eterna.

‘Abdu’l-Bahá

La promesa de matrimonio, el verso que la novia y el novio han de decir en presencia de al menos dos testigos válidos para la Asamblea Espiritual, es el siguiente, según está estipulado en el Kitáb-i-Aqdas (el Libro Más Sagrado):

Para los hombres: Todos, en verdad, nos atendremos a la Voluntad de Dios.

Para las mujeres: Todas, en verdad, nos atendremos a la Voluntad de Dios.

ᄀE

l es el Conferidor, el Munífico! ¡La alabanza sea para Dios, el An tiguo, el Siempre Perdurable, el Inmuta ble, el Eterno! Aquel que ha atestiguado en Su propio Ser que verdaderamente Él es el Uno, el Único, el Ilimitado, el Exalta do. Somos testigos de que en verdad no hay Dios sino Él, reconocemos Su unicidad y confesamos Su singularidad. Él ha morado siempre en alturas inacce sibles, en las cumbres de Su excelsitud, santificado de la mención de cualquiera salvo Él mismo, libre de la descripción de cual quiera excepto Él.Y cuando Él deseó manifestar gracia y beneficencia a los hombres y poner el mundo en

orden, reveló prácticas y creó leyes. Entre ellas estableció la ley del ma trimonio, la convirtió en una fortaleza para el bienestar y la salvación y nos la impuso entre lo que fue enviado desde el cielo de santidad en Su Libro Más Sagrado. Dice Él, ¡grande es Su gloria!: «Desposaos, oh pueblo, para que engendréis a quien haga mención de Mí en medio de Mis siervos. Éste es Mi mandato para vosotros. Asíos firmemente a él como ayuda para vosotros mismos».

Bahá’u’lláh
¡E

l es Dios! ¡Oh Señor incomparable! En Tu omnipotente sabiduría has ordenado el ma tri monio a los pueblos para que las gene raciones de los hombres se sucedan unas a otras en este mundo contingente y para que siempre, mientras exista el mundo, es tén ocupados en servirte y ado rarte en el Umbral de Tu unidad, en salu darte, venerarte y alabarte. «No he creado a los espí ritus y a los hombres sino para que me ado ren»*. Por tanto, desposa en el cielo de Tu misericordia a estos

* Corán, 51:56.

dos pája ros del nido de Tu amor y haz de ellos el medio de atraer gracia perpetua, para que de la unión de estos dos mares de amor surja una ola de ternura que vierta en la playa de la vida perlas de pura y hermosa descen den cia. «Él ha soltado los dos ma res para que se en cuentren. Entre ellos hay una barrera que no sobrepasan. Así pues, ¿cuál de los do nes de vuestro Señor nega réis? Saca de ambos perlas mayores y menores» *.

¡Oh Tú, bondadoso Señor! Haz que este matrimonio produzca corales y perlas. Tú eres verdaderamente el Todopoderoso, el Más Grande, Quien siempre perdona.

‘Abdu’l-Bahá
¡G

loria sea a Ti, oh mi Dios! Verda deramente este siervo Tuyo y esta sierva Tuya se han reunido a la som bra de Tu misericordia y están unidos por Tu favor y generosidad. ¡Oh Señor! Ayú dales en este mundo Tuyo y en Tu reino, y des tina para ellos todo bien por Tu gracia y bon dad. ¡Oh Señor! Confírmales

* Corán, 55:19-22.

en Tu servi dumbre y ayúdales en Tu servicio. Permíteles llegar a ser los signos de Tu Nombre en Tu mundo y protégeles me diante Tus dádivas que son inagotables en este mundo y en el mundo venidero. ¡Oh Señor! Ellos suplican al reino de Tu mise ricordia e invocan al dominio de Tu uni cidad. Verdaderamente se han desposado en obediencia a Tu mandato. Haz que lle guen a ser los signos de armonía y unidad hasta el fi n de los tiempos.

Verdaderamente, Tú eres el Omnipo tente, el Omnipresente y el Todopoderoso.

‘Abdu’l-Bahá
ᄀO

h mi Señor, oh mi Señor! Estos dos astros brillantes están despo sados en Tu amor, juntos en el servicio de Tu Sagrado Umbral, unidos en la atención de Tu Causa. Haz que este matrimonio sea como un haz de luz de Tu abundante gra cia, oh mi Señor, el Todo misericordioso, y como rayos luminosos de Tus dádivas, oh Tú, el Benéfi co, el Siempre Donador, para que de este árbol broten ramas que crez can verdes y fl orecientes por medio de los dones que des cienden de Tus nubes de gracia.

En verdad Tú eres el Generoso; en verdad Tú eres el Todopoderoso; en verdad Tú eres el Compasivo, el Todomisericordioso.

‘Abdu’l-Bahá
MUJERES
¡O

h Tú Cuyo rostro es el objeto de adoración de todos los que Te an helan, Cuya presencia es la esperanza de quienes se hallan completamente consa grados a Tu voluntad, Cuya proximidad es el deseo de cuantos se han acercado a Tu corte, Cuyo semblante es el compañe ro de aquellos que han reconocido Tu verdad, Cuyo nombre es el impulsor de las almas que ansían contemplar Tu ros tro, Cuya voz es la verdadera vida de Tus amantes, las palabras de Cuya boca son como aguas de vida para todos los que están en el cielo y en la tierra!

Te suplico, por el agravio que has sufri do y los males que han infligido so bre Ti las huestes de los perpetradores de maldad, que me envíes, desde las nubes de Tu merced, aquello que me purifi que de todo lo que no sea Tuyo, para que sea digno de alabarte y esté capacitado para amarte.

No me niegues, oh mi Señor, las cosas que Tú ordenaste para aquellas de Tus siervas que han circundado a Tu derre dor, y sobre las cuales se han vertido conti nua mente los esplendores del sol de Tu belleza y los rayos de la brillantez de Tu rostro. Tú eres Aquel que, desde la eternidad, has so corrido a quienquiera Te haya buscado, y has favorecido genero samente a quien Te haya invocado.

No hay Dios fuera de Ti, el Poderoso, el Siempre Perdurable, el Munífico, el Más Generoso.

Bahá’u’lláh
¡G

loria sea a Ti, oh mi Dios! Mi ros tro se ha dirigido hacia Tu rostro, y mi rostro es, verdaderamente, Tu rostro; y mi llamado es Tu llamado; y mi Reve lación, Tu Revelación; y mi ser, Tu Ser; y mi Causa, Tu Causa; y mi mandato, Tu mandato; y mi Existencia, Tu Existencia; y mi soberanía, Tu soberanía; y mi gloria, Tu gloria; y mi poder, Tu poder.

Yo te imploro, oh Tú Modelador de naciones y Rey de la eternidad, que guardes a Tus siervas en el tabernáculo de Tu castidad, y que suprimas aquellos de sus actos que son indignos de Tus días. Puri fícalas entonces, oh mi Dios, de todas las dudas y ociosas fantasías, y santifícalas de todo cuanto no convenga a su paren tesco contigo, oh Tú que eres el Señor de los nombres, y Fuente de la expresión. Tú eres Aquel en Cuyo puño están las rien das de toda la creación.

No hay Dios sino Tú, el Todopodero so, el Más Exaltado, el Todoglorioso, Quien Subsiste por Sí mismo.

Bahá’u’lláh
¡G

lorificado eres Tú, oh Señor mi Dios! Tú eres Aquel, el fuego de Cuyo amor ha inflamado los corazones de quienes han reconocido Tu unidad, y los esplendores de Cuyo semblante han ilumi nado los rostros de los que se han acercado a Tu corte. ¡Cuán dulce, oh mi Amado, es el agravio que, en mi amor por Ti, y por Tu complacencia, sufro a causa de los dardos de los obradores de iniquidad! ¡Cuán gratas son las heridas que, en Tu sendero y a fin de proclamar Tu Fe, recibo de las espadas de los infieles!

Te suplico, por Tu nombre por medio del cual Tú cambias la inquietud en tran quilidad, el temor en confianza, la debili dad en fortaleza y la humillación en glo ria, que nos ayudes, con Tu gracia, a mí y a Tus siervos, a exaltar Tu nombre, a en tregar Tu Mensaje y proclamar Tu Causa, de modo tal que podamos permanecer impasibles ante el asedio de los transgre sores y la ira de los infieles, ¡oh Tú Que eres el Bienamado!

Yo soy, oh mi Señor, Tu sierva, que ha escuchado Tu llamado, y se ha dirigido presurosa hacia Ti, huyendo de sí misma y poniendo su corazón en Ti. Te imploro, oh mi Señor, por Tu nombre, por el cual han sido originados todos los tesoros de la tierra, que me protejas de las insinua ciones de quienes no han creído en Ti y han repudiado Tu verdad.

Potente eres Tú para hacer lo que deseas. Tú eres, verdaderamente, el Omnisciente, el Sapientísimo.

Bahá’u’lláh
ᄀM

agnificado sea Tu nombre, oh Se ñor mi Dios! He aquí mi ojo ex pectante por contemplar las maravillas de Tu misericordia, mi oído anhelante por es cuchar Tus dulces melodías, y mi corazón ansioso de las aguas vivientes de Tu cono cimiento. Tú ves a Tu sierva, oh mi Dios, de pie ante la habitación de Tu merced, in vocándote por Tu nombre, el cual has es cogido por encima de todos los demás nombres y exaltado sobre todos los que están en el cielo y en la tierra. Haz descen der sobre ella los hálitos de Tu misericordia, para que sea completamente separada de sí misma, y enteramente atraída hacia la sede que, resplandeciente con la gloria de Tu rostro, difunde a lo lejos el fulgor de Tu soberanía y se ha constituido en Tu trono. Potente eres Tú para hacer Tu voluntad. No hay Dios fuera de Ti, el Todoglorioso, el Más Generoso.

Te suplico, oh mi Señor, que no ex pulses a quienes Te han buscado, ni re chaces a aquellos que han dirigido a Ti sus pasos, ni prives de Tu gracia a quie nes Te aman. Tú eres Aquel, oh mi Se ñor, Quien Se ha llamado a Sí mismo el Dios de Misericordia, el Más Compasivo. Ten piedad, entonces, de Tu sierva que ha buscado Tu abrigo y ha vuelto su ros tro hacia Ti.

Tú eres, verdaderamente, Quien siem pre per-dona, el Más Misericordioso.

Bahá’u’lláh
¡O

h Tú, ante Cuya terrible majestad todas las cosas se han estremecido, en Cuyo poder están los asuntos de todos los hombres, hacia Cuya gracia y miseri cordia se vuelven los rostros de todas Tus criaturas! Yo Te suplico, por Tu Nombre, el cual has ordenado que sea el espíritu de todos los nombres que están en el rei-no de los nombres, que nos protejas de las murmuraciones de aquellos que se han aparta do de Ti, y han repudiado la verdad de Tu muy augusto y exaltadísimo Ser, en esta Revelación que ha hecho estremecer el rei no de Tus nombres.

Soy una de Tus siervas, ¡oh mi Señor! He vuelto mi rostro hacia el santuario de Tus bondadosos favores y el adorado ta bernáculo de Tu gloria. Purifícame de todo lo que no es de Ti, y fortaléceme para amarte y cumplir Tu voluntad, para que me deleite en la contemplación de Tu belleza y, libre de todo afecto a cualquiera de Tus criaturas, pueda en todo momento procla mar: «¡Magnificado sea Dios, el Señor de los mundos!».

Que mi alimento, oh mi Señor, sea Tu belleza, y mi bebida, la luz de Tu presen cia; y mi esperanza, Tu complacencia; y mi obra, Tu alabanza; y mi compañero, Tu re cordación; y mi ayuda, Tu soberanía; y mi morada, Tu habitación; y mi hogar, la sede que Tú has exaltado por sobre las li mita ciones de aquellos que, como por la interposición de un velo, están separados de Ti.

Tú eres, en verdad, el Dios de poder, de fortaleza y de gloria.

Bahá’u’lláh
¡G

loria a Ti, oh mi Dios! Una de Tus siervas, que ha creído en Ti y en Tus signos, ha entrado bajo la sombra del árbol de Tu unicidad. Dale de beber, oh mi Dios, por Tu Nombre, el Manifiesto y el Oculto, de Tu escogido y sella-do Vino, para que pueda liberarse de sí misma, y estar enteramente consagrada a Tu re cuerdo, y completamente desprendida de cualquiera que no seas Tú.

Ya que Tú, por Tu munificencia, le has revelado el conocimiento de Ti, oh mi Señor, no le niegues Tu gracia; y puesto que la has llama-do hacia Ti, por Tu favor, no la apartes de Ti. Provéela, entonces, con aquello que sobrepasa todo lo que pueda hallarse en Tu tierra. Tú eres, verdaderamente, el Munificente, Cuya gracia es inmensa.

Si confirieses a una de Tus criaturas aquello que igualara a los reinos de la tierra y el cielo, ello no disminuiría ni siquiera en un átomo la inmensidad de Tu dominio. Mucho más grande eres Tú que el Grande, tal como suelen llamarte los hombres, pues dicho título no es sino uno de Tus nom bres, todos los cuales fueron creados por mera indicación de Tu voluntad.

No existe otro Dios sino Tú, el Dios de poder, el Dios de gloria, el Dios de cono cimiento y sabiduría.

Bahá’u’lláh
T

ú ves, oh mi Dios, cómo los males cometidos por aquellas de Tus criatu ras que Te han vuelto la espalda se han interpuesto entre Aquel en Quien Tu Dei dad está manifiesta y Tus siervos. Haz descender sobre ellos, oh mi Señor, lo que les haga ocuparse mutuamente con lo que les concierne. Haz entonces, que su vio lencia se limite a ellos mismos, para que la tierra y los que en ella habitan en cuen tren la paz.

Una de Tus siervas, oh mi Señor, ha buscado Tu rostro y se ha remontado en la atmósfera de Tu complacencia. No le nie gues, oh mi Señor, las cosas que Tú orde naste para las elegidas entre Tus siervas. Permítele, entonces, que sea tan atraída por Tus palabras que celebre Tu alabanza en medio de ellas.

Potente eres Tú para hacer lo que Te place. No existe otro Dios sino Tú, el To dopoderoso, Cuya ayuda es implorada por todos los hombres.

Bahá’u’lláh
¡O

h mi Señor, mi Amado, mi Deseo! Sé mi amigo en la soledad y acom páñame en mi exilio. Aleja mis aflicciones. Haz que me consagre a Tu belleza. Apár tame de todo excepto de Ti. Atráeme con Tus fragancias de santidad. Haz que me asocie en Tu Reino con aquellos que se han apartado de todo salvo de Ti, que an helan servir en Tu sa grado umbral y se levantan para trabajar en Tu Causa. Per míteme ser una de Tus siervas que han alcanzado Tu compla cencia. Verdaderamente, Tú eres el Bon dadoso, el Gene roso.

‘Abdu’l-Bahá
¡M

i Señor! ¡Mi Señor! Te alabo y Te doy gracias por aquello con que has favorecido a Tu humilde sierva, a Tu esclava que Te ruega y Te suplica, porque Tú verdaderamente la has guiado a Tu Reino manifi esto, has hecho que escuche Tu exaltado Llamamiento en el mundo contingente y contemple Tus Signos que demuestran la manifestación de Tu domi nio victorioso sobre todas las cosas.

¡Oh mi Señor! Te dedico lo que está en mi seno. Haz, pues, de él un niño digno de elogio en Tu Reino y un agraciado por Tu favor y Tu generosidad; haz que se desa rrolle y crezca bajo el cuidado de Tu edu cación.

Verdaderamente, Tú eres el Generoso. Verdaderamente, Tú eres el Señor de Gran Favor.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Dios, mi Dios! Esta Tu sierva Te invoca, confía en Ti, vuelve su rostro hacia Ti, Te implora que derrames Tus dones celestiales sobre ella, le reve les Tus misterios espirituales y proyectes sobre ella las luces de Tu Divinidad.

¡Oh mi Señor! Haz que los ojos de mi marido vean. Alegra su corazón con la luz de Tu conocimiento, atrae su mente hacia Tu luminosa belleza, regocija su espíritu revelándole Tus esplendores ma nifiestos.

¡Oh mi Señor! Levanta el velo que está ante su vista. Haz descender sobre él Tus abundantes dones, embriágale con el vino del amor por Ti, haz de él uno de Tus án geles, cuyos pies andan sobre esta tierra al tiempo que sus almas se remontan a los elevados cielos. Haz que se convierta en una lámpara brillante, que resplandezca con la luz de Tu sabiduría en medio de Tu pueblo.

Verdaderamente, Tú eres el Aprecia do, Quien siempre otorga, el Munífico.

‘Abdu’l-Bahá
NIÑOS
¡O

h Señor, mi Dios! Este es un niño que ha nacido del vientre de una de Tus siervas a la que has conferido una po sición distinguida en las Tablas de Tu irre vocable decreto contenidas en los Libros de Tu mandato.

Te imploro por Tu nombre, el cual permite a todos alcanzar el objeto de su deseo, que concedas que este niño llegue a ser un alma más ma-dura entre Tus siervos; haz que brille me diante el poder de Tu nombre, permítele expresar Tu alabanza, volver su rostro hacia Ti y acercarse a Ti. Verdaderamente Tu eres Quien desde siempre has sido potente para hacer Tu voluntad, y por siempre seguirás siendo poderoso para hacer lo que desees. No hay otro Dios más que Tú, el Excel so, el Augusto, el Sometedor, el Poderoso, el Imponente.

Bahá’u’lláh
¡O

h mi Dios! ¡Oh mi Dios! Tú ves a estos niños que son los vástagos del árbol de la vida, las aves de los pra dos de la salvación, las perlas del océano de Tu gracia, las rosas del jardín de Tu guía. ¡Oh Dios, nuestro Señor! Cantamos Tu alabanza, damos testimonio de Tu santidad, rogamos fervientemente al cielo de Tu misericordia que nos conviertas en luces de guía, estrellas que brillen sobre los horizontes de eterna gloria entre la humanidad y nos enseñes un conoci miento que procede de Ti. ¡Yá Bahá’u’l-Abha!

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Señor! Soy niño; permite que crezca a la sombra de tu bondad. Soy una tierna planta; haz que me ali mente con las efusiones de las nubes de Tu merced. Soy un brote del jardín del amor; haz que llegue a ser un árbol fructífero. Tú eres el Poderoso y el Potente, y Tú eres el Amoroso, el Sabio, Quien todo lo ve.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Tú gloriosísimo Señor! Bendice y haz feliz a esta pequeña sierva Tuya; haz que sea querida en el umbral de Tu unicidad, y permítele saciarse con la copa de Tu amor para que se llene de éxtasis y arrobamiento y difunda perfu madas fragancias. Tú eres el Poderoso y el Potente, y Tú eres el Sabio, Quien todo lo ve.

‘Abdu’l-Bahá
¡É

l es Dios! ¡Oh Dios, mi Dios! Con cédeme un corazón puro, como una perla.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Dios! Educa a estos niños. Ellos son las plantas de Tu huerto, las fl o res de Tu prado, las rosas de Tu jardín. Haz que Tu lluvia descienda sobre ellos. Haz que el Sol de la Realidad brille con Tu amor sobre ellos. Haz que Tu brisa les refresque para que se eduquen, crezcan, se desarro llen y se manifiesten con la máxima be lleza. Tú eres el Donador. Tú eres el Com pasivo.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Dios! Guíame, protégeme, haz de mí una lámpara brillante y una estrella resplandeciente. Tú eres el Fuerte y el Poderoso.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h mi Señor! ¡Oh mi Señor! Soy un niño de tierna edad. Nútreme del pecho de Tu misericordia, instrúyeme en el seno de Tu amor, edúcame en la escuela de Tu guía y desarróllame a la sombra de Tu munificencia. Líbrame de la oscuridad; haz de mí una luz brillante; libérame de la desdicha; haz de mí una flor del rosedal; permite que me convierta en siervo ante Tu umbral y confiéreme el carácter y la naturaleza de los justos; haz de mí un motivo de munificencia hacia el mundo del hombre y corona mi cabeza con la diade ma de la vida eterna.

Verdaderamente Tú eres el Fuerte, el Poderoso, el que ve y el que oye.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Señor incomparable! Sé Tú un amparo para este pobre niño, un Maestro bondadoso y clemente para esta alma errante e infeliz. ¡Oh Señor! A pesar de ser plantas inútiles, sin embargo per tenecemos a Tu jardín de rosas. Aunque somos arbolitos sin hojas ni fl ores, sin embargo somos parte de Tu huerto. Nutre esta planta, entonces, con las efusiones de las nubes de Tu tierna misericordia y vi vifica y refresca este arbolito con el hálito reanimador de Tu primavera espi ritual. Permite que llegue a ser atento, perspicaz y noble, y haz que alcance vida eterna y more para siempre en Tu Reino.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h, Señor! Haz de estos niños plantas excelentes. Haz que crezcan y se desarrollen en el Jardín de Tu Alianza, y otórgales frescura y belleza mediante las efusiones de las nubes del Reino de Abhá.

¡Oh, Tú, Dios bondadoso! Soy un niño pequeño, exáltame admitiéndome en el reino. Soy terrenal, hazme celestial; soy del mundo de abajo, permíteme pertenecer al reino de arriba; estoy apesadumbrado; permite que me vuelva brillante; soy mate rial, hazme espiritual y concédeme que pueda manifestar Tus infinitas generosi dades.

Tú eres el Poderoso, el Todoamoroso.
‘Abdu’l-Bahá
¡O

h, Tú, Dios bondadoso! Estos niños encantadores son obra de los dedos de Tu poder y los signos maravillosos de Tu grandeza. ¡Oh, Dios! Protege a estos niños, ayúdales bondadosamente a culti varse y capacítales para pres-tar servi cios al mundo de la humanidad. ¡Oh, Dios! Estos niños son perlas, haz que se nutran dentro de la concha de Tu amorosa bon dad.

Tú eres el Munífico, el Todoamoroso.
‘Abdu’l-Bahá
ᄀO

h mi Dios! ¡Oh mi Dios! Tú ves a estos niños que son las ramas del árbol de la vida, las aves de los prados de la salvación, las perlas del océano de Tu gracia, las rosas del jardín de tu guía. ¡Oh Dios, Señor nuestro! Entonamos Tu ala banza, damos testimonio de Tu santidad y fervientemente imploramos al cielo de Tu misericordia que haga de nosotros luces de guía, estrellas que brillan sobre los hori zontes de gloria eterna en medio de la humanidad y que nos enseñe el conoci miento que procede de Ti.

¡Yá Bahá’ul’Abha!
‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Señor! Soy un niño; permíteme crecer a la sombra de Tu bondad. Soy una tierna planta; nútreme con las llu vias de las nubes de Tu munificencia. Soy un renuevo del jardín del amor; trans fór mame en un árbol fructífero. Tú eres el Fuerte y el Poderoso, y Tú eres Quien todo lo ama, Quien todo lo sabe y Quien todo lo ve.

‘Abdu’l-Bahá
ᄀO

h gloriosísimo Señor! Haz bienaventurada y feliz a esta pequeña sierva Tuya; hazla querida en el umbral de Tu unicidad, y que beba hondo de la copa de Tu amor para que se llene de arrobamiento y éxtasis y difunda delica das fragancias. Tú eres el Fuerte y el Po deroso, y Tú eres el Omnisciente, Quien todo lo ve.

‘Abdu’l-Bahá
BEBÉS
¡A

labado seas Tú, oh Señor mi Dios! Concede misericordiosamente que este niño se alimente del pecho de Tu tierna merced y de Tu amorosa providen cia, y que se nutra con el fruto de Tus ár boles celestiales.

Permite que no sea confiado al cuida do de nadie excepto de Ti, puesto que Tú mismo lo creaste y le diste la existencia por medio de Tu soberana voluntad y poder. No hay otro Dios más que Tú, el Todopoderoso, el Sapientísimo.

Alabado seas Tú, oh mi Bienamado; que soplen sobre él los dulces aromas de Tu trascendente munificencia y las fra gancias de Tus dádivas sagradas. Permí tele buscar amparo a la sombra de Tu más exaltado Nombre, oh Tú que tienes en Tu mano el reino de los nombres y los atributos. Verdaderamente, Tú eres po tente para hacer lo que deseas, y Tú eres, en efecto, el Poderoso, el Exaltado, Quien siempre perdona, el Clemente, el Genero so, el Misericordioso.

Bahá’u’lláh
¡O

h Dios! Cría a este niño pequeño en el seno de Tu amor y dale leche del pecho de Tu providencia. Cultiva esta tierna planta en el rosedal de Tu amor y ayúdale a crecer mediante las lluvias de Tu generosidad. Haz de él un niño del reino y condúcelo a Tu dominio celestial.

Tú eres poderoso y bondadoso, y Tú eres el que otorga, el Magnánimo, el Se ñor de incomparable generosidad.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Tú, Dios incomparable! Haz que este niño de pecho se nutra del seno de Tu amorosa bondad; protégelo en la cuna de Tu seguridad y Tu protección y concede que se críe en los brazos de Tu tierno cariño.

‘Abdu’l-Bahá
NOCHE
¡O

h mi Dios, mi Maestro, el Objeto de mi deseo! Este Tu siervo busca dormir al amparo de Tu misericordia y reposar bajo el dosel de Tu gracia, implo rando Tu cuidado y Tu protección.

Yo Te ruego, oh mi Señor, por Tu ojo que no duerme, que guardes los míos para que no miren a ninguna otra cosa aparte de Ti. Fortalece, pues, su visión, para que puedan distinguir Tus signos y contemplar el Horizonte de Tu Revela ción. Tú eres Aquel ante las manifesta ciones de Cuya omnipotencia se ha estremecido la quin taesencia del poder.

No hay Dios sino Tú, el Todopodero so, el que todo lo subyuga, el Incondicio nado.

Bahá’u’lláh
¿C

ómo puedo yo desear dormir, oh Dios, mi Dios, cuando los ojos de aquellos que Te anhelan están despiertos a causa de su separación de Ti? ¿Y cómo puedo yo reposar, mientras las almas de quienes Te aman están muy afligidas de bido a su lejanía de Tu presencia?

Oh mi Señor, he encomendado mi es píritu y todo mi ser a la diestra de Tu po der y Tu protección, y pongo mi cabeza sobre la almohada por medio de Tu poder y la levanto de acuerdo con Tu voluntad y Tu complacencia. Tú eres en verdad el Preservador, el Guardián, el Omnipoten te, el Más Poderoso.

¡Por Tu poder! Yo no pido, ya sea dor mido o despierto, sino lo que Tú deseas. Soy Tu siervo y estoy en Tus manos. Ayúdame bondadosamente a realizar aquello que pueda derramar la fragancia de Tu agrado. Ésta es en verdad mi espe ranza y la esperanza de aquellos que dis frutan de la proximidad a Ti. ¡Alabado seas Tú, oh Señor de los mundos!

Bahá’u’lláh ¡Oh buscador de la verdad! Si deseas que Dios abra tus ojos, debes suplicarle, orar y comul gar con Él a medianoche, diciendo:

¡O

h Señor, he vuelto mi rostro hacia Tu reino de unidad y estoy sumer gido en el océano de Tu misericordia. Oh Señor, ilumina mi visión mediante la contemplación de Tus luces en esta noche oscura y hazme feliz con el vino de Tu amor en esta época maravillosa. Oh Se ñor, hazme oír Tu llamada y abre ante mi rostro las puertas de Tu cielo para que pueda ver la luz de Tu gloria y ser atraído hacia Tu belleza. Verdaderamente, Tú eres el Donador, el Generoso, el Compa sivo, el Perdonador.

‘Abdu’l-Bahá
PERDÓN
T

ú me ves, oh mi Señor, con el rostro vuelto hacia el cielo de Tu munificencia y el océano de Tu favor, separado de todo excepto de Ti. Te pido, por los resplandores del Sol de Tu revelación en el Sinaí y por los fulgores del Astro de Tu gracia que brilla desde el horizonte de Tu Nombre, Quien siempre perdona, que me otorgues Tu perdón y tengas compa sión de mí. Decreta entonces para mí con Tu pluma de gloria, aquello que me exalte por medio de Tu Nombre en el mundo de la creación. Ayúdame, oh mi Señor, a dirigirme hacia Ti y a escuchar la voz de Tus amados, a quienes los po deres de la tierra no han podido debilitar ni el dominio de las naciones ha podido apartar de Ti, los cuales, avanzando hacia Ti, han dicho: «Dios es nuestro Señor, el Señor de todos los que están en el cielo y todos los que están en la tierra».

Bahá’u’lláh
Y

o soy aquel, oh mi Señor, que ha vuelto su rostro hacia Ti y ha fijado su esperanza en las maravillas de Tu gracia y en las revelaciones de Tu munificencia. Te ruego que no permitas que me aleje desilusionado de la puerta de Tu mi sericordia, ni me dejes a merced de aque llas criaturas Tuyas que han repudiado Tu Causa.

Yo soy, oh mi Dios, Tu siervo y el hijo de Tu siervo. He reconocido Tu verdad en Tus días y he dirigido mis pasos hacia las orillas de Tu individualidad, confesan do Tu unidad, reconociendo Tu unicidad y esperando Tu clemencia y Tu perdón. Po deroso eres Tú para hacer lo que deseas. No hay Dios aparte de Ti, el Todoglorio so, Quien siempre perdona.

Bahá’u’lláh
ᄀA

labado sea Tu Nombre, oh mi Dios y el Dios de todas las cosas, mi Gloria y la Gloria de todas las cosas, mi Deseo y el Deseo de todas las cosas, mi Fuerza y la Fuerza de todas las cosas, mi Rey y el Rey de todas las cosas, mi Poseedor y el Posee dor de todas las cosas, mi Objetivo y el Objetivo de todas las cosas, mi Motor y el Motor de todas las cosas! No permitas, Te lo imploro, que esté apartado de Tus tiernas mercedes y alejado de las orillas de Tu proximidad.

Nada que no seas Tú, oh mi Señor, me es provechoso, ni me sirve de nada la proximidad de otro que no seas Tú. Te ruego, por la abundancia de Tus rique zas, por medio de las cuales Tú prescin diste de todo excepto de Ti mismo, que me cuentes entre aquellos que han vuelto su rostro hacia Ti y se han levantado para servirte.

Perdona entonces, oh mi Señor, a Tus siervos y a Tus siervas. Tú eres en verdad Quien siempre perdona, el Más Com pasivo.

Bahá’u’lláh
ᄀG

lorificado eres Tú, oh Señor mi Dios! Cada vez que me atrevo a hacer mención de Ti, me lo impiden mis enormes pecados y mis graves transgre siones contra Ti, y me encuentro com pletamente desprovisto de Tu gracia, y absolutamente incapaz de celebrar Tu ala banza. Sin embargo, mi gran confianza en Tu generosidad revive mi esperanza en Ti, y mi certeza de que me tratarás munífica mente me da ánimo para ensalzarte, y pe dirte las cosas que Tú posees.

Te imploro, oh mi Dios, por Tu miseri cordia que ha sobrepasado a todo lo creado, y de la cual dan testimonio todos los que están sumergidos en los océanos de Tus nombres, que no me abandones a mí mismo, pues mi corazón es propenso al mal. Guárdame, entonces, dentro de la fortaleza de Tu protección y el refugio de Tu cuidado. Yo soy aquel, oh mi Dios, cuyo único deseo es lo que Tú has deter minado por la fuerza de Tu poder. Lo único que he escogido para mí es ser ampa rado por Tus bondadosas disposiciones y la resolución de Tu voluntad, y ser ayudado por las muestras de Tu decreto y juicio.

Te suplico, oh Tú, Quien eres el Amado de los corazones que Te anhelan, por las Manifestaciones de Tu Causa y las Auroras de Tu inspiración, y los Ex ponentes de Tu majestad, y los Tesoros de Tu conocimiento, que no permitas que sea privado de Tu santa Morada, Tu Templo y Tu Tabernáculo. Ayúdame, oh mi Señor, a alcanzar Su santificada corte, circular en torno a Su persona, y perma necer humilde ante Su puerta.

Tú eres Aquel Cuyo poder existe desde siempre y para siempre. Nada es capa a Tu conocimiento. Tú eres, verda deramente, el Dios de poder, el Dios de gloria y sabiduría.

¡Alabado sea Dios, el Señor de los mundos!
Bahá’u’lláh
¡G

lorificado eres Tú, oh Señor, mi Dios! Te suplico por Tus Elegidos y por los Portadores de Tu Fideicomiso y por Aquel a Quien Tú Le has ordenado que sea el Sello de Tus Profetas y de Tus Men sajeros, que permitas que Tu recuerdo sea mi compañero; Tu amor, mi objetivo; Tu semblante, mi meta; Tu nombre, mi lámpa ra; Tu deseo, mi deseo y Tu placer, mi deleite.

Soy un pecador, oh mi Señor, y Tú eres Quien siempre perdona. En cuanto Te reconocí, me apresuré a alcanzar la exaltada corte de Tu cariñosa bondad. Perdona, oh mi Señor, los pecados que me han impedido caminar por los sende ros de Tu complacencia y alcanzar las playas del océano de Tu unicidad.

¡Oh mi Señor! Nadie hay que me trate generosamente, hacia quien yo pueda volver mi rostro, ni nadie que tenga com pasión de mí, a quien yo pueda suplicarle misericordia. Te imploro que no me arrojes de la presencia de Tu gracia, ni apartes de mí las efusiones de Tu genero sidad y munificencia. Ordena para mí, oh mi Señor, lo que Tú has ordenado para los que Te aman y decreta para mí lo que Tú has decretado para Tus elegidos. En todo momento, mi mirada ha estado fija en el horizonte de Tu bondadosa provi dencia y mis ojos se han vuelto hacia la corte de Tus tiernas mercedes. Trátame como sea propio de Ti. No hay Dios sino Tú, el Dios de poder, el Dios de gloria, cuya ayuda todos los hombres imploran.

Bahá’u’lláh
¡A

labado seas Tú, oh Señor! Perdó nanos nuestros pecados, ten mise ricordia de nosotros y permítenos volver a Ti. No permitas que confiemos en nada más que en Ti y concédenos, mediante Tu generosidad, lo que Tú amas y deseas y aquello que es digno de Ti. Exalta la posición de aquellos que verdaderamente han creído y perdónales con Tu generoso perdón. Verdaderamente, Tú eres Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.

El Báb
¡O

h Dios nuestro Señor! Protégenos, mediante Tu gracia, de todo cuanto Te sea detestable, y concédenos aquello que sea propio de Ti. Danos más de Tu mu ni ficencia y bendícenos. Perdónanos por las cosas que hemos hecho y lava nuestros pecados, y absuélvenos con Tu gra cia perdonadora. Verdaderamente, Tú eres el Más Exaltado, Quien subsiste por Sí mismo.

Tu amorosa providencia ha abarcado todas las cosas creadas en los cielos y en la tierra, y Tu perdón ha excedido a la crea ción entera. Tuya es la soberanía; en Tu mano están los Reinos de la Creación y de la Revelación; con Tu diestra sostienes to das las cosas creadas, y en Tu puño se hallan las medidas asignadas de perdón. De entre Tus siervos, Tú perdonas a quien quiera que Tú de-seas. En verdad, Tú eres Quien siempre perdona, Quien todo lo ama. Nada absolutamente escapa a Tu co nocimiento y nada Te permanece oculto.

¡Oh Dios, nuestro Señor! Protégenos mediante la potencia de Tu poder, per mítenos penetrar en Tu maravilloso y on dulante océano y concédenos aquello que sea digno de Ti.

Tú eres el Gobernante Supremo, el Poderoso Hacedor, el Exaltado, Quien todo lo ama.

El Báb
G

loria sea a Tí; oh Dios. ¿Cómo puedo yo hacer mención de Ti cuando Tú estás por encima de la alabanza de toda la humanidad? Magnificado sea Tu Nombre, oh Dios. Tú eres el Rey, la Verdad Eterna. Tú conoces lo que está en los cielos y en la tierra y a Ti todos regresaremos. Tú has enviado Tu Revelación divinamente orde nada de acuerdo con una clara medida. Alabado eres Tú, oh Señor. Según Tu de seo, Tú haces victorioso a quienquiera Te place mediante las huestes del cielo y de la tierra y de todo lo que existe entre ambos. Tú eres el Soberano, la Verdad Eterna, el Señor de poder invencible.

Glorificado eres Tú, oh Señor. Tú perdonas en todo momento los pecados de aquellos de entre Tus siervos que implo ran Tu perdón. Disuelve mis pecados y los pecados de aquellos que bus-can Tu perdón al amanecer, quienes Te oran durante el día y la noche, no tienen otro de seo salvo Dios, ofrecen todo lo que Dios generosamente les ha otorgado, celebran Tu alabanza por la mañana y al atardecer y no son negligentes con sus deberes.

El Báb
T

e ruego, oh mi Señor, que me perdones por cualquier mención hecha aparte de la mención de Ti y por cual quier alabanza que no sea Tu alabanza y por cualquier complacencia excepto la complacencia de Tu cercanía y por cualquier placer que no sea el placer de la comunión contigo, por cualquier alegría fuera de Tu amor y de Tu complacencia y por todas las cosas que a mí me pertene cen y que no tienen relación contigo, oh Tú, que eres el Señor de señores, quien provee los medios y quien abre las puertas.

El Báb
S

oy consciente, oh Señor, de que mis transgresiones han cubierto mi rostro de vergüenza en Tu presencia y han car gado mis espaldas ante Ti, se han inter puesto entre Tu hermoso rostro y yo, me han cercado por todas partes y me han ce rrado el paso completamente al acceso a las revelaciones de Tu poder celestial.

¡Oh Señor! Si Tú no me perdonas, ¿quién será el que otorgue perdón?, y si Tú no tienes misericordia de mí, ¿quién será capaz de mostrar compasión? Gloria sea a Ti. Tú me creaste cuando yo no existía y Tú me alimentaste mientras ca recía de todo entendimiento. Alabado seas Tú. Cualquier evidencia de bondad procede de Ti, y toda muestra de miseri cordia emana de los tesoros de Tu de creto.

El Báb
ᄀO

h Tú, Señor perdonador! Tú eres el refugio de todos estos siervos Tuyos. Tú conoces los secretos y estás enterado de todas las cosas. Todos somos impotentes y Tú eres el Poderoso, el Om nipotente. Todos somos pecadores y Tú eres el Perdonador de los pecados, el Misericordioso, el Compasivo. ¡Oh Señor! No consideres nuestras faltas. Trátanos de acuerdo con Tu gracia y generosidad. Son muchas nuestras faltas, pero es sin límites el océano de Tu perdón. Es peno sa nuestra debilidad, pero son claras las pruebas de Tu ayuda y asistencia. Por lo tanto, confírmanos y fortalécenos. Capa cítanos para hacer aquello que sea digno de Tu sagrado Umbral. Ilumina nuestros corazones, concédenos ojos perspicaces y oídos atentos. Resucita a los muertos y cu ra a los enfermos. Concede riqueza al pobre y da paz y seguridad al temeroso. Acéptanos en Tu reino e ilumínanos con la luz de guía. Tú eres el Poderoso y el Om nipotente. Tú eres el Generoso. Tú eres el Clemente. Tú eres el Bondadoso.

‘Abdu’l-Bahá
PROTECCIÓN
¡A

labado sea Tu Nombre, oh Señor mi Dios! Yo Te suplico por Tu Nombre –mediante el cual la hora ha so nado, la resurrección se ha realizado, el miedo y el temblor se han apoderado de todos los que están en el cielo y en la tie rra– que hagas llover del cielo de Tu mi sericordia y des-de las nubes de Tu tierna compasión aquello que alegre los corazo nes de Tus siervos, que se han vuelto hacia Ti y han ayudado a Tu Causa.

Protege a Tus siervos y a Tus siervas, oh mi Señor, de los dardos de las ociosas fantasías y vanas imaginaciones, y dales de las manos de Tu gracia un sorbo de las mansas aguas de Tu sabiduría.

Tú eres, en verdad, el Todopoderoso, el Más Exaltado, Quien siempre perdo na, el Más Generoso.

Bahá’u’lláh
¡A

labado seas Tú, oh Señor mi Dios! Este es Tu siervo, que ha bebido de las manos de Tu gracia el vino de Tu tierna merced y ha probado el sabor de Tu amor en Tus días. Yo Te imploro, por las encar naciones de Tus nombres, a quienes ningu na aflicción puede impedir que se regocijen en Tu amor o que contemplen Tu rostro, y a quienes todas las huestes de los negli gentes son impotentes para apartarlos del sendero de Tu agrado, que proporciones a Tu siervo las cosas buenas que Tú posees y lo eleves a tales alturas que considere el mundo como una sombra que se desvanece más rápido que un abrir y cerrar de ojos.

Protégelo también, oh mi Dios, por el poder de Tu inmensurable majestad, de todo lo que Tú detestas. Tú eres, verdaderamen te, su Señor y el Señor de todos los mundos.

Bahá’u’lláh
ᄀA

labado seas, oh Señor mi Dios! Tú ves y sabes que he llamado a Tus siervos a volverse sólo hacia Tus dádivas, y les he pedido que observen sólo aquello que Tú prescribiste en Tu perspicuo Libro, el Libro que ha sido enviado de acuerdo con Tu inescrutable decreto y Tu irrevoca ble propósito.

No puedo pronunciar palabra, oh mi Dios, a menos que Tú me lo permitas; ni puedo mover-me en dirección alguna si no es con Tu aprobación. Eres Tú, oh mi Dios, quien me has llamado a existir me diante la fuerza de Tu poder y me has dotado con Tu gracia para manifestar Tu Causa, por lo que he sido sometido a ta les adversidades que mi lengua no ha po dido ensalzarte ni magnificar Tu gloria.

Toda alabanza sea para Ti, oh mi Dios, por las cosas que para mí ordenaste me diante Tu decreto y el poder de Tu sobe ranía. Te imploro que nos fortifiques, a mí y a quienes me aman, en nuestro amor a Ti, y nos mantengas firmes en Tu Causa. ¡Juro por Tu poder! ¡Oh mi Dios! que la deshonra para Tu siervo es estar apartado como por un velo de Ti, y su gloria es conocerte. Armado con el poder de Tu nombre, nada podrá dañarme, y con Tu amor en mi corazón, no podrán en modo alguno alarmarme todas las aflic ciones del mundo.

Envíanos, por tanto, oh mi Señor, a mí y a mis amados, aquello que nos proteja del daño de quienes han repudiado Tu verdad y no han creído en Tus signos.

Tú eres, verdaderamente, el Todoglo rioso, el Más Generoso.

Bahá’u’lláh
¡O

h Dios, mi Dios! He dejado mi hogar asiéndome fuertemente a la cuerda de Tu amor y me he encomendado enteramente a Tu cuidado y protección. Te imploro por Tu poder, por medio del cual protegiste a Tus amados del descarriado y del perverso, de todo opresor contumaz y de todos los malvados que se han apar tado lejos de Ti, que me protejas con Tu munificencia y Tu gracia. Permíteme, pues, regresar a mi hogar por Tu fuerza y Tu po der. Tú eres en verdad el Todopoderoso, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.

Bahá’u’lláh
ᄀG

loria sea a Ti, oh Señor! Tú eres el Dios que ha existido antes de todas las cosas, Quien existirá después de todas las cosas y perdurará más allá de todas las co sas. Tú eres el Dios que conoce todas las cosas y es supremo sobre todas las co sas. Tú eres el Dios que trata con miseri cordia a todas las cosas, Quien juzga entre todas las cosas y Cuya visión abarca a to das las co sas. Tú eres Dios mi Señor, Tú conoces mi posición, mi ser interior y ex terior.

Concédeme Tu perdón, así como a to dos los creyentes que respondieron a Tu Llamada. Sé Tú mi apoyo suficiente ante las maldades de quienquiera desee infli gir sobre mí alguna aflicción o me desee algún mal. Verdaderamente, Tú eres el Señor de todas las cosas creadas. Tú sa tisfaces a todos, mientras que nadie es autosuficiente sin Ti.

El Báb
E

n el nombre de Dios, el Señor de abrumadora majestad, el Imponente.

Santificado sea el Señor, en Cuya mano se encuentra la fuente de todo dominio. Él crea cualquier cosa que desee mediante Su Palabra de man-do «Sé», y es. Suyo ha sido el poder de la autoridadhasta ahora y Suyo seguirá siendo en adelante. Élhace victo rioso a quienquiera Él desee, mediante la potencia de Su voluntad. Él es en verdad el Potente, el Todopoderoso. A Él pertenecen toda gloria y majestad en los reinos de la Revelación y de la Creación y todo lo que existe entre ellos. En verdad, Él es el Po tente, el Todoglorioso. Desde la eternidad Él ha sido la Fuente de fortaleza inque brantable y así seguirá siéndolo eternamente. Él es en verdad el Señor de la fuerza y el poder. Todos los reinos del cielo y de la tierra y todo lo que existe en tre ambos son de Dios, y Su poder está por encima de todas las cosas. Todos los teso ros de la tierra y del cielo y todo lo que existe entre ambos son Suyos, y Su protec ción se extiende sobre todas las cosas. Él es el Creador de los cielos y de la tierra y de todo lo que existe entre ambos, y verdade ramente Él es testigo de todas las cosas. Él es el Señor de las Cuentas de todos los que habitan en los cielos y en la tierra y de todo lo que existe entre ambos, y en verdad Dios es rápido en las cuentas. Él establece la medida asignada a todos los que están en los cielos y en la tierra y a todo lo que existe entre ambos. En verdad, Él es el Su premo Protector. Él tiene en Su poder las llaves del cielo y de la tierra y de todo lo que existe entre ambos. Mediante el poder de Su mandato, otorga dones según Su pro-pia voluntad. Verdaderamente, Su gra cia abarca a todos, y Él es el Omnisciente.

Di: Dios me es suficiente. Él es Quien tiene en Su poder el reino de todas las co sas. Mediante el poder de Sus huestes del cielo y de la tierra y de todo lo que existe entre ambos, Él protege a quienquiera Él desee de entre Sus siervos. En verdad, Dios vigila todas las cosas.

¡Inmensurablemente exaltado eres Tú, oh Señor! Protégenos de lo que hay de lante y detrás de nosotros, sobre nuestras cabezas, a nuestra derecha, a nuestra iz quierda, bajo nuestros pies y a cualquier otro lado al que estemos expuestos. Verdaderamente, Tu protección sobre todas las cosas es infalible.*

El Báb
O

rdena para mí, oh mi Señor, y para aquellos que creen en Ti lo que con sideres sea mejor para nosotros, tal como ha sido establecido en el Libro Madre, pues en la palma de Tu mano Tú sostienes las medidas exactas de todas las cosas.

* El original de esta oración de protección está escrito de puño y letra del Báb, en forma de pentágono.

Tus excelentes dádivas descienden ince santemente sobre quienes aprecian Tu amor, y los maravillosos signos de Tus bon dades celestiales son ampliamente esparcidos entre aquellos quienes recono cen Tu Unidad divina. Confiamos a Tu cuida do todo cuanto has destinado para noso tros y Te imploramos nos concedas todo el bien que Tu conocimiento abarque.

Protégeme, oh mi Señor, de todo mal que Tu omnisciencia perciba, pues no existe poder ni fortaleza salvo en Ti, no hay triunfo que no emane de Tu presencia, y al que sólo Tú puedes convocar. Todo lo que Dios ha deseado, ha sido; y aque llo que Él no ha deseado, no será.

No existe poder ni fortaleza salvo en Dios, el Más Exaltado, el Más Poderoso.

El Báb
ᄀO

h Dios, mi Dios! Escuda a Tus siervos leales contra los males del ego y la pasión; protégelos, con el ojo vi gilante de Tu amorosa bondad, de todo rencor, odio y envidia; ampáralos dentro de la inexpugnable fortaleza de Tu cuida do y, libres de los dardos de la duda, hazlos las manifestaciones de Tus glorio sos signos; ilumina sus rostros con los re fulgentes rayos emanados de la Aurora de Tu divina unidad; alegra sus corazones con los versos revelados desde Tu sagra do reino; fortalece sus espaldas con Tu poder que todo lo domina proveniente de Tu reino de gloria. Tú eres el Todogene roso, el Protector, el Todopoderoso, el Benévolo.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h mi Señor! Tú sabes que la gente está rodeada de dolor y calamida des y envuelta en aflicciones y dificulta des. Toda prueba asedia al hombre y toda adversidad horrible le asalta como el ata que de una serpiente. No hay para él abrigo ni asilo sino bajo el ala de Tu protección, de Tu preservación, resguardo y cuidado.

¡Oh Tú, el Misericordioso! ¡Oh mi Se ñor! Haz de Tu protección mi armadura, de Tu preservación mi escudo, de la humildad ante la puerta de Tu unicidad mi resguardo; y de Tu cuidado y defensa, mi fortaleza y mi morada. Presérvame de las insinuacio nes de mi yo y del deseo y guárdame de toda enfermedad, prueba, difi cultad y trance.

¡Verdaderamente, Tú eres el Protector, el Guardián, el Preservador, el que basta y, en verdad, Tú eres el Misericordioso de los más Misericordiosos!

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Tú, bondadosa y amante Provi dencia! El Oriente está en movi miento y el Occidente se agita como las eternas olas del mar. Se difunden las suaves brisas de la santidad y, desde el Rei no Invisible, los rayos del Astro de la Verdad brillan resplandecientes. Se ento nan los himnos de la divina unidad y fla mean las enseñas del poder celestial. Se hace oír la Voz angelical y, al igual que el rugido del leviatán, entona el llamado a la abnegación y a la evanescencia. El grito triunfal de Yá Bahá’u’l-Abhá resue na por doquier, y en todas las regiones se anuncia el llamado de Yá ‘Alíyyu’l-’Alá*. No hay conmoción enel mundo, salvo aquella de la Gloria del Único Conquis tador de Corazones, y no hay tumulto salvo el oleaje del amor de Él, el Incom parable, el Bienamado.

* ¡Oh Tú el Exaltado, el Más Exaltado!

Los amados del Señor, con su hálito almizclado, resplandecen como lumino sas candelas en todos los climas, y los amigos del Todomisericordioso, como fl ores que se abren, se encuentran en todas las regiones. Ni por un momento des cansan, no respiran sino en la recordación de Ti, y no ansían sino servir a Tu Causa. En los prados de la verdad son como rui señores de dulce canto, y en el jardín de guía son como capullos de encendidos colores. Con flores místicas adornan los paseos del Jardín de la Realidad; como ondulantes cipreses flanquean las riberas de la Voluntad Divina. Como brillantes estrellas fulguran sobre el horizonte de la existencia; como astros resplandecientes brillan en el firmamento del mundo. Son manifestaciones de la gracia celestial, y auroras de luz de la asistencia divina.

Concede, oh Tú amoroso Señor, que todos permanezcan firmes y constantes, brillando con esplendor sempiterno, a fin de que con cada aliento soplen suaves brisas desde las glorietas de Tu amorosa bondad, que una niebla se eleve desde el océano de Tu gracia, que las bondadosas lluvias de Tu amor brinden su frescura, y que el céfiro difunda el perfume prove niente de la rosaleda de la unidad divina.

Confiere, oh Tú el Más Amado del Mundo, un rayo de Tu Esplendor. Oh Tú, Bienamado de la humanidad, derrama sobre nosotros la luz de Tu Semblante.

Oh Dios Omnipotente, escúdanos y sé nuestro refugio y, oh Señor del Ser, muestra Tu fuerza y Tu dominio.

Oh Tú amoroso Señor, los promotores de sedición están en movimiento y acti vos en algunas regiones, y de día y de noche infl igen grave daño.

Como si fueran lobos los tiranos yacen al acecho, y el rebaño, agraviado e ino cente, no tiene ayuda ni socorro. Una jau ría sigue el rastro a las gacelas de los campos de la unidad divina; y el faisán de las montañas de guía divina es perseguido por los cuervos de la envidia.

¡Oh Tú, Divina Providencia, presérva nos y protégenos! ¡Oh Tú que eres nues tro Escudo, sálvanos y defiéndenos! Guárda nos en Tu Amparo y, con Tu Ayuda, lí bra nos de todos los males. Tú eres, real mente, el Verdadero Protector, el Guardián Invisi ble, el Preservador Ce lestial, y el Amoroso Señor del Cielo.

‘Abdu’l-Bahá
¡E

l es el Compasivo, el Todomunífico! ¡Oh Dios, mi Dios! Tú me ves, Tú me conoces; Tú eres mi Asilo y mi Refu gio. A nadie he buscado, ni a nadie busca ré salvo a Ti; ningún sendero he hollado ni sendero alguno hollaré, sino el sendero de Tu amor. En la lúgubre noche de la deses peración mi ojo se vuelve, expectante y lleno de esperanza, hacia la aurora de Tu ilimitado favor y a la hora del amanecer mi alma lánguida es vivificada y fortaleci da por el recuerdo de Tu belleza y perfec ción. Aquel a quien auxilia la gracia de Tu misericordia, aunque no sea más que una gota, se convertirá en un océano sin lími tes, y el más insignificante átomo que sea ayudado por la efusión de Tu cariñosa bondad brillará como una estrella radiante.

Cobija bajo Tu protección, oh Tú Espí ritu de Pureza, Tú que eres el Proveedor Todogeneroso, a este cautivo e inflamado siervo Tuyo. Ayúdale en este mundo de la existencia a permanecer constante y firme en Tu amor, y permite que este pá jaro de alas rotas alcance un refugio y amparo en Tu divino nido que se halla en el árbol celestial.

‘Abdu’l-Bahá
¡E

n Su Nombre, el Exaltado, el Todo su premo, el Más Sublime!

Glorificado eres Tú, ¡Oh Señor mi Dios! Oh Tú que eres mi Dios, y mi Maestro, y mi Señor, y mi Apoyo, y mi Esperanza, y mi Refugio, y mi Luz. Te pido, por tu Nombre Oculto y Atesorado, que nadie conoce salvo Tú mismo, que protejas al portador de esta Tabla de toda calamidad y pestilencia, y de cualquier malvado, sea hombre o mujer; del mal de los malhe chores, y de la intriga de los descreídos. Presérvale, además, oh mi Dios, de cual quier dolor y aflicción, oh Tú que posees en Tu mano el imperio de todas las cosas. Tú, verdaderamente, eres poderoso sobre todas las cosas. Tú haces lo que deseas y ordenas como Te place.

¡Oh Tú, Rey de Reyes! ¡Oh Tú, bonda doso Señor! ¡Oh Tú, Fuente de antigua generosidad! ¡Oh Tú Fuente de gracia, de generosidad y dádiva! ¡Oh Tú, Sanador de enfermedades! ¡Oh Tú, Satisfacedor de necesidades! ¡Oh Tú, Luz de Luz! ¡Oh Tú, Luz por sobre todas las luces! ¡Oh Tú, Revelador de toda Manifestación! ¡Oh Tú, el Compasivo! ¡Oh Tú, el Clemente! Ten misericordia del portador de esta Ta bla, mediante Tu más gran compasión y Tu abundante gracia, ¡Oh Tú el Indul gente, Tú el Generoso! Guárdale, además, mediante Tu protección, de todo lo que su corazón y mente puedan conside rar repugnante. De aquellos dotados con poder, Tú, verdaderamente, eres el más poderoso.

La Gloria de Dios descanse sobre ti, ¡Oh tú, sol naciente! Atestigua lo que Dios ha atestiguadode Sí mismo, que no hay otro Dios fuera de Él, el Todopode roso, el Bienamado.

Bahá’u’lláh
PRUEBAS Y DIFICULTADES
¡A

labado y glorificado seas, oh mi Dios! Te suplico por los suspiros de Tus amantes y por las lágrimas derramadas por aquellos que anhelan contemplarte, que no me prives de Tus tiernas mercedes en Tu Día, ni de las melodías de la Paloma que exalta Tu unicidad ante la luz que irra dia de Tu rostro. Yo soy aquel que es desdichado, oh Dios; mírame aferrado a Tu Nombre, Quien todo lo posee. Yo soy aquel que con seguridad perecerá; mírame asido a Tu Nombre, el Imperecedero. Te imploro entonces por Tu Ser, el Exaltado, el Altísimo, que no me abandones a mí mismo ni a los deseos de una inclinación corrupta. Retén mi mano en la mano de Tu poder, líbrame de las profundidades de mis fantasías y vanas imaginaciones y purifí came de todo lo que Tú detestas.

Haz, pues, que me vuelva completa mente ha-cia Ti, que ponga en Ti toda mi confi anza, que Te busque como mi Refu gio y que huya hacia Tu rostro. Tú eres verdaderamente Aquel que, por la fuerza de Su poder, hace lo que desea y ordena lo que quiere por la potencia de Su vo luntad. Nadie puede resistir la acción de Tu decreto; nadie puede desviar el curso de Tu designio. Tú eres en verdad el To dopoderoso, el Todoglorioso, el Más Ge neroso.

Bahá’u’lláh
¡G

loria sea a Ti, oh mi Dios! Si no fuera por las tribulaciones sufridas en Tu sendero, ¿cómo podrían ser recono cidos quienes verdaderamente Te aman?, y si no fuera por las pruebas sufridas por amor a Ti, ¿cómo podría revelarse la posi ción de aquellos que Te anhelan? ¡Tu po der me lo atestigua! Las lágrimas vertidas son la compañía de todos aquellos que Te adoran; los lamentos proferidos, el con suelo de aquellos que Te buscan; y los pe dazos de sus rotos corazones el alimento de aquellos que se apresuran por encontrarte.

¡Cuán dulce es para mí la amargura de la muerte sufrida en Tu sendero, y cuán preciados los dardos de Tus enemigos cuando son encontrados por amor a la exaltación de Tu palabra! Déjame beber en Tu Causa todo lo que Tú has deseado, oh mi Dios, y envíame, por Tu amor, todo lo que Tú ordenaste. ¡Por Tu gloria! Sólo deseo lo que Tú deseas, y anhelo lo que Tú anhelas. En Ti he puesto siempre toda mi fe y confianza.

Te imploro, oh mi Dios, que hagas surgir a quienes sean dignos de Tu nom bre y soberanía, para que ayuden a esta Revelación, me recuerden entre Tus criaturas e icen los emblemas de Tu vic toria en Tu tierra.

Potente eres Tú para hacer lo que Te place. No hay Dios sino Tú, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.

Bahá’u’lláh
ᄀG

lorificado seas Tú, oh Señor, mi Dios! Todo hombre de discer nimiento confiesa Tu soberanía y Tu do minio, y todo ojo perspicaz percibe la grandeza de Tu majestad y la fuerza irre sistible de Tu poder. Los vientos de las pruebas son impotentes para impedir que aquellos que gozan de Tu cercanía vuelvan sus rostros ha-cia el horizonte de Tu gloria, y las tempestades de las tribulaciones no podrán alejar ni impedir

acercarse a Tu corte a quienes están totalmente consagra dos a hacer Tu voluntad.

Me parece que la lámpara de Tu amor arde en sus corazones y la luz de Tu ter nura está encendida en sus pechos. Las adversidades son incapaces de alejarlos de Tu Causa y las vicisitudes de la fortu na jamás podrán desviarlos de Tu voluntad.

Te imploro, oh mi Dios, por ellos y por los suspiros que exhalan sus corazo nes en su separación de Ti, que los pro tejas del daño de Tus adversarios y que alimentes sus almas con lo que Tú has ordenado para Tus amados, a quienes no sobrevendrá temor ni afl icción alguna.

Bahá’u’lláh
ᄀO

h Tú, Cuyas pruebas son la medici na curativa para quienes están cerca de Ti, Cuya espada es el deseo ardiente de todos los que Te aman, Cuyo dardo es el más caro deseo de los corazones que Te anhelan, Cuyo decreto es la única esperan za de quienes han reconocido Tu verdad! Yo Te imploro, por Tu divina dulzura y por los resplandores de la gloria de Tu ros tro, que nos envíes desde Tus aposentos de lo alto aquello que nos haga acercarnos a Ti. Haz, pues, que nuestros pies sean fir mes en Tu Causa, oh mi Dios, ilumina nuestros corazones con el resplandor de Tu conocimiento y alumbra nuestros pechos con el brillo de Tus nombres.

Bahá’u’lláh
D

isipa mi pena por Tu munificencia y generosidad, oh Dios, mi Dios, y des tierra mi angustia por medio de Tu sobera nía y Tu poder. Tú me ves, oh mi Dios, con el rostro dirigido ha-cia Ti en un momento en que las afl icciones me han envuelto por todos lados. Te imploro, oh Tú, que eres el Señor de todos los seres y proteges todas las cosas visibles e invisibles, por Tu Nombre, mediante el cual Tú has sometido los corazones y las almas de los hombres, y por las olas del Océano de Tu misericordia y los esplendores del Sol de Tu genero sidad, que me cuentes entre aquellos a quienes absolutamente nada ha impedido dirigir su rostro hacia Ti, oh Tú, Señor de todos los nombres y Hacedor de los cielos.

Tú ves, oh mi Señor, lo que me ha su ce dido en Tus días. Te suplico por Aquel que es la Aurora de Tus nombres y el Punto de Amanecer de Tus atributos, que ordenes para mí aquello que me permita levantarme para servirte y exaltar Tus virtudes. ¡Tú eres verdaderamente el To dopoderoso, el Omnipotente, Quien acos tumbra a respon der a las oraciones de to dos los hombres!

Finalmente Te pido, por la luz de Tu semblante, que bendigas mis asuntos, re dimas mis deudas y satisfagas mis necesi dades. Tú eres Aquel Cuyo poder y domi nio toda lengua ha atestiguado y Cuya majestad y soberanía todo corazón dotado de entendimiento ha reconocido. No hay Dios sino Tú, el que escucha y está dis puesto a

contestar.
Bahá’u’lláh
ᄀG

loria a Ti, oh mi Dios! Tú oyes lamentarse a tus apasionados amantes debido a su separación de Ti, y a quienes Te han reconocido, llorar por el alejamiento de Tu presencia. Abre exte riormente ante ellos, oh mi Señor, las puertas de Tu gracia, para que puedan entrar por ellas con Tu anuencia y con forme a Tu voluntad, y permanecer ante el trono de Tu majestad, y percibir la en tonación de Tu voz, y ser iluminados con los esplendores de la luz de Tu rostro.

Potente eres Tú para hacer lo que Te place. Nadie puede resistir la fuerza de Tu soberano poder. Desde la eternidad has sido Tú solo, sin nadie que Te igualase, y por siempre permanecerás muy por encima de todo pensamiento o descripción. Ten compasión, entonces, de Tus siervos, por Tu gracia y munificencia, y no permitas que sean alejados de las orillas del océano de Tu cercanía. Si Tú los abandonas, ¿quién hay que los ampare?; y si los apar tas lejos de Ti, ¿quién podrá favorecerlos? Ellos no tienen otro Señor fuera de Ti, y nadie a quien adorar sino a Ti. Trátalos generosamente por Tu munífi ca gracia.

Tú, en verdad, eres Quien siempre perdona, el Más Compasivo.

Bahá’u’lláh
V

erdaderamente Yo soy Tu siervo, oh mi Dios, y Tu mendigo y Tu supli cante y Tu miserable criatura. He llegado hasta Tu puerta buscando Tu protección. No he hallado contento alguno salvo en Tu amor, ni alborozo excepto en Tu recuerdo, ni anhelo alguno salvo en la obe diencia a Ti, ni alegría salvo en Tu cerca nía, ni tran quilidad excepto en la reunión Contigo, a pesar de que soy consciente de que todas las cosas creadas están fuera de Tu Subli me Esencia y la creación entera está priva da del acceso a Tu Ser interior. Cada vez que intento acercarme a Ti, no percibo en mí más que las señales de Tu gracia y no contemplo en mi ser más que las revela ciones de Tu amorosa bondad. ¿Cómo puede alguien que no es más que una de Tus criaturas buscar la comunión Contigo y alcanzar Tu presencia, cuando ninguna cosa creada puede jamás asociar se Contigo y nada puede comprenderte? ¿Cómo es po sible que un humilde siervo Te reconozca y exprese Tu alabanza, si Tú has destinado para él las revelaciones de Tu dominio y los maravillosos testimonios de Tu sobera nía? Así cada cosa creada es testigo de su exclusión del santuario de Tu presencia, merced a las limitaciones im puestas a su realidad íntima. Es indudable, sin embargo, que la influencia de Tu atracción ha sido eternamente inherente a las realidades de Tu obra, aunque lo que es dig-no de la ele vada corte de Tu provi dencia se encuentra muy por encima del alcance de la creación entera. Esto indica, oh mi Dios, mi abso luta impotencia para alabarte y revela mi máxima incapacidad para ofrecerte mi agradecimiento, cuánto más para alcanzar el reconocimiento de Tu divina unidad o lograr obtener las evi dentes señales de Tu alabanza, Tu santi dad y Tu gloria. No, por Tu poder, no anhelo nada salvo Tu propio Ser y a nin gún otro busco salvo a Ti.

El Báb
¡O

h mi Dios! A nadie tengo salvo a Ti que pueda calmar el ansia de mi alma y Tú eres mi más elevada aspiración, oh mi Dios. Mi alma sólo está desposada a Ti y a aquellos a quienes Tú amas. Declaro solemnemente que tanto mi vida como mi muerte están dedicadas a Ti. En verdad Tú eres incomparable y no tienes igual.

¡Oh mi Señor! Yo Te suplico me perdo nes por haberme ocultado de Ti. ¡Por Tu gloria y majestad! Yo he fallado en reco nocerte y adorarte debidamente, mientras que Tú Te das a conocer a mí y me recuerdas como es propio de Tu posición. Grave sería mi pena, oh mi Señor, si Tú me reprendieras por mis transgresiones y malos actos. No conozco otra ayuda salvo Tú. No tengo refugio alguno hacia el cual correr salvo Tú. Ninguna de Tus criaturas puede atreverse a interceder ante Ti sin Tu permi so. Yo me aferro firmemente a Tu amor, ante Tu corte y de acuerdo con Tu mandato Te elevo mi oración fervorosamente, tal como corresponde a Tu gloria. Te ruego atiendas mi llamamiento como Tú me has prometido. En verdad, Tú eres Dios; no hay Dios sino Tú. Solo y sin la ayuda de nadie, Tú eres independiente de todas las cosas creadas. Ni la devoción de Tus amantes puede beneficiarte, ni los malos hechos de los infieles dañarte. En verdad Tú eres mi Dios, quien jamás faltará a Su promesa.

¡Oh mi Dios! Yo Te pido por las evidencias de Tu favor, me permitas acercarme a las sublimes alturas de Tu sagrada presencia y me guar-des de incli narme hacia las alusiones sutiles de cual quier otro salvo Tú. Guía mis pasos, oh mi Dios, hacia lo que para Ti es aceptable y placentero. Protégeme, mediante Tu poder, de la furia de Tu ira y de Tu casti go y no me permitas entrar en los recintos no deseados por Ti.

El Báb
O

h Dios, mi Dios, mi Bienamado, el Deseo de mi corazón.

El Báb
¡O

h Señor! Tú eres Quien disipa todas las penas y elimina todas las afl ic ciones. Tú eres Quien destierra cualquier pena y libera a todo esclavo, el Redentor de cada alma. ¡Oh Señor! Concédeme la li bertad mediante Tu misericordia y cuénta me entre aquellos siervos Tuyos que han obtenido la salvación.

El Báb
¡T

e suplico por Tu poder, oh mi Dios! No permitas que ningún daño me acose a la hora de las pruebas, y en los momentos de dejadez guía mis pasos rec tamente por medio de Tu inspiración. Tú eres Dios; potente eres Tú para hacer lo que deseas. Nadie puede resistirse a Tu Voluntad ni frustrar Tu Propósito.

El Báb
¿H
ay alguien que nos libre de las di ficulta-
des salvo Dios?
Di: ¡Alabado sea Dios! ¡Él es Dios! To dos somos
Sus siervos y todos acata mos Su mandato.
El Báb
D

i: Dios es suficiente a todas las cosas por encima de todas las cosas, y nada en los cielos o en la tierra es suficiente excepto Dios. Verdaderamente, Él es, en Sí mismo, el Conocedor, el Soste nedor, el Omnipotente.

El Báb
T

ú bien conoces, oh mi Dios, las tribu laciones que han llovido sobre mí desde todas direcciones y que nadie puede disipar o cambiar excepto Tú. Ciertamente sé, en virtud de mi amor por Ti, que Tú jamás pruebas a ningún alma a menos que desees elevar su posición en Tu celestial Paraíso, y fortalecer su corazón en esta vida terrenal con el baluarte de Tu impo nente poder, para que no se incline hacia las vanidades de este mundo. Tú cier tamente sabes que en toda circunstancia ansío mucho más Tu recuerdo que la pose sión de todo lo que existe en los cielos y en la tierra.

Fortalece mi corazón, oh mi Dios, en Tu obediencia y Tu amor, y permíteme apartarme de toda asociación con Tus ad versarios. En verdad, juro por Tu gloria que no anhelo nada salvo a Ti, ni deseo cosa alguna excepto Tu misericordia, ni a nada temo salvo Tu justicia. Te suplico me perdones, así como a aquellos a quie nes Tú amas, comoquiera Tú desees. En verdad, Tú eres el Todopoderoso, el Bondadoso.

Inmensamente exaltado eres Tú, oh Se ñor de los cielos y de la tierra, por encima de la alabanza de todo hombre; y la paz sea con Tus fieles servidores y la gloria sea para Dios, el Señor de todos los mundos.

El Báb
REUNIONES
¡G

lorificado seas Tú, oh Señor mi Dios! Te imploro, por los impetuo sos vientos de Tu gracia y por Aquellos que son las Auroras de Tu propósito y los Puntos de Amanecer de Tu inspiración, que me envíes a mí y a todos los que han buscado Tu semblante aquello que haga honor a Tu generosidad y Tu munífica gracia y sea digno de Tus dádivas y Tus favores. Estoy pobre y desolado, oh mi Señor; sumérgeme en el océano de Tu Riqueza. Estoy sediento; permíteme be ber de las aguas vivas de Tu amorosa bondad.

Te suplico, por Tu propio Ser y por Aquel a Quien Tú has designado como la Manifestación de Tu propia Esencia y Tu Palabra discernidora para todos los que están en el cielo y en la tierra, que reúnas a Tus siervos a la sombra del árbol de Tu bondadosa providencia. Ayúdales, pues, a compartir sus frutos, a inclinar sus oídos hacia el murmullo de sus hojas y hacia la dulzura de la voz del Ave que canta en sus ramas. Tú eres verdaderamente Quien ayuda en el peligro, el Inaccesible, el To dopoderoso, el Más Generoso.

Bahá’u’lláh
ᄀO

h Divina Providencia! Esta reunión está compuesta por Tus amigos, que se sienten atraídos por Tu belleza y están encendidos con el fuego de Tu amor. Convierte a estas almas en ángeles celestiales, resucítalas mediante el hálito de Tu Espíritu Santo, concédeles lenguas elocuentes y corazones resueltos, confi é reles poder celestial y sentimientos mise ricordiosos. Haz que se conviertan en promulgadores de la unidad del género humano y en causa de amor y de concordia en el mundo de la humanidad, para que la peligrosa oscuridad del prejuicio ignorante se desvanezca mediante la luz del Sol de la Verdad, este lóbrego mundo llegue a ser iluminado, este reino material absorba los rayos del mundo del espíritu, estos diferentes colores se confundan en un único color y la melodía de la alaban za se eleve hacia el reino de Tu santidad.

¡En verdad Tú eres el Omnipotente y el Todopoderoso!

‘Abdu’l-Bahá
ᄀO

h mi Dios! ¡Oh mi Dios! Verdaderamente estos siervos se vuelven ha-cia Ti, suplicando Tu reino de misericordia. Verdaderamente están atraídos por Tu santidad y encendidos con el fuego de Tu amor, buscan la confirmación de Tu maravilloso rei-no y esperan alcanzar Tu dominio celestial. Verdaderamente an helan que desciendan Tus dádivas y desean la iluminación del Sol de la Rea lidad. ¡Oh Señor! Haz de ellos lámparas radiantes, signos misericordiosos, árboles fructíferos y estrellas luminosas. Que puedan levan tarse en Tu servicio y estar li gados a Ti mediante los vínculos y lazos de Tu amor, anhelando las luces de Tu favor. ¡Oh Se ñor! Haz de ellos signos de guía, estandar tes de Tu reino inmortal, olas del océano de Tu misericordia, espejos de la luz de Tu majestad.

Verdaderamente, Tú eres el Generoso. Verdaderamente, Tú eres el Misericordioso.Verdaderamente, Tú eres el Apre ciado, el Amado.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Tú, bondadoso Señor! Estos son Tus siervos que han concurrido a esta reunión, se han vuelto hacia Tu reino y necesitan Tus dones y Tu bendición. ¡Oh Tú, Dios! Manifiesta y haz evidentes los signos de Tu unidad que han sido de positados en todas las realidades de la vi da. Revela y despliega las virtudes laten tes y ocultas que Tú has puesto en es tas realidades humanas.

¡Oh Dios! Somos como plantas y Tu generosidad es como la lluvia; refresca es tas plantas y hazlas crecer mediante Tus dones. Somos Tus siervos; líbranos de las cadenas de la existencia material. Somos ignorantes; haznos sabios. Estamos muer tos; vivifícanos. Somos de materia; dótanos de espíritu. Estamos excluidos; haznos los confidentes de Tus misterios. Estamos ne cesitados; enriquécenos y bendícenos con Tu tesoro infinito. ¡Oh Dios! Resucítanos; danos vista; danos oído; familiarízanos con los misterios de la vida, para que los se cretos de Tu reino nos sean revelados en este mundo de la existencia y podamos confesar Tu unicidad. Toda dádiva emana de Ti; toda bendición es Tuya.

Tú eres fuerte. Tú eres poderoso. Tú eres el Donador y Tú eres el Todogene roso.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Tú, Dios misericordioso! ¡Oh Tú, que eres fuerte y poderoso! ¡Oh Tú, bondadosísimo Padre! Estos siervos se han reunido volviéndose hacia Ti, im plorando ante Tu umbral, deseando los dones infi nitos procedentes de Tu gran seguridad. Ellos no tienen otro propósito sino Tu agrado. No tienen otra intención si no servir al mundo de la humanidad.

¡Oh Dios! Haz radiante a esta asamblea. Haz misericordiosos los corazones. Confi é reles los dones del Espíritu Santo. Dótalos con un poder del cielo. Bendícelos con unas mentes celestiales. Aumenta su since ridad, para que con toda humildad y arre pentimiento puedan volverse hacia Tu reino y ocuparse en servir al mundo de la humanidad. Que cada uno llegue a ser una lámpara radiante. Que cada uno se con vierta en una estrella brillante. Que cada uno adquiera un hermoso color y exhale fragancia en el reino de Dios.

¡Oh Padre bondadoso! Otórganos Tus bendiciones. No tengas en cuenta nuestras faltas. Cobíjanos bajo Tu protección. No recuerdes nuestros pecados. Cúranos con Tu misericordia. Somos débiles; Tú eres poderoso. Somos pobres; Tú eres rico. Estamos enfermos; Tú eres el Médico. Es tamos necesitados; Tú eres muy generoso.

¡Oh Dios! Concédenos Tu providencia. Tú eres el Poderoso. Tú eres el Donador. Tú eres el Benéfico.

‘Abdu’l-Bahá
ᄀO

h Tú, Dios perdonador! Estos sier vos se vuelven hacia Tu reino y buscan Tu gracia y generosidad. ¡Oh Dios! Haz que sus corazones sean buenos y puros para que lleguen a ser merecedores de Tu amor. Purifica y santifi ca los espíritus para que la luz del Sol de la Realidad brille so bre ellos. Purifica y santifica los ojos para que puedan percibir Tu luz. Purifica y santifica los oídos para que puedan oír la lla mada de Tu reino.

¡Oh Señor! Verdaderamente somos dé biles pero Tú eres poderoso. Verdadera mente somos pobres pero Tú eres rico. Somos los buscadores y Tú eres Aquel a quien buscamos. ¡Oh Señor! Ten compa sión de nosotros y perdónanos; confiérenos tal capacidad y receptividad que seamos dignos de Tus favores, seamos atraídos a Tu reino, bebamos intensamente del agua de vida, seamos encendidos con el fuego de Tu amor y resucitados en este siglo ra diante por el hálito del Espíritu Santo.

¡Oh Dios, mi Dios! Fija la mirada de Tu amorosa bondad sobre esta reunión. Cuida a todos y a cada uno en Tu custo dia y bajo Tu protección. Derrama sobre estas almas Tus bendiciones celestiales. Sumérgelas en el océano de Tu misericordia y vivifícalas con los hálitos del Espíritu Santo.

¡Oh Señor! Confiere Tu bondadosa ayuda y confirmación a este gobierno justo. Este país se halla bajo la sombra acogedora de Tu protección y este pueblo está a Tu servicio. ¡Oh Señor! Concéde les Tu generosidad celestial y haz copio sas y abundantes las efusiones de Tu gracia y Tu favor. Haz que esta estimada nación sea honrada y capacítala para ser admitida en Tu reino.

Tú eres el Poderoso, el Omnipotente, el Misericordioso, y Tú eres el Generoso, el Benéfico, el Señor de abundante gracia.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Proveedor amoroso! Estas almas han escuchado el llamamiento del Reino y han mirado la gloria del Sol de la Verdad. Se han elevado hacia los refres cantes cielos del amor; están enamorados de Tu naturaleza y adoran Tu belleza.

Hacia Ti se han dirigido, hablando de Ti entre sí, tratando de encontrar Tu resi dencia y sedientos de los arroyos de Tu dominio celestial.

Tú eres el Dador, el Otorgador, Quien siempre ama.

‘Abdu’ l-Bahá
¡O

h Dios! ¡Dispersa todos los ele mentos que sean causa de discordia y prepara para nosotros todo aquello que cause unidad y acuerdo! ¡Oh Dios! ¡Haz descender sobre nosotros la Fragan cia celestial y transforma esta reunión en una reunión del Cielo! Concédenos todo beneficio y todo alimento. ¡Prepáranos el alimento del Amor! ¡Danos el alimento del Conocimiento! ¡Confiérenos el ali mento de la Iluminación celestial!

‘Abdu’l-Bahá
TRIUNFO DE LA CAUSA
T

ú ves, oh mi Dios, cómo Tus amados han sido rodeados por los rebeldes de entre Tus criaturas y los malvados de entre Tu pueblo. No hay lugar alguno donde no se haya elevado el lamento de Tus amados y el gemido de Tus escogidos. Te imploro por Tu Más Gran Nombre que saques la mano de poder del pecho de Tu fuerza y asistas con ella a todos los que Te aman.

Tú ves, oh mi Dios, sus ojos vueltos hacia Ti, su mirada puesta en el Sol de Tu poder y Tu amorosa providencia.

Transmuta, oh mi Señor, su humilla ción en gloria, su pobreza en riqueza y su debilidad en una fuerza nacida de Ti.

Potente eres Tú para hacer lo que de sees. No hay otro Dios más que Tú, el Omnisciente, el Informado de todo.

Bahá’u’lláh
¡G

loria sea a Ti, oh Señor mi Dios! Haz manifiestos los ríos de Tu po der soberano para que las aguas de Tu Unidad fluyan a través de las íntimas realidades de todas las cosas, de modo tal que la enseña de Tu infalible guía se le vante en el reino de Tu mandato y las es trellas de Tu divino esplendor brillen relucientes en el cielo de Tu majestad.

Potente eres Tú para hacer lo que Te place. Tú, en verdad, eres Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.

Bahá’u’lláh
N

o permitas, oh Dios, mi Dios, que me mantenga alejado del cielo de Tus dádivas y del sol de Tus favores. Te imploro por aquella Palabra mediante la cual Tú has subyugado a todas las cosas visibles e invisibles que me asistas y asistas a Tus escogidos a cumplir aquello que exaltará Tu Causa entre Tus siervos y por todas Tus regiones.

Ordena, pues, para mí todo lo bueno que has hecho descender en Tu Libro.

Verdaderamente eres el Todopoderoso, Quien siempre perdona, el Más Generoso.

Bahá’u’lláh
¡O

h Señor! Haz victoriosos a Tus pa cientes siervos y concédeles un merecido triunfo en Tus días, pues ellos han anhelado el martirio en Tu sendero. Exhala sobre ellos aquello que alivie sus mentes, alegre su ser interior, proteja sus corazones y tranquilice sus cuerpos, y permite que sus almas asciendan a la pre sencia de Dios, el Más Exaltado, y alcan cen el Paraíso supremo y esos retiros de gloria que Tú has destinado para los hom bres de virtud y verdadero conocimiento. En verdad, Tú conoces todas las cosas, y nosotros sólo somos Tus siervos, Tus es clavos, Tus vasallos y Tus mendigos. No invocamos a otro Señor salvo a Ti, oh Dios nuestro Señor, ni imploramos bendiciones o gracia a nadie excepto a Ti, oh Tú, que eres el Dios de misericordia para este mundo y el venidero. Sólo somos encarna ciones de la pobreza, de la nada, de la im potencia y la perdición, mientras que todo Tu Ser evidencia riqueza, independencia, gloria, majestad y gracia ilimitada.

Convierte nuestra recompensa, oh Se ñor, en aquello que sea digno de Ti, de todo el bien de este mundo y del venidero, y de las múltiples generosidades esparcidas desde lo alto hasta lo profundo de la tierra.

En verdad, Tú eres nuestro Señor y el Señor de todas las cosas. En Tus manos nos encomendamos, anhelando aquello que Te pertenece.

El Báb
¡O

h Señor! Permite que el Árbol de Tu divina Unidad crezca con rapidez. Riégalo pues, oh Señor, con las fluyentes aguas de Tu favor, y ante las revelaciones de Tu seguridad divina haz que dé los fru tos que Tú deseas para Tu glorificación y exaltación, Tu alabanza y agradecimiento, que magnifique Tu Nombre, alabe la uni cidad de Tu Esencia y Te ofrezca adoración, pues todo esto se encuentra en Tu mano y no en la de ningún otro.

Grande es la bendición de aquellos cuya sangre has escogido para regar con ella el Árbol de Tu afirmación y exaltar así Tu Palabra sagrada e inmutable.

El Báb
¡O

h Señor! Permite que los pueblos de la tierra sean admitidos en el Paraíso de Tu Fe, para que ningún ser creado se quede fuera de los límites de Tu complacencia.

Desde tiempo inmemorial Tú has sido potente para hacer lo que Te place y tras cendente por encima de todo lo que Tú deseas.

El Báb
G

loria sea a Ti, oh Señor, Tú que has dado vida a todas las cosas creadas, mediante el poder de Tu voluntad. ¡Oh Señor! Ayuda a aquellos que han renunciado a todo menos a Ti, y confié reles una gran victoria. Envíales, oh Se ñor, al concurso de los ángeles del cielo y de la tierra y de todo lo que existe entre ambos para que asistan a Tus siervos, los socorran y fortalezcan, los capaciten para alcanzar el éxito, los sostengan, los in vistan de gloria, les confi eran honor y exaltación, los enriquezcan y los hagan triunfadores con victorias maravillosas.

Tú eres su Señor, el Señor de los cielos y de la tierra, el Señor de todos los mun dos. Fortalece esta Fe, oh Señor, mediante el poder de estos siervos y haz que se des taquen por sobre todos los pueblos del mundo; pues ellos, en verdad, son aquellos siervos Tuyos que se han desprendido de todo excepto de Ti, y Tú, en verdad, eres el Protector de los verdaderos creyentes.

Permite, oh Señor, que sus corazones, mediante su lealtad hacia Tu inviolable Fe, puedan ser más fuertes que todo lo que existe en los cielos y en la tierra y en lo que quiera que exista entre ambos; y fortalece, oh Señor, sus manos con los signos de Tu maravilloso poder para que puedan manifestar Tu potestad ante los ojos de toda la humanidad.

El Báb
ᄀE

l es Dios! ¡Oh Señor, mi Dios, mi Bienamado! Estos son Tus siervos, que han escuchado Tu Voz, han prestado oídos a Tu Palabra y han escuchado Tu Llamada. Han creído en Ti, han presenciado Tus maravillas, han re conocido Tu evidencia y han atestiguado Tus pruebas. Han caminado por Tus sende ros, han seguido Tu guía, han descubierto Tus misterios, han comprendido los secretos de Tu Libro, los versículos de Tus Pergami nos y las

buenas nuevas de Tus Epístolas y Tablas. Se han aferrado al borde de Tu ves tidura y se han asido fuertemente al manto de Tu luz y grandeza. Sus pasos han sido fortalecidos en Tu Alianza y sus corazones están firmes en Tu Testamento. ¡Señor! En ciende en sus corazones la llama de Tu di vina atracción y haz que en sus corazones cante el pájaro del amor y la comprensión. Permite que sean signos poderosos, ejem plos resplandecientes, y perfectos como Tu Palabra. Exalta Tu Causa a través de ellos, despliega Tus estandartes y difunde Tus maravillas por doquier. Mediante ellos, haz triunfante Tu Palabra, y fortalece las espal das de Tus amados. Suelta su lengua para que alaben Tu Nombre, e inspíralos con Tu sagrada voluntad y complacencia. Ilumina sus rostros en Tu Reino de santidad, y con perfecta alegría ayúdalos a luchar por el triunfo de Tu Causa.

¡Señor! Débiles somos, fortalécenos para difundir las fragancias de Tu Santi dad; somos pobres, enriquécenos con los tesoros de Tu Divina Unicidad; estamos desnudos, vístenos con el manto de Tu ge nerosidad; somos pecadores, perdona nuestros pecados por Tu gracia, Tu favor y Tu perdón. Tú eres, en verdad, el Auxiliador, el Socorredor, el Misericordioso, el Potente, el Poderoso.

La gloria de las glorias sea con aque llos que son fi eles y firmes.

‘Abdu’l-Bahá
¡O

h Dios, mi Dios! La alabanza sea para Ti por haber encendido el fuego del amordivino en el Sagrado Ár bol que está en la cima del monte más elevado: ese Árbol que «no es del este ni del oeste», ese fuego que ardió hasta que su llama se remontó hasta el Concurso de lo alto y la luz de guía y exclamaron: «Verdaderamente hemos percibido un fuego en la ladera del Monte Sinaí».

¡Oh Dios, mi Dios! Acrecienta este fuego, con cada día que pasa, hasta que su llamarada ponga en movimiento a toda la tierra. ¡Oh Tú, mi Señor! Enciende la luz de Tu amor en todos los corazones, insufla en las almas de los hombres el espíritu de Tu conocimiento, alegra sus pechos con los versículos de Tu unicidad. Llama a la vida a aquellos que moran en sus tumbas, amonesta a los orgullosos, haz que la feli cidad abarque al mundo entero, derrama Tus aguas cristalinas y haz circular en la asamblea de los esplendores manifiestos aquella copa que está «templada en la fuente del alcanfor».

Verdaderamente Tú eres el Donador, el Perdonador, el que Siempre Confi ere. Verdaderamente Tú eres el Misericordioso, el Compasivo.

‘Abdu’l-Bahá
UNIDAD
¡O

h mi Dios, oh mi Dios! Une los co razones de Tus siervos y revélales Tu gran propósito. Que sigan Tus manda mientos y se atengan a Tu ley. Ayúdales, oh Dios, en sus esfuerzos y confiéreles fuerza para servirte. ¡Oh Dios! No los abandones a sí mismos, sino guía sus pasos con la luz de Tu conocimiento y alegra sus corazones con Tu amor. Verdaderamente Tú eres su Auxiliador y su Señor.

Bahá’u’lláh
ᄀO

h mi Dios, oh mi Dios! Verdade ramente yo Te invoco y suplico ante Tu umbral, rogando que todas Tus mercedes desciendan sobre estas almas. Prepáralas para Tu favor y Tu verdad.

¡Oh Señor! Une y enlaza los corazo nes, aúna todas las almas en armonía y regocija los espíritus por medio de los signos de Tu santidad y unidad. ¡Oh Se ñor! Haz radiantes estos rostros mediante la luz de Tu unidad. Fortalece las espaldas de Tus siervos en el servicio de Tu reino.

¡Oh Señor, Tú, poseedor de infi nita misericordia! ¡Oh Señor de clemencia y perdón! Absuelve nuestros pecados, perdona nuestras faltas y haz que nos vol vamos hacia el reino de Tu misericordia, invocando el reino del poder y de la fuerza, humildes ante Tu altar y sumisos ante la gloria de Tus pruebas.

¡Oh Señor, Dios! Haznos como las olas del mar, como las flores del jardín, unidos, armonizados por los dones de Tu amor. ¡Oh Señor! Dilata los pechos me diante los signos de Tu unidad y haz a toda la humanidad como estrellas que brillan desde la misma altura de gloria, como frutos perfectos que crecen en Tu árbol de vida.

Verdaderamente Tú eres el Todopode roso, Quien subsiste por Sí mismo, el Do nador, el Misericordioso, el Perdonador, el Omnisciente, el Único Creador.

‘Abdu’l-Bahá
ORACIONES ESPECIALES
ASAMBLEA ESPIRITUAL

Cuando entréis en la sala de reunión, recitad esta oración con el corazón palpitante de amor a Dios y la lengua purificada de todo lo que no sea Su recuerdo, para que el Todopoderoso os ayude bondadosamente a lograr la victoria su prema.

ᄀO

h Dios, mi Dios! Somos siervos Tuyos que nos hemos vuelto con devoción ha-cia Tu Sagrado Rostro, habiéndonos apartado de todo menos de Ti en este glorioso Día. Nos hemos reu nido en esta Asamblea Espiritual, unidos en nuestros juicios y pensamientos, con nuestros propósitos armonizados para exaltar Tu Palabra entre la humanidad. ¡Oh Señor, nuestro Dios! Haz de nosotros los signos de Tu Guía Divina, estandartes de Tu exaltada Fe entre los hombres, siervos de Tu poderosa Alianza, oh Tú, nuestro Altísimo Señor, manifestaciones de Tu Divina Unidad en Tu Reino de Abhá y estrellas resplandecientes que brillan sobre todas las regiones. ¡Señor! Ayúdanos a convertirnos en mares que se agitan por el oleaje de Tu maravillosa Gracia; en corrientes que fluyen desde Tus Alturas todogloriosas; en frutos ex celentes del Árbol de Tu Causa empírea; como árboles que se mecen en Tu Viña celestial por las brisas de Tu Munificen cia. ¡Oh Dios! Haz que nuestras almas dependan de los Versos de Tu Divina Unidad, que nuestros corazones se rego cijen por las efusiones de Tu Gracia, para que nos unamos como las olas de un solo mar y lleguemos a fundirnos como los rayos de Tu Luz refulgente; para que nuestros pensamientos, nuestros juicios y nuestros sentimientos se conviertan en una sola realidad que manifieste el espí ritu de unión por todo el mundo. Tú eres el Benévolo, el Munífico, el Conferidor, el Todopoderoso, el Misericordioso, el Com pasivo.

‘Abdu’l-Bahá Oración para ser recitada al terminar la reu nión de la Asamblea Espiritual.

¡O

h Dios! ¡Oh Dios! Desde el reino invisible de Tu unidad Tú nos ves reunidos en esta reunión espiritual, creyen do en Ti, confiando en Tus signos, firmes en Tu Alianza y Testamento, atraídos hacia Ti, encendidos con el fuego de Tu amor y sinceros en Tu Causa. Somos siervos en Tu viña, diseminadores de Tu religión, adora dores de Tu semblante, humildes ante Tus bienamados, sumisos ante Tu puerta e im plorándote que nos confirmes en el servicio de Tus elegidos, nos sostengas con Tus huestes invisibles, nos fortalezcas en Tu servidumbre y nos hagas siervos sumisos y adoradores en comunión contigo.

¡Oh Señor nuestro! Somos débiles y Tú eres el Fuerte, el Poderoso. Estamos sin vida, y Tú eres el gran Espíritu vivificador. Estamos necesitados, y Tú eres el Sustentador, el Poderoso.

¡Oh Señor nuestro! Vuelve nuestros rostros hacia Tu semblante misericordio so; por Tu divina gracia, aliméntanos de Tu mesa celestial; ayúdanos con las huestes de Tus ángeles supremos y con fírmanos mediante los seres santos del Reino de Abhá.

Verdaderamente, Tú eres el Generoso, el Misericordioso. Tú eres el Poseedor de gran munificencia, y en verdad Tú eres el Clemente y el Bondadoso.

‘Abdu’l-Bahá

Reuníos con alegría sin mancha, y recitad esta oración al principio de la reunión:

ᄀO

h Tú, Señor del Reino! Aunque nuestros cuerpos estén aquí reuni dos, sin embargo nuestros embelesados corazones son arrobados por Tu amor y somos transportados por los rayos de Tu faz resplandeciente. Aunque seamos dé biles, esperamos las revelaciones de Tu fuerza y Tu poder. Aunque seamos po bres, sin bienes ni medios, obtenemos la riqueza de los tesoros de Tu Reino. Aun que somos como gotas, tomamos de las profundidades de Tu océano. Aunque seamos motas de polvo, fulguramos en la gloria de Tu espléndido Sol.

¡Oh Tú, nuestro Proveedor! Haz des cender Tu ayuda, para que cada uno de los aquí reunidos se transforme en un ci rio encendido; cada uno se convierta en un centro de atracción; cada uno llegue a ser un emplazador ante Tus reinos celes tiales, hasta que fi nalmente hagamos de este mundo inferior la imagen reflejada de Tu Paraíso.

‘Abdu’l-Bahá
AYUNO

El Kitáb-i-Aqdas establece: «Os hemos prescrito orar y ayunar a partir del comienzo de la madurez [15 años]; así lo ordena Dios, vuestro Señor y Se ñor de vuestros antepasado. [...]. El viajero, el enfermo, la mujer encinta y la que amamanta no están obligados a ayunar. [...]. Absteneos de comer y beber desde la salida hasta la puesta del sol y, cui-dado, no sea que el deseo os prive de esta gra cia designada en el Libro».

El período de ayuno abarca desde el 2 de Mirza hasta el 20 de Mirza inclusive.

E

ste es, oh mi Dios, el primero de los días en los que has ordenado a Tus amados observar el ayuno. Yo Te pido por Ti mismo y por quien haya ayunado por amor a Ti y a Tu complacencia —y no por egoísmo ni deseo, ni por temor de Tu ira— y por Tus muy excelentes nombres y augustos atributos, que purifiques a Tus sier vos del amor a nadie salvo a Ti y que los atraigas hacia el Punto de Amanecer de las luces de Tu semblante y la Sede del trono de Tu unicidad. Ilumina sus corazo nes, oh mi Dios, con la luz de Tu conocimiento y alumbra sus rostros con los rayos del Sol que brilla en el horizonte de Tu Voluntad. Potente eres para hacer lo que Te place. No hay otro Dios sino Tú, el To doglorioso, Cuya ayuda todos los hombres imploran.

Ayúdales, oh mi Dios, a hacerte victo rioso y a exaltar Tu Palabra. Permite, en tonces, que se conviertan en manos de Tu Causa entre Tus siervos, y haz que sean re veladores de Tu religión y de Tus signos entre la humanidad, de tal forma que todo el mundo se llene con Tu recuerdo y alabanza, y con Tus pruebas y evidencias. Tú eres, verdaderamente, el Munífico, el Más Exaltado, el Potente, el Poderoso y el Mi sericordioso.

Bahá’u’lláh
ᄀA

labanzas a Ti, oh Señor mi Dios! Hemos observado el ayuno en con formidad con Tu mandato y lo rompemos ahora mediante Tu amor y complacencia. Dígnate aceptar, oh mi Dios, las acciones que hemos realizado en Tu camino ente ramente por Tu belleza con nuestros ros tros vueltos hacia Tu Causa, libres de cuanto no seas Tú. Concédenos, pues, Tu perdón, a nosotros, a nuestros antepasados y a todos los que han creído en Ti y en Tus poderosos signos en esta muy grande y gloriosísima Revelación. Potente eres para hacer lo que elijas. Tú, verdaderamente, eres el Más Exaltado, el Omnipotente, el Libre.

Bahá’u’lláh
ᄀA

labado seas, oh Dios, mi Dios! Éstos son los días en que has ordenado a Tus elegidos, Tus amados y Tus siervos observar el ayuno, el cual has hecho que sea una luz para los moradores de Tu reino, tal como hiciste que la ora ción obligatoria sea una escalera de as censo para quienes reconocen Tu unidad. Te suplico, oh mi Dios, por estos dos poderosos pilares, que has ordenado ser gloria y honor para toda la humanidad, que guardes a Tu religión de las intrigas de los infieles y de las conspiraciones de los malvados. Oh Señor, no ocultes la luz que has revelado mediante Tu fuerza y Tu omnipotencia. Ayuda, pues, a los que verdaderamente creen en Ti con las huestes de lo visible y lo invisible mediante Tu mandato y Tu soberanía. No hay más Dios que Tú, el Omnipotente, el Más Poderoso.

Bahá’u’lláh
¡A

labado seas, oh Señor, mi Dios! Te imploro por esta Revelación, me diante la cual la oscuridad ha sido conver tida en luz, se ha erigido el Frecuentado Templo, se ha revelado la Tabla Escrita y se ha descubierto el Rollo Desplegado, que hagas descender sobre mí y sobre quienes están en mi compañía aquello que nos permita remontarnos a los cielos de Tu trascendente gloria y nos lave la mancha de las dudas que impidieron a los desconfia dos entrar en el tabernáculo de Tu unidad.

Soy aquel, oh mi Señor, que se ha afe rrado firmemente a la cuerda de Tu amo rosa bondad y se ha asido del borde de Tu misericordia y Tus favores. Ordena para mí y para mis amados el bien de este mundo y del venidero. Provéeles, pues, con la Dádiva Oculta que Tú ordenaste para los elegidos entre Tus criaturas.

Éstos son, oh mi Señor, los días en que Tú ordenaste a Tus siervos observar el ayuno. Bendito aquel que observa el ayu no enteramente por Ti y con absoluto desprendimiento de todas las cosas ex cepto de Ti. Ayúdame y ayúdales, oh mi Señor, a obedecerte y a guardar Tus pre ceptos. Tú verdaderamente tienes poder para hacer lo que desees.

No hay Dios sino Tú, el Omnisciente, el Sapientísimo. Toda alabanza sea para Dios, Señor de todos los mundos.

Bahá’u’lláh
ᄀE

n el Nombre de Quien ha sido prometido en los Libros de Dios, el Omnisciente, el Informado de todo! Han llegado los días de ayuno, en que los siervos que circulan alrededor de Tu trono han ayunado y han alcanzado Tu presen cia. Di: ¡Oh Dios de los nombres y crea dor del cielo y de la tierra! Te suplico por Tu Nombre, el Todoglorioso, que aceptes el ayuno de quienes han ayunado por amor a Ti y por Tu complacencia y han realizado lo que les has ordenado en Tus Libros y Tablas. Te imploro por ellos que me asistas en la promoción de Tu Causa y me hagas firme en Tu amor, para que mis pasos no vacilen ante el clamor de Tus criaturas. En verdad, Tú eres potente para hacer lo que desees. No hay otro Dios más que Tú, el Vivificador, el Omnipotente, el Más Generoso, el Anciano de Días.

Bahá’u’lláh
ᄀG

loria sea a Ti, oh Señor mi Dios! Éstos son los días en que Tú has ordenado a todos los hombres observar el ayuno, para que por él purifiquen sus al mas, se libren de todo apego a otro que no seas Tú y ascienda de sus corazones lo que sea digno de la corte de Tu majestad y propio de la sede de la revelación de Tu unicidad. Concede, oh mi Señor, que este ayuno llegue a ser un río de aguas vivificadoras y otorgue la virtud con que Tú lo dotaste. Purifica con él los corazones de Tus siervos, a quienes los males del mundo no han impedido volverse hacia Tu Nom bre Todoglorioso y han permanecido inmutables ante el clamor y el tumulto de aquellos que han repudiado Tus muy res plandecientes signos, que acompañaron el advenimiento de Tu Manifestación, a Quien has investido con Tu soberanía, Tu poder, Tu majestad y Tu gloria. Éstos son los siervos que, tan pronto oyeron Tu llamada, se apresuraron hacia Tu merced y no fueron apartados de Ti por los cam bios y azares de este mundo, ni por nin guna limitación humana.

Soy aquel, oh mi Dios, que atestigua Tu unidad, confiesa Tu unicidad, se inclina humildemente ante las revelaciones de Tu majestad y reconoce con semblante sumiso los resplandores de la luz de Tu trascen dente gloria. He creído en Ti después de que Tú me permitieras conocer Tu Ser, que Tú has revelado a los ojos de los hombres mediante la fuerza de Tu soberanía y Tu poder. Me he vuelto hacia Él completa mente desprendido de todas las cosas y asiéndome firmemente de la cuerda de Tus dádivas y favores. He abrazado Su verdad y la verdad de todas las maravillosas leyes y preceptos que Le fueron enviados. He ayunado por amor a Ti y en cumplimiento de Tu mandato, y he terminado mi ayuno con Tu alabanza en mi lengua y en con formidad con Tu voluntad. No permitas, oh mi Señor, que se me cuente entre quienes han ayunado durante el día y se han pos trado de noche ante Tu rostro, y han repu diado Tu verdad, no han creído en Tus signos, han negado Tu testimonio y per vertido Tus palabras.

Abre mis ojos, oh mi Señor, y los ojos de to-dos los que Te han buscado, para que Te reconozcamos con Tus propios ojos. Éste es el mandamiento que nos has dado en el Libro enviado por Ti a Aquel a Quien has elegido por Tu orden, Le has distingui do con Tu favor por encima de todas Tus criaturas, Le has querido investir con Tu soberanía, Le has favorecido especialmente y Le has confiado Tu Mensaje para Tu pueblo. Alabado seas, por tanto, oh mi Dios, puesto que Tú bondadosamente nos has permitido reconocerle y aceptar todo lo que Le ha sido enviado, y nos has conferi do el honor de alcanzar la presencia de Aquel a Quien Tú prometiste en Tu Libro y en Tus Tablas.

Tú me ves, pues, oh mi Dios, con el rostro vuelto hacia Ti, aferrándome a la cuerda de Tu bondadosa providencia y ge nerosidad y asiéndome al borde de Tus amables mercedes y generosos favores. Te imploro que no destruyas mis esperanzas de lograr lo que Tú ordenaste para Tus siervos, que se han vuelto hacia los recintos de Tu corte y hacia el santuario de Tu presencia y han observado el ayuno por amor a Ti.

Confieso, oh mi Dios, que todo lo que procede de mí es completamente in dig no de Tu soberanía y no corresponde a Tu majestad. No obstante, Te suplico por Tu Nombre, mediante el cual en esta Re velación has manifestado Tu Ser en la glo ria de Tus muy excelentes títulos a todas las cosas creadas; una Revelación a través de la cual Tú has manifestado Tu belleza por medio de Tu muy resplandeciente Nombre, que me des de beber del vino de Tu merced y de la bebida pura de Tu favor, que ha fluido de la diestra de Tu voluntad, para que fije en Ti mi mirada y me des prenda de todo salvo de Ti, a tal punto que el mundo y todo lo que ha sido creado en él me parezca como un día efímero que Tú no Te has dignado crear.

Te imploro además, oh mi Dios, que hagas descender del cielo de Tu voluntad y de las nubes de Tu misericordia aquello que nos purifique del desagradable olor de nuestras transgresiones, oh Tú que Te has llamado el Dios de Misericordia. Tú eres verdaderamente el Más Poderoso, el Todoglorioso, el Benéfico.

No abandones, oh mi Señor, a aquel que se ha vuelto hacia Ti, ni permitas que aquel que se ha acercado a Ti sea alejado de Tu corte. No frustres las esperanzas del supli cante que ha extendido anhelante sus ma nos solicitando Tu gracia y favores, y no prives a Tus siervos sinceros de las ma ravillas de Tus tiernas mercedes y Tu amorosa bondad. Tú eres Perdonador y Generosísimo, oh mi Señor. Tienes poder para hacer lo que Te place. Todos los de más excepto Tú son impotentes ante las revelaciones de Tu potencia, están como perdidos ante las pruebas de Tu riqueza, son como nada cuando se les compara con las manifesta ciones de Tu trascendente soberanía y es tán desprovistos de toda fuerza cuando se les pone cara a cara con los signos y las muestras de Tu poder. ¿Qué refugio hay aparte de Ti, oh mi Señor, al que pueda yo huir, y dónde hay un cobijo al que pueda apresurarme? ¡No, la fuerza de Tu poder es mi testigo! No hay protector sino Tú, ni lu gar donde huir ex cepto Tú, ni refugio que bus-car salvo Tú. Hazme probar, oh mi Se ñor, la divina dul zura de Tu recuerdo y alabanza. ¡Juro por Tu poder! Quienquiera que pruebe su dul zura se librará de todo apego al mundo y a todo lo que hay en él y volverá su rostro hacia Ti, purificado del recuerdo de cual quiera que no seas Tú.

Inspira, pues, mi alma, oh mi Dios, con Tu maravilloso recuerdo, para que glorifique Tu Nombre. No me cuentes entre aquellos que leen Tus palabras y no en cuentran Tu dádiva oculta que por Tu de creto está contenida en ellas y que vivifica las almas de Tus criaturas y los corazones de Tus siervos. ¡Oh mi Señor!, haz que me cuente entre los que han sido tan conmovi dos por las dulces fragancias es parcidas en Tus días, que han dado sus vidas por Ti y se han apresurado al lugar de su muerte en su ansia por contemplar Tu belleza y en su anhelo por alcanzar Tu presencia. Y si en el camino alguien les preguntase: «¿Adónde vais?», dirían: «¡Ha cia Dios, Quien todo lo posee, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo!».

Los pecados cometidos por los que se han alejado de Ti y se han mostrado arro gantes ante Ti no han podido impedirles que Te amen, fijen su rostro en Ti y se vuelvan hacia Tu misericordia. Éstos son los bendecidos por el Concurso de lo Alto, los que son glorificados por los moradores de las Ciudades eternas y, más allá de ellos, por aquellos en cuyas fren tes Tu muy exaltada pluma ha escrito: «¡Éstos, el pueblo de Bahá! Mediante ellos se han derramado los resplandores de la luz de guía». Así ha sido ordenado por Tu mandato y por Tu voluntad en la Tabla de Tu irrevocable decreto.

Proclama por tanto, oh mi Dios, su grandeza y la grandeza de aquellos que en vida o después de la muerte han circulado alrededor de ellos. Provéelos con lo que Tú has ordenado para los justos entre Tus criaturas. Potente eres Tú para hacer todas las cosas. No hay Dios sino Tú, el Todo poderoso, Quien ayuda en el peligro, el Omnipotente, el Más Generoso.

No pongas fin a nuestros ayunos con este ayuno, oh mi Señor, ni las alianzas que Tú has hecho con esta alianza. Acepta todo lo que hemos realizado por amor a Ti y en aras de Tu complacencia, y todo lo que hemos dejado de hacer por estar sometidos a nuestros deseos perver sos y corruptos. Permítenos, pues, asirnos firmemente a Tu amor y a Tu voluntad, y presérvanos de la mal-dad de quienes Te han negado y han repudiado Tus muy resplandecientes signos. Tú eres en verdad el Señor de este mundo y del venide ro. No hay Dios sino Tú, el Exaltado, el Altísimo.

Magnifica, oh Señor mi Dios, a Aquel que es el Punto Primordial, el Misterio Divino, la Esencia Invisible, la Aurora de Divinidad y la Manifestación de Tu Se ñorío, mediante Quien fue esclarecido todo el conocimiento del pasado y todo el conocimiento del futuro, mediante Quien fueron descubiertas las perlas de Tu sabiduría oculta y revelado el misterio de Tu atesorado Nombre, a Quien has designa do como Anunciador de Aquel por Cuyo nombre han sido unidas y enlazadas las letras S y É, mediante Quien se dio a co nocer Tu majestad, Tu soberanía y Tus palabras, y fueron expuestas Tus leyes con claridad, y esparcidos Tus signos y establecida Tu Palabra, mediante Quien fueron puestos al descubierto los corazo nes de Tus elegidos y reunidos todos los que estaban en el cielo y to-dos los que esta ban en la tierra, a Quien Tú has llama do ‘Alí-Muḥammad en el reino de Tus nombres y Espíritu de Espíritus en las Tablas de Tu decreto irrevocable, a Quien has inves tido con Tu propio título, a Cuyo nom bre se ha hecho que regresen to dos los demás nombres por orden Tuya y por la fuer za de Tu poder, y en Quien Tú has hecho que todos Tus atributos y títu los al cancen su consumación final. A Él también perte ne cen los nombres que es taban ocul tos en Tus inmaculados taber náculos, en Tu mundo invisible y en Tus santifi cadas ciudades.

Magnifica, además, a quienes han creído en Él y en Sus signos y se han vuelto hacia Él, entre aquellos que han recono cido Tu unidad en Su Última Manifesta ción, una Manifestación de la que Él ha hecho men ción en Sus Tablas, en Sus Libros y en Sus Escrituras y en todos los maravillosos versos y preciosas palabras que han descendido sobre Él. Ésta es la Manifes tación Cuya Alianza Le orde naste esta blecer antes de que Él hubiera establecido Su propia Alianza. Él es Aquel Cuya ala banza ha celebrado el Ba yán. En él ha sido glorificada Su excel situd, se ha establecido Su verdad, se ha proclamado Su soberanía y se ha perfec cionado Su Causa. Bendito el hombre que se ha vuelto hacia Él y ha cumplido lo que Él ha ordenado, ¡oh Tú, que eres el Señor de los mundos y el Deseo de todos los que Te han conocido!

Alabado seas, oh mi Dios, ya que nos has ayudado a reconocerle y amarle. Por tanto, yo Te suplico, por Él y por Aquellos que son las Auroras de Tu Divinidad, las Manifestaciones de Tu Señorío, los Teso ros de Tu Revelación y los Depositarios de Tu inspiración, que nos permitas servirle y obedecerle, y nos capacites para convertir nos en auxiliadores de Su Causa y disper sadores de Sus adversarios. Potente eres para hacer todo lo que Te place. ¡No hay más Dios que Tú, el Todopoderoso, el To doglorioso, Aquel Cuya ayuda buscan to dos los hombres!

Bahá’u’lláh
E

stos son, oh mi Dios, los días en que Tú ordenaste a Tus siervos observar el ayuno. Con él adornaste el preámbulo del Libro de Tus Leyes revelado a Tus criatu ras y engalanaste a los Depositarios de Tus mandamientos a la vista de todos los que están en Tu cielo y todos los que están en Tu tierra. Tú has dotado cada hora de estos días con una virtud espe cial, inescrutable para cualquier otro que no seas Tú, Cuya sabiduría abarca todo lo creado. Tú tam bién has asignado a cada alma una porción de esta virtud de acuerdo con la Tabla de Tu decreto y las Escrituras de Tu juicio irrevocable. Tú, además, has asignado cada página de es tos Libros y de estas Escrituras a cada uno de los pueblos y razas de la tierra.

Según Tu decreto, has reservado a cada amanecer el cáliz de Tu recuerdo para Tus ardorosos amantes, oh Tú que eres el Soberano de los soberanos. Ellos son quienes se han embriagado de tal modo con el vino de Tu múltiple sabidu ría que abandonan su lecho en su anhelo por celebrar Tu alabanza y ensalzar Tus virtudes y escapan al sueño en su ansia por acercarse a Tu presencia y participar de Tu generosidad. Sus ojos han estado dirigidos en todo momento hacia la Au rora de Tu amorosa bondad y sus rostros se han vuelto hacia el Manantial de Tu inspiración. Haz descender, pues, sobre nosotros y sobre ellos, de las nubes de Tu misericordia, lo que sea digno de Tu ge nerosidad y de Tu gracia.

¡Alabado sea Tu nombre, oh mi Dios! Ésta es la hora en que Tú has abierto las puertas de Tu generosidad ante los ros tros de Tus criaturas y los portales de Tu tierna merced a todos los habitantes de Tu tierra. Te imploro, por todos aquellos cuya sangre fue derramada en Tu sendero, quienes en su anhelo por Ti se libra ron de todo apego a cualquiera de Tus criaturas y quedaron tan extasiados por los dulces perfumes de Tu inspiración que cada uno de los miembros de su cuerpo entonaba Tu alabanza y vibraba con Tu recuerdo, que no nos niegues las cosas que Tú has ordenado irrevocable mente en esta Revelación –una Revela ción cuya potencia ha hecho exclamar a cada árbol lo que la Zarza Ardiente pro clamó en otro tiempo a Moisés, Quien conversó contigo, una Revelación que ha permitido al más pequeño guijarro reso nar nuevamente con Tu alabanza, tal como Te glorificaron las piedras en los días de Mahoma, Tu Amigo.

¡Oh mi Dios!, éstos son aquellos a quienes Tú has permitido bondadosa mente ser Tus compañeros y tener comu nión con Aquel que es el Revelador de Ti mismo. Los vientos de Tu voluntad les dispersaron por doquier hasta que Tú los reuniste bajo Tu sombra y les hiciste en trar en los recintos de Tu corte. Ahora que Tú has hecho que moren a la sombra del dosel de Tu misericordia, ayúdales a alcanzar lo que sea digno de tan augusta posición. No permitas, oh mi Señor, que sean contados entre aquellos a quienes, aun gozando de proximidad a Ti, han sido retenidos de reconocer Tu rostro y, aunque Te encontraron, están privados de Tu presencia.

Éstos son Tus siervos, oh mi Señor, que han entrado contigo en esta la Más Grande Prisión, que han observado el ayuno dentro de sus muros, de acuerdo con lo que Tú les has ordenado en las Tablas de Tu decreto y los Libros de Tu mandato. Haz descender, pues, sobre ellos aquello que les purifique comple tamente de todo lo que Tú detestas, para que puedan dedicarse completamente a Ti y desprenderse enteramente de todo excepto de Ti.

Haz descender, pues, sobre nosotros, oh mi Dios, aquello que sea propio de Tu gracia y dig-no de Tu generosidad. Per mítenos, pues, oh mi Dios, vivir en Tu recuerdo y morir en Tu amor, y provée nos con la dádiva de Tu presencia en Tus mundos venideros; mundos que son inescrutables para todos menos para Ti. Tú eres nuestro Señor, el Señor de todos los mundos y el Dios de todos los que están en el cielo y de todos los que están en la tierra.

Tú ves, oh mi Dios, lo que les ha suce dido a Tus amados en Tus días. ¡Tu gloria es mi testigo! El clamor de los lamentos de Tus elegidos se ha elevado por todo Tu reino. Algunos fueron atrapados por los in fieles de Tu tierra, quienes les impidieron acercarse a Ti y alcanzar la corte de Tu gloria. Otros pudieron acercarse a Ti pero fueron retenidos de contemplar Tu rostro. Aun a otros les fue permitido, en su anhelo por verte, entrar en los recintos de Tu corte, pero dejaron que los velos de la imagina ción de Tus criaturas y los males infligidos por los opresores de entre Tu pueblo se in terpusieran entre ellos y Tú.

Ésta es la hora, oh mi Señor, que Tú has hecho que destaque sobre todas las demás horas y la has vinculado a las más escogidas de entre Tus criaturas. Te im ploro, oh mi Dios, por Tu Ser y por ellas, que durante este año ordenes lo que enaltezca a Tus amados. Decreta además, en este año, lo que permita al sol de Tu poder resplandecer sobre el horizonte de Tu gloria e iluminar por Tu soberano po der al mundo entero.

Haz victoriosa a Tu Causa, oh mi Se ñor, y humilla a Tus enemigos. Decreta, pues, para nosotros el bien de esta vida y de la venidera. Tú eres la Verdad, Quien conoce las cosas secretas. No hay Dios sino Tú, Quien siempre perdona, el Todogeneroso.

Bahá’u’lláh
T

e imploro, oh mi Dios, por Tu pode roso Signo y por la revelación de Tu gracia entre los hombres, que no me ale jes de la puerta de la ciudad de Tu pre sencia, ni frustres las esperanzas que he puesto en las manifestaciones de Tu gra cia entre Tus criaturas. Tú me ves, oh mi Dios, asiéndome a Tu Nombre, el Más Santo, el Más Luminoso, el Más Podero so, el Más Grande, el Más Exaltado, el Más Glorioso, y adhiriéndome al borde del manto al cual se han adherido todos, en este mundo y en el venidero.

Te imploro, oh mi Dios, por Tu más dulce voz y por Tu más exaltada Palabra, que me acerques cada vez más al umbral de Tu puerta y no permitas que esté ale jado de la sombra de Tu misericordia y del dosel de Tu generosidad. Tú me ves, oh mi Dios, asiéndome a Tu Nombre, el Más Santo, el Más Luminoso, el Más Po deroso, el Más Grande, el Más Exaltado, el Más Glorioso, y adhiriéndome al borde del manto al cual se han adherido todos, en este mundo y en el venidero.

Te imploro, oh mi Dios, por el res plandor de Tu frente luminosa y por el fulgor de la luz de Tu semblante que bri lla en el más alto horizonte, que me atrai gas con la fragancia de Tu vestidura y me des a beber del vino escogido de Tu Ex presión. Tú me ves, oh mi Dios, asién dome a Tu Nombre, el Más Santo, el Más Luminoso, el Más Poderoso, el Más Gran de, el Más Exaltado, el Más Glorioso, y adhiriéndome al borde del manto al cual se han adherido todos, en este mundo y en el venidero.

Te imploro, oh mi Dios, por Tu cabe llo que se mueve sobre Tu rostro, de igual modo que Tu muy exaltada pluma corre a través de las páginas de Tus Ta blas derramando el almizcle de significados ocultos sobre el reino de Tu crea ción, que me eleves para servir a Tu Causa de modo tal que no retroceda ni sea estorbado por las insinuaciones de quienes han puesto reparos a Tus signos y han dado la espalda a Tu rostro. Tú me ves, oh mi Dios, asiéndome a Tu Nom bre, el Más Santo, el Más Luminoso, el Más Poderoso, el Más Grande, el Más Exaltado, el Más Glorioso, y adhirién dome al borde del manto al cual se han adherido todos, en este mundo y en el venidero.

Te imploro, oh mi Dios, por Tu Nom bre que Tú has convertido en el Rey de los Nombres y mediante el cual se exta siaron todos los que están en el cielo y en la tierra, que me permitas contemplar el Sol de Tu Belleza y que me proveas con el vino de Tu Expresión. Tú me ves, oh mi Dios, asiéndome a Tu Nombre, el Más Santo, el Más Luminoso, el Más Podero so, el Más Grande, el Más Exal tado, el Más Glorioso, y adhiriéndome al borde del manto al cual se han adherido todos, en este mundo y en el venidero.

Te imploro, oh mi Dios, por el Taber náculo de Tu majestad que está en las más altas cumbres y por el Dosel de Tu Revelación, en las más elevadas monta ñas, que me ayudes bondadosa mente a hacer lo que ha deseado Tu vo luntad y ha manifestado Tu propósito. Tú me ves, oh mi Dios, asiéndome a Tu Nombre, el Más Santo, el Más Lumino so, el Más Podero so, el Más Grande, el Más Exal tado, el Más Glorioso, y adhiriéndome al borde del manto al cual se han adherido to-dos, en este mundo y en el venidero.

Te imploro, oh mi Dios, por Tu Belle za que brilla sobre el horizonte de la eter nidad, una Belleza ante la cual se inclina en adoración el reino de la hermosura en cuanto aquella se revela, magnificándola con tonos vibrantes, que me permitas mo rir a todo lo que poseo y vivir para todo lo que a Ti Te pertenece. Tú me ves, oh mi Dios, asiéndome a Tu Nombre, el Más Santo, el Más Luminoso, el Más Podero so, el Más Grande, el Más Exaltado, el Más Glorioso, y adhiriéndome al borde del manto al cual se han adherido todos, en este mundo y en el venidero.

Te imploro, oh mi Dios, por la Mani festación de Tu Nombre, el Bienamado, por medio de Quien fueron consumidos los corazones de Tus amantes y se re montaron a lo alto las almas de todos los que habitan en la tierra, que me ayudes a recordarte entre Tus criaturas y a ensal zarte entre Tu pueblo. Tú me ves, oh mi Dios, asiéndome a Tu Nombre, el Más Santo, el Más Luminoso, el Más Podero so, el Más Grande, el Más Exaltado, el Más Glorioso, y adhiriéndome al borde del manto al cual se han adherido todos, en este mundo y en el venidero.

Te imploro, oh mi Dios, por el susurro del divino Árbol del Loto y por el murmu llo de las brisas de Tu expresión en el reino de Tus nombres, que me alejes de todo cuanto Tu voluntad detesta y me acerques al lugar donde resplandece Aquel que es la Aurora de Tus signos. Tú me ves, oh mi Dios, asiéndome a Tu Nombre, el Más Santo, el Más Luminoso, el Más Poderoso, el Más Grande, el Más Exaltado, el Más Glorioso, y adhiriéndome al borde del manto al cual se han adherido todos, en este mundo y en el venidero.

Te imploro, oh mi Dios, por aquella Letra que, tan pronto como salió de la boca de Tu voluntad, hizo que los océa nos se agitaran, los vientos soplaran, los frutos se manifestaran, los árboles brota ran, todos los vestigios del pasado se desvanecieran, se rasgaran todos los ve los, e hizo que todos aquellos que están consagrados a Ti se apresuraran a dirigir se hacia la luz del semblante de su Señor, el Irrestringido, que me des a conocer lo que estaba oculto en los tesoros de Tu conocimiento y lo que estaba escondido en los depósitos de Tu sabiduría. Tú me ves, oh mi Dios, asiéndome a Tu Nom bre, el Más Santo, el Más Luminoso, el Más Poderoso, el Más Grande, el Más Exaltado, el Más Glorioso, y adhirién dome al borde del manto al cual se han adherido to-dos, en este mundo y en el venidero.

Te imploro, oh mi Dios, por el fuego de Tu amor que quitó el sueño de los ojos de Tus elegidos y Tus amados, y por el re cuerdo y alabanza que Te ofrecen al amanecer, que me cuentes entre aquellos que han alcanzado lo que Tú has enviado en Tu Libro y manifestado por Tu voluntad. Tú me ves, oh mi Dios, asiéndo me a Tu Nombre, el Más Santo, el Más Lumi noso, el Más Poderoso, el Más Grande, el Más Exaltado, el Más Glorio so, y adhi riéndome al borde del man-to al cual se han adherido todos, en este mundo y en el venidero.

Te imploro, oh mi Dios, por la luz de Tu semblante que ha impulsado a quienes están cerca de Ti a recibir los dardos de Tu decreto y a quienes están consagrados a Ti a enfrentarse a las espadas de Tus enemigos en Tu sendero, que decretes para mí, mediante Tu muy exaltada Pluma, aquello que Tú has decretado para Tus fi eles y Tus elegidos. Tú me ves, oh mi Dios, asiéndome a Tu Nombre, el Más Santo, el Más Luminoso, el Más Podero so, el Más Grande, el Más Exaltado, el Más Glorioso, y adhiriéndome al borde del man-to al cual se han adherido todos, en este mundo y en el venidero.

Te imploro, oh mi Dios, por Tu Nom bre, mediante el cual has escuchado la in vocación de Tus amantes, los suspiros de quienes Te anhelan, el llanto de quienes gozan de Tu cercanía, el gemido de quie nes están consagrados a Ti y mediante el cual has cumplido los deseos de quienes han puesto sus esperanzas en Ti y has rea lizado sus anhelos por medio de Tu gracia y Tus favores, y por Tu Nombre, mediante el cual el océano del perdón se agitó ante Tu rostro, y las nubes de Tu generosidad derramaron su lluvia sobre Tus siervos, que decretes para todo el que se haya vuelto hacia Ti, y haya observado el ayuno que Tú has prescrito, la recompensa decretada para aquellos que no hablan sino con Tu permiso y para quienes han renunciado a todo lo que poseían en Tu sendero y por amor a Ti.

Te imploro, oh mi Señor, por Ti mismo, por Tus signos, por Tus claras señales, por la refulgente luz del Sol de Tu Belleza y por Tus Ramas, que absuel vas las faltas de quienes se han manteni do firmes en Tus leyes y han observado aquello que Tú les has prescrito en Tu Libro. Tú me ves, oh mi Dios, asiéndome a Tu Nombre, el Más Santo, el Más Lu minoso, el Más Poderoso, el Más Grande, el Más Exaltado, el Más Glorioso, y adhi riéndome al borde del manto al cual se han adherido todos, en este mundo y en el venidero.

Bahá’u’lláh
DÍAS INTERCALARES

Los días intercalares, del 26 de febrero al 1 de Mirza inclusive, deben ser días de preparación para el ayuno, días de hospitalidad, caridad y obsequio de regalos.

¡M

i Dios, mi Fuego y mi Luz! Han comenzado los días que Tú has designado en Tu Libro como los Ayyám-i-Há*, oh Tú, que eres el Rey de los nom bres, y se aproxima el ayuno que Tu exaltadísima Pluma ha ordenado observar a todos los que están en el reino de Tu creación. Te suplico, oh mi Señor, por estos días y por todos aquellos que du rante este período se han asido a la cuerda de Tus mandamientos y se han aferrado al asidero de Tus preceptos, que concedas que se le asigne a cada alma un sitio dentro de los recintos de Tu corte y un lugar ante la revelación de los res plandores de la luz de Tu semblante.

* Los Días de Há, días intercalares.

Éstos son, oh mi Señor, Tus siervos, a quienes ninguna inclinación corrupta ha apartado de lo que Tú enviaste en Tu Li bro. Ellos se han inclinado ante Tu Causa, han recibido Tu Libro con esa re solución que nace de Ti, han observado lo que Tú les prescribiste y han optado por seguir lo que Tú les enviaste.

Tú ves, oh mi Señor, cómo han recono cido y admitido todo lo que Tú has revela do en Tus Escrituras. Dales de beber, oh mi Señor, de las manos de Tu gracia, las aguas de Tu eternidad. Decreta, pues, para ellos, la recompensa ordenada para aquel que se ha sumergido en el océano de Tu presencia y ha logrado el vino escogido de Tu en cuentro.

Te imploro, oh Tú, Rey de reyes y Compadecedor de los oprimidos, que ordenes para ellos el bien de este mundo y del mundo venidero. Decreta para ellos, asimismo, lo que ninguna de Tus criatu ras ha descubierto y cuéntales entre aquellos que han circulado a Tu alrededor y se mueven en torno a Tu trono en cada mundo de Tus mundos.

Tú eres verdaderamente el Todopo deroso, el Omnisciente, el Informado de todo.

Bahá’u’lláh
ḤUQÚQU’LLÁH

El Ḥuqúqu’lláh es realmente una gran ley. Incumbe a to-dos hacer esta ofrenda, porque es la fuente de la gracia, la abundancia y de todo bien. Es una merced que acompañará a toda alma en cada mundo de los mundos de Dios, el Poseedor, el Todomunífico.

Bahá’u’lláh
M

agnificado eres, oh Señor de toda la creación, Aquel a Quien todo debe volverse. Con mi lengua interior y exterior doy testimonio de que Tú Te has mani festado y revelado, has hecho des cender Tus signos y has proclamado Tus testimo nios. Doy testimonio de que Te bastas a Ti mismo con prescindencia de todo cuanto no seas Tú y de Tu santidad por encima de todo lo terrenal. Te suplico por la gloria trascendente de Tu Causa y la potencia suprema de Tu Palabra que confirmes a quien desee ofrendar lo que le has pres crito en Tu Libro y observar lo que ha de esparcir la fragancia de Tu aceptación. Verdaderamente, Tú eres el Todopodero so, el Benevolente, el Perdo nador, el To dogeneroso.

Bahá’u’lláh
¡G

lorificado eres, oh mi Señor com pasivo! Te suplico, por la agitación del océano de Tu santa expresión, y por las múltiples muestras de Tu suprema so beranía, y las convincentes evidencias de Tu Divinidad, y los misterios ocultos que yacen escondidos en Tu conocimiento, que me des Tu gracia para servirte a Ti y a Tus elegidos, y me permitas ofrendar debidamente Tu Ḥuqúq, el cual has de cretado en Tu Libro.

Oh mi Señor, soy quien ha puesto el afecto en Tu dominio de gloria y se ha aferrado tenazmente a la orla de Tu gene rosidad. Oh Tú que eres el Señor de toda la existencia y el Gobernante del reino de los nombres, Te pido que no me niegues lo que posees ni me prives de lo que has dispuesto para Tus elegidos.

Te imploro, oh Señor de todos los nombres y Creador de los cielos, que me ayudes a ser fir-me en Tu Causa, por Tu gracia fortalecedora, de modo tal que las vanidades del mundo no me hagan excluirme como por un velo, ni que me obstaculicen las violentas conmociones de los malvados que se han propuesto extraviar a Tu pueblo en Tus días. Desti na, entonces, para mí, oh Deseo de mi co razón, el bien de este mundo y del mundo venidero. Ciertamente Tú eres poderoso para hacer Tu voluntad. No hay Dios sino Tú, Quien siempre perdona, el Más Ge neroso.

Bahá’u’lláh
MÁRTIRES Y SUS FAMILIAS
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l es Dios! ¡Oh Señor, mi Dios! Oh Tú, Auxi liador de los desvalidos, Socorredor de los pobres y Salvador de los desamparados que se vuelven hacia Ti. Con la mayor humildad levanto mis manos suplicantes hacia Tu reino de belleza y fervorosa mente Te llamo con mi lengua interior, di ciendo: ¡Oh Dios, mi Dios! Ayúdame a adorarte, fortalece mi espalda para servir te; asísteme, por Tu gracia, en mi ser vidumbre hacia Ti; haz que permanezca firme en mi obediencia hacia Ti; derrama sobre mí las abundantes efusiones de Tu generosidad, permite que las miradas de Tu cariñosa bondad se dirijan hacia mí y sumérgeme en el océano de Tu perdón. Permite que sea confirmado en mi lealtad a Tu Fe y otórgame una medida mayor de certeza y convicción para que pueda pres cindir completamente del mundo, volver mi rostro hacia el Tuyo con entera devo ción, ser fortale

cido por el poder irresisti ble de las comprobaciones y testimonios e investido con majestad y fuerza, pueda pasar más allá de toda región del cielo y la tierra. Verdaderamente, Tú eres el Miseri cordioso, el Todoglorioso, el Benévolo, el Compasivo.

¡Oh Señor! Estos son los sobrevivien tes de entre los mártires, aquella compa ñía de almas benditas. Han soportado toda tribulación y demostrado paciencia ante la grave injusticia. Han renunciado a toda holgura y prosperidad, se han some tido voluntariamente a atroces sufrimientos y adversidades en el camino de Tu amor y aún permanecen cautivos en las garras de sus enemigos quienes conti nuamente los atormentan con espantoso suplicio y los oprimen por caminar fir memente en Tu recto sendero. No hay quien los ayude, nadie que les ofrezca amistad. Aparte de los infames y los per versos no hay quien se asocie o hermane con ellos.

¡Oh Señor! Estas almas han conocido amarga agonía en esta vida terrenal y, como muestra de su amor por la resplan deciente belleza de Tu rostro, y en su an sia por acercarse a tu Reino celestial, han tolerado cada ultraje repugnante con que les ha castigado el pueblo de la tiranía.

¡Oh Señor! Colma sus oídos con los versículos de la ayuda divina y de una pronta victoria, y líbralos de la opresión de aquellos que ostentan poder tan terri ble. Retén las manos de los malvados y no permitas que estas almas sean destrozadas por las garras y colmillos de las fe roces bestias, pues están cautivados por su amor a Ti y habiéndoles sido confia dos los misterios de Tu santidad se en cuentran humildes y de pie ante Tu puerta y han alcanzado Tu exaltado re cinto.

¡Oh Señor! Fortalécelos, bondadosamen te, con un nuevo espíritu; ilumina sus ojos permitiendo que contemplen Tus maravillo sos signos en la oscuridad de la noche; des tina para ellos todo el bien que abunda en Tu reino de misterios; haz que sean como estrellas bri llantes que res plandecen so bre todas las regiones, como frondosos árboles llenos de frutos y ra mas mecién dose con las brisas del ama necer.

Verdaderamente, Tú eres el Munífico, el Fuerte, el Poderoso, el Omnipotente, el Libre. No hay Dios sino Tú, el Dios de amor y tierna misericordia, el Todoglo rioso, Quien siempre perdona.

‘Abdu’l-Bahá
NAW-RÚZ

Naw-Rúz es la fiesta que se celebra el 21 de Mirza. Significa Año Nuevo y es el primer día del año bahá’í.

A

labado seas Tú, oh mi Dios, por haber ordenado Naw-Rúz como fes tividad para aquellos que han observado el ayuno por amor a Ti y se han abstenido de todo lo que Te es detestable. Permite, oh mi Señor, que el fuego de Tu amor y el calor producido por el ayuno ordenado por Ti les inflame en Tu Causa y les haga ocuparse de Tu alabanza y Tu recuerdo.

Ya que Tú los has adornado, oh mi Señor, con el ornamento del ayuno pres crito por Ti, adórnalos también con el or namento de Tu aceptación mediante Tu gracia y Tu generoso favor, pues los hechos de los hombres dependen todos de Tu com placencia y están condicionados a Tu mandato. Si Tú considerases a quien ha quebrantado el ayuno como si lo hubiese observado, tal hombre sería con tado entre los que han observado el ayuno desde toda la eternidad. Y si Tú decretases que aquel que ha observado el ayuno lo ha quebrantado, aquella persona sería considerada entre los que han hecho que el Manto de Tu Revelación sea man chado de polvo y han sido alejados de las aguas cristalinas de esta Fuente viva.

Tú eres Aquel por medio de Quien se ha levantado el emblema «Loable eres Tú en Tus obras» y se ha desplegado el estandarte «Obedecido eres Tú en Tu mandato». Da a conocer esta posición Tuya, oh mi Señor, a Tus siervos, para que se den cuenta de que la excelencia de toda cosa depende de Tu mandato y de Tu Palabra y de que la virtud de todo acto está condicionada a Tu permi so y a la complacencia de Tu volun tad y reconozcan que las riendas de los hechos de los hombres están en manos de Tu aceptación y Tu mandamiento. Hazles sa ber esto para que nada en absoluto los aparte de Tu Belleza en estos días en que Cristo exclama: «Todo dominio es Tuyo, oh Tú, Engendrador del Espíritu (Jesús)», y Tu Amigo (Muḥammad) exclama: «¡Gloria sea a Ti, oh Tú, Bienamado!, porque has revelado Tu Belleza y has decretado para Tus elegidos aquello que hará que alcancen la sede de la revelación de Tu Nombre Más Grande, por medio del cual se han lamen tado todos los pueblos, con excepción de aquellos que se han desprendido de todo me-nos de Ti y se han vuelto hacia Aquel que es el Revelador de Ti mismo y la Ma nifestación de Tus atributos».

Aquel que es Tu Rama y toda Tu compañía, oh mi Señor, han finalizado su ayuno en este día, después de haberlo ob servado dentro de los recintos de Tu corte y en su ansia por complacerte.Ordena para Él y para ellos y para todos los que han entrado en Tu presencia en estos días todo el bien que Tú destinaste en Tu Li bro. Provéeles, pues, con lo que les beneficie tanto en esta vida como en la veni dera.

Tú eres en verdad el Omnisciente, el Sapientísimo.

Bahá’u’lláh
TABLAS ESPECIALES
TABLA DE AḤMAD

Bahá’u’lláh ha dotado a estas oraciones obli gatorias, junto con otras oraciones concretas como la Oración de Curación y la Tabla de Aḥmad, de una fuerza y una trascendencia especiales y, por tanto, deben ser aceptadas como tales y los cre yentes deben recitarlas con una fe y una confianza incondicionales, para que mediante ellas puedan entrar en una comunión mucho más íntima con Dios e identificarse más completamente con Sus leyes y preceptos.*

* De una carta escrita en nombre de Shoghi Effendi.

¡É

l es el Rey, el Omnisciente, el Sa bio! Mirad, el Ruiseñor del Paraíso canta en las ramas del Árbol de la Eterni dad dulces y sagradas melodías, procla mando a los sinceros las buenas nuevas de la proximidad de Dios, llamando a los creyentes en la Unidad Divina a la corte de la Presencia del Generoso, informando a los desprendidos sobre el mensaje que ha sido revelado por Dios, el Rey, el Glo rioso, el Incomparable, guiando a los amantes a la sede de santidad y a esta resplandeciente Belleza.

En verdad, ésta es la Más Grande Be lleza, predicha en los Libros de los Men sajeros, por medio de Quien la verdad será distinguida del error y la sabiduría de cada mandato será probada. En verdad, Él es el Árbol de la Vida que da los frutos de Dios, el Exaltado, el Poderoso, el Grande.

¡Oh Aḥmad! Atestigua que ciertamente Él esDios y no hay Dios sino Él, el Rey, el Protector, el Incomparable, el Omnipoten te. Y que Aquel a Quien Él envió con el nombre de ‘Alí* fue el verdadero Enviado de Dios, Cuyos mandatos todos acatamos.

* El Báb.

Di: Oh gentes, sed obedientes a las ordenanzas de Dios que han sido estableci das en el Bayán por el Glorioso, el Sabio. Verdaderamente, Él es el Rey de los Mensajeros y Su Libro es el Libro Madre, si lo supierais.

Así os profiere el Ruiseñor Su llama miento desde esta prisión. Él sólo tiene que dar a conocer este claro mensaje. Quien quiera lo desee, que se aparte de este con sejo y quienquiera lo desee que elija el sendero que conduce hacia su Señor.

Oh gentes, si negáis estos versos, ¿por medio de qué prueba habéis creído en Dios? Producidla, oh asamblea de falsos.

No, por Aquel en Cuya mano está mi alma; ni pueden ni jamás podrán hacer esto, aunque se unieran para ayudarse unos a otros.

¡Oh Aḥmad! No olvides Mis genero sidades mientras estoy ausente. Recuerda Mis días durante tus días, así como Mi angustia y destierro en esta remota pri sión. Y sé tan firme en Mi amor que tu corazón no vacile, aunque las espadas de los enemigos descarguen golpes sobre ti y todos los cielos y la tierra se levanten en tu contra.

Sé como una llama de fuego para Mis enemigos y un río de vida eterna para Mis amados y no seas de los que dudan.

Y si te sobreviniese aflicción en Mi sendero o degradación por Mi causa, no te preocupes por ello.

Confía en Dios, tu Dios y el Señor de tus padres, pues las gentes vagan por los senderos del error, privadas de discer nimiento para ver a Dios con sus propios ojos u oír Su Melodía con sus propios oí dos. Así las hemos encontrado, como tú también lo atestiguas.

Así sus supersticiones se han conver tido en velos que se interponen entre ellos y sus propios corazones, y les han apartado del sendero de Dios, el Exalta do, el Grande.

Ten por cierto que, en verdad, aquel que da la espalda a esta Belleza ha dado también la espalda a los Mensajeros del pasado y muestra orgullo ante Dios desde toda eternidad hasta toda eterni dad.

Aprende bien esta Tabla, oh Aḥmad. Recítala durante tus días y no te apartes de ella. Pues, en verdad, Dios ha ordena do para aquel que la recite la recompensa de cien mártires y un auxilio en ambos mun dos. Estos favores te los hemos con ferido como una generosidad de Nuestra parte y una misericordia de Nuestra pre sencia, para que seas de los agradecidos.

¡Por Dios! Si alguien que esté afligido o con pena lee esta Tabla con absoluta sinceridad, Dios disipará su tristeza, re solverá sus difi cultades y eliminará sus aflicciones.

Verdaderamente, Él es el Misericordioso, el Compasivo. Alabado sea Dios, Señor de todos los mundos.

Bahá’u’lláh
TABLA DEL FUEGO
E

n el Nombre de Dios, el Más Anti guo, el Más Grande.

En verdad, los corazones de los sinceros se han consumido por el fuego de la sepa ración. ¿Dónde está el resplandor de la luz de Tu semblante, oh Bienamado de los mundos?

Los que están cerca de Ti han sido abandonados en las tinieblas de la deso lación. ¿Dónde está el brillo del alba de la reunión contigo, oh Deseo de los mun dos?

Los cuerpos de Tus elegidos yacen temblando en las arenas lejanas. ¿Dónde está el océano de Tu presencia, oh En cantador de los mundos?

Las manos anhelantes se levantan hacia el cielo de Tu gracia y de Tu gene rosidad. ¿Dónde están las lluvias de Tu dádiva, oh Respondedor de los mundos?

Los infieles se han levantado con tira nía por todas partes. ¿Dónde está el poder irresistible de Tu pluma ordenadora, oh Conquistador de los mundos?

El ladrido de los perros se oye fuerte por to-dos lados. ¿Dónde está el león de la selva de Tu poder, oh Castigador de los mundos?

La frialdad se ha apoderado de toda la humanidad. ¿Dónde está el calor de Tu amor, oh Fuego de los mundos?

La calamidad ha llegado al límite. ¿Dónde están las señales de Tu socorro, oh Salvación de los mundos?

La oscuridad ha envuelto a la mayoría de los pueblos. ¿Dónde está el brillo de Tu resplandor, oh Refulgencia de los mundos?

Los cuellos de los hombres se han er guido con maldad. ¿Dónde están las es padas de Tu venganza, oh Destructor de los mundos?

La degradación ha llegado a su nivel más bajo. ¿Dónde están los emblemas de Tu gloria, oh Gloria de los mundos?

Las penas han afligido al Revelador de Tu Nombre, el Todomisericordioso. ¿Dón de está la alegría del Alba de Tu revela ción, oh Deleite de los mundos?

La angustia ha sobrevenido a todos los pueblos de la tierra. ¿Dónde están las in signias de Tu alegría, oh Gozo de los mundos?

Tú ves cómo el Lugar del Amanecer de Tus signos está velado por insinuaciones malévolas. ¿Dónde están los dedos de Tu fuerza, oh Poder de los mundos?

Una sed acuciante ha vencido a todos los hombres. ¿Dónde está el río de Tu ge nerosidad, oh Misericordia de los mun dos?

La codicia ha esclavizado a toda la humanidad. ¿Dónde están las personificaciones del desprendimiento, oh Señor de los mundos?

Tú ves a este Agraviado solitario en el exilio. ¿Dónde están las huestes del cielo de Tu Mandato, oh Soberano de los mun dos?

He sido abandonado en una tierra ex traña. ¿Dónde están los emblemas de Tu fidelidad, oh Confianza de los mundos?

Las agonías de la muerte se han apode rado de todos los hombres. ¿Dónde está el oleaje de Tu océano de vida eterna, oh Vida de los mundos?

Los susurros de Satanás han soplado al oído de todas las criaturas. ¿Dónde está la estrella fugaz de Tu fuego, oh Luz de los mundos?

La embriaguez de la pasión ha perver tido a la mayor parte de la humanidad. ¿Dónde están las alboradas de la pureza, oh Deseo de los mundos?

Tú ves a este Agraviado velado por la tiranía entre los sirios. ¿Dónde está la re fulgencia de la luz de Tu aurora, oh Luz de los mundos?

Tú Me ves obligado a guardar silencio impedido para hablar. ¿De dónde, enton ces, brotarán Tus melodías, oh Ruiseñor de los mundos?

La mayoría de la gente está envuelta en fantasías y vanas imaginaciones. ¿Dónde están los exponentes de Tu certe za, oh Se guridad de los mundos?

Bahá Se está ahogando en un mar de tribulaciones. ¿Dónde está el arca de Tu salvación, oh Salvador de los mundos?

Tú ves el Alba de Tu expresión en la oscuridad de la creación. ¿Dónde está el sol del cielo de Tu gracia, oh Iluminador de los mundos?

Las lámparas de la verdad y de la pure za, de la lealtad y del honor han sido apa gadas. ¿Dónde están los signos de Tu cólera vengadora, oh Motor de los mun dos?

¿Puedes ver a alguno que Te haya de fendido,

o que reflexione sobre lo que Le aconteció a Él en el sendero de Tu amor? Ahora Mi pluma se detiene, oh Bienama do de los mundos.

Las ramas del Divino Árbol del Loto yacen rotas por los impetuosos vientos del destino. ¿Dónde están las banderas de Tu socorro, oh Defensor de los mundos?

Este Rostro está oculto en la polvareda de la calumnia. ¿Dónde están las brisas de Tu compasión, oh Misericordia de los mundos?

La gente de la mentira mancilla la tú nica de santidad. ¿Dónde está la vestidura de Tu santidad, oh Embellecedor de los mundos?

El océano de la gracia está en calma por lo que las manos de los hombres han hecho. ¿Dónde están las olas de Tu munificencia, oh Deseo de los mundos?

La puerta que conduce a la Divina Pre sencia está cerrada, debido a la tiranía de Tus enemigos. ¿Dónde está la llave de Tu dádiva, oh Abridor de los mundos?

Las hojas están amarillentas por los vientos venenosos de la sedición. ¿Dónde está el aguacero de las nubes de Tu gene rosidad, oh Donador de los mundos?

El universo se oscurece con la polva reda del pecado. ¿Dónde están las brisas de Tu misericordia, oh Perdonador de los mundos?

Este Joven está solitario en una tierra desierta. ¿Dónde está la lluvia de Tu gra cia celestial, oh Donador de los mundos?

¡Oh Pluma Suprema! En el reino eterno hemos oído Tu dulcísima llamada. Escucha lo que profiere la Lengua de Grandeza, ¡oh Agraviado de los mundos!

Si no fuera por el frío, ¿cómo podría prevalecer el calor de Tus palabras, oh Expositor de los mundos?

Si no fuera por la calamidad, ¿cómo podría brillar el sol de Tu paciencia, oh Luz de los mundos?

No Te lamentes a causa de los malva dos, puesto que fuiste creado para sopor tar y para resistir, oh Paciencia de los mundos.

Cuán dulce fue Tu amanecer en el horizonte de la Alianza entre los fomen tadores de sedición y Tu anhelo por Dios, oh Amor de los mundos.

Por Ti fue enarbolado el estandarte de la independencia en las cimas más altas y se agitó el mar de la munificencia, oh Embeleso de los mundos.

Por Tu soledad brilló el Sol de la Uni dad y por Tu destierro la tierra de la Unidad fue ataviada. Ten paciencia, oh Tú, Desterrado de los mundos.

Hemos hecho de la humillación la vestidura de gloria y de la aflicción el or namento de Tu templo, oh Orgullo de los mundos.

Tú ves que los corazones están llenos de odio y pasar por alto es propio de Ti, oh Encubridor de los pecados de los mundos.

Cuando las espadas centelleen, ¡avanza! Cuando vuelen los dardos, ¡apresúrate!, oh Tú, Sacrificio de los mundos.

¿Te lamentas Tú o me lamentaré Yo? Más bien, lloraré Yo por la escasez de Tus defensores, oh Tú, que has causado el lamento de los mundos.

En verdad, he oído Tu llamada, oh Gloriosísimo Bienamado. Y ahora la faz de Bahá está ardiendo con el calor de la tribulación y con el fuego de Turadiante palabra y Él se ha levantado con fideli-dad en el lugar del sacrificio, mirando hacia Tu voluntad, oh Ordenador de los mun dos.

Oh ‘Alí-Akbar. Da gracias a Tu Señor por esta Tabla, de la que puedes aspirar la fragancia de Mi humildad y conocer aquello que Nos ha acosado en el sendero de Dios, el Adorado de todos los mundos.

Si todos los siervos leen y meditan so bre esto, se les encenderá en las venas un fuego que incendiará los mundos.

Bahá’u’lláh
TABLA DEL SAGRADO MARINERO

Estudiad la Tabla del Sagrado Ma rinero para que podáis saber la verdad, y considerar que la Bendita Belleza ha predicho plenamente acontecimientos futuros. ¡Que aquellos que perciban es tén alerta!

‘Abdu’l-Bahá
¡É

l es el Glorioso, el Bienamado! ¡Oh Sagrado Marinero! Ordena que tu arca de eternidad aparezca ante el Con curso Celestial,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! lánzala sobre el antiguo mar, en Su Nombre, el Más Maravilloso,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! y permite que entren los espíritus angelicales, en el Nombre de Dios, el Al tísimo.

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! Suelta, entonces, sus amarras, para que pueda navegar sobre el océano de gloria,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! quienes moren en ella quizás al cancen el refugio en las proximidades del reino sempiterno.

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! Habiendo llegado hasta la orilla sagrada, playa de los mares carmesí,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! ordénales salir para que alcancen esa posición etérea e invisible,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! posición en la que el Señor ha apa recido en la Llama de Su Belleza dentro del árbol inmortal;

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! donde las personificaciones de Su Causa se purificaron a sí mismas del yo y la pasión;

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! alrededor de la cual la Gloria de Moisés circunda junto a las huestes sem piternas;

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! donde la Mano de Dios emerge desde Su seno de Grandeza;

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! donde el arca de la Causa perma nece inmóvil aún cuando a sus moradores les sean manifestados todos los atributos divinos.

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! ¡Oh Marinero! Enseña a quienes están dentro del arca aquello que te hemos enseñado tras el místico velo,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! acaso no se demoren en el sagrado y níveo lugar,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! sino que en alas del espíritu pue dan remontarse hacia esa posición que el Señor ha exaltado por sobre toda men ción en los mundos inferiores,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! puedan volar por el espacio como aves favorecidas en el reino de la eterna reunión;

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! puedan conocer los misterios ocultos en los Mares de luz.

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! Ellos superaron los grados de las limitaciones terrenales y alcanzaron el de la unidad divina, el centro de guía ce lestial.

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! Han deseado ascender a aquella posición que el Señor ha ordenado esté por encima de sus posiciones.

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! Después de lo cual el can dente meteoro los expulsó de entre los que mo ran en el Reino de Su Presencia,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! y oyeron alzarse la Voz de Gran deza tras el invisible pabellón en las Alturas de Gloria:

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! «¡Oh ángeles guardianes! Regre sadlos a su morada en el mundo inferior»,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! «pues se han propuesto elevarse hacia aquella esfera que las alas de la paloma celestial jamás han alcanzado»;

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! «con lo cual la nave de la fantasía se detiene, las mentes de los que com prenden no pueden en-tender».

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! Entonces se asomó la virgen del cielo desde su exaltado aposento,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! y con su rostro señaló hacia el Concurso Celestial,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! inundando el cielo y la tie rra con la luz de su semblante,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! y cuando el resplandor de su belle za brilló sobre el pueblo del polvo,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! todos los seres fueron sacudidos en sus sepulcros mortales.

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! Entonces ella elevó un llamado que en toda la eternidad ningún oído ha escu chado jamás,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! y así proclamó: «¡Por el Señor! Aquel cuyo corazón no tenga la fragancia de amor de este exaltado y glorioso Joven árabe»,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! «de ningún modo podrá ascender hacia la gloria del más elevado cielo».

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglorioso! Luego llamó a una donce lla de entre sus siervas,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! y le ordenó: «Desciende hacia el espacio desde las mansiones de la eterni dad»,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso!

«y vuélvete hacia aquello que han ocultado en lo más íntimo de sus corazo nes».

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! «Si inhalases el perfume del manto del Joven que ha estado oculto en el ta bernáculo de luz, debido a lo que las ma nos de los malvados han forjado»,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! «alza un grito dentro de ti para que todos los moradores de los aposentos del Paraíso, quienes son las personificaciones de la riqueza eterna, puedan comprender y escuchar»;

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! «para que todos desciendan de sus aposentos eternos y tiemblen»,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! «y besen sus manos y pies por haberse remontado hacia las alturas de la fidelidad»;

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! «acaso perciban en sus mantos la fragancia del bienamado».

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! Luego el rostro de la doncella favorecida resplandeció sobre los aposentos celestiales como la luz que brilla desde la faz del Joven por sobre Su templo mortal;

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! entonces ella descendió con orna mentos tales como para iluminar los cielos y todo cuanto hay en ellos.

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! Se afanó y perfumó todas las cosas en las tierras de santidad y grandeza.

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! Cuando llegó allí se irguió plena mente en el mismísimo corazón de la creación,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! y buscó inhalar su fragancia en un instante que no conoce principio ni fin.

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! No encontró en ellos lo que era su deseo, y ésta, en verdad, no es sino una de Sus maravillosas historias.

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! Entonces ella clamó en alta voz, se lamentó y regresó hacia su propia posi ción dentro de su más exaltada mansión,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! y entonces pronunció una sola y mística palabra, susurrada en secreto con su dulce lenguaje,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso!

y entre el Concurso Celestial y las inmortales doncellas del cielo proclamó el llamado:

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! «¡Por el Señor! ¡De estos ociosos pretensores no he percibido la brisa de la Fidelidad!».

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! «¡Por el Señor! El Joven ha perma necido solo y abandonado en la tierra del exilio en manos de los impíos.»

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! Entonces ella dentro de sí clamó de tal modo que el Concurso Celestial gritó y tembló,

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! y cayendo sobre el polvo, entregó su espíritu. Pareciera haber sido llamada y, atenta a Él, convocada hacia el Reino de lo Alto.

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! ¡Glorificado sea Él que la creó de la esencia del amor en el mismísimo co razón de Su exaltado paraíso!

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! Entonces las doncellas del cielo, sobre cuyos semblantes jamás se había posado el ojo de ningún morador del más alto paraíso, salieron presurosas de sus aposentos.

¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglo rioso! Todas se reunieron a su alrededor y, ¡he aquí!, encontraron su cuerpo ya ciendo sobre el polvo;

¡Glorificado sea nuestro Señor, el Más Elevado! y mientras la contemplaban y comprendían una palabra de la historia re latada por el Joven, descubrieron sus cabe zas, desgarraron sus vestiduras, golpearon sus rostros, olvidaron su gozo, derramaron lágrimas y con sus manos lastimaron sus mejillas, y ésta es ciertamente una de las penosas y misteriosas aflicciones.

¡Glorificado sea nuestro Señor, el Más Elevado!
Bahá’u’lláh
TABLAS DE VISITACIÓN

Esta Tabla, revelada por Bahá’u’lláh, se lee en los Sepulcros de Bahá’u’lláh y del Báb. También se lee con frecuencia al conmemorar Sus aniver sarios.

L

a alabanza que ha surgido de Tu muy augusto Ser y la gloria que ha brillado desde Tu muy resplandeciente Belleza des cansen sobre Ti, ¡oh Tú, que eres la Mani festación de la Grandeza, el Rey de la Eternidad, el Señor de todos los que están en el cielo y en la tierra! Atestiguo que a través de Ti fueron reveladas la soberanía de Dios y Su dominio, la majestad de Dios y Su grandeza, los Soles de antiguo es plendor han derramado su fulgor en el cielo de Tu decreto irrevocable, y la Belle za del Invisible ha resplandecido sobre el horizonte de la creación. Atestiguo, ade más, que con un solo trazo de Tu Pluma se ha hecho cumplir Tu mandato: «sé Tú»; se ha divulgado el secreto oculto de Dios; se les ha dado la existencia a todas las co sas creadas y se han enviado todas las Revelaciones.

Asimismo atestiguo que por Tu belleza se ha desvelado la belleza del Adorado, por Tu rostro ha resplandecido el rostro del Deseado y por una palabra procedente de Ti has juzgado entre todas las cosas creadas, haciendo que quienes están consagrados a Ti asciendan a la cumbre de gloria y los infieles caigan en el más pro fundo abismo.

Atestiguo que quien Te ha conocido ha conocido a Dios y quien ha alcanzado Tu presencia ha alcanzado la presencia de Dios. Grande es, por tanto, la bendición de aquel que ha creído en Ti y en Tus signos, se ha humillado ante Tu sobera nía, se le ha honrado con encontrarte, ha al canzado el agrado de Tu voluntad, ha circulado a Tu alrededor y ha permaneci do ante Tu trono. Ay de aquel que ha pecado contra Ti, Te ha negado, ha repu diado Tus signos, ha contradicho Tu so beranía, se ha levantado contra Ti, se ha mostrado altivo ante Tu rostro, ha refuta do Tus testimonios, ha huído de Tu auto ridad y Tu dominio y se le ha contado entre los infi eles, cuyos nombres han sido grabados por los dedos de Tu mandato en Tus Tablas sagradas.

Exhala entonces sobre mí, oh mi Dios y mi Bienamado, de la diestra de Tu miseri cordia y de Tu amorosa bondad, los santos hálitos de Tus favores, para que me aparten de mí mismo y del mundo y me lleven hacia las cortes de Tu proximidad y de Tu presencia. Potente eres Tú para hacer lo que Te place. Tú verdaderamente eres su premo sobre todas las cosas.

¡El recuerdo de Dios y Su alabanza, la gloria de Dios y Su esplendor descansen sobre Ti, oh Tú, que eres Su Belleza! Atestiguo que el ojo de la creación nunca ha contemplado a nadie tan agraviado como Tú. Tú estuviste todos los días de Tu vida sumido en un océano de tribula ciones. En cierta época estuviste con ca denas y grillos; en otra fuiste amenazado por la espada de Tus enemigos. Sin em bargo, a pesar de todo esto, Tú ordenaste que todos los hombres observaran lo que Te había sido prescrito por Aquel que es el Omnisciente, el Sapientísimo.

¡Que mi espíritu sea sacrificado por los agravios que Tú sufriste y mi alma sirva de redención por las adversidades que soportaste! Suplico a Dios, por Ti y por aquellos cuyos rostros han sido ilu minados por los resplandores de la luz de Tu semblante y que por amor a Ti han observado todo lo que les ha sido orde nado, que aparte los velos que se han in terpuesto entre Tú y Tus criaturas, y que me provea con el bien de este mundo y del venidero. Tú eres en verdad el Todo poderoso, el Más Exaltado, el Todoglo rioso, Quien siempre perdona, el Más Compasivo.

Bendice Tú, oh Señor mi Dios, al divino Árbol del Loto, a sus hojas, a sus vástagos, a sus ramas, a sus tallos y a sus renuevos, mientras duren Tus muy excelentes títulos y perduren Tus muy augustos atributos. Protégelo, pues, del daño del agresor y de las huestes de la tiranía. Tú, en verdad, eres el Todopoderoso, el Más Potente. Bendice también, oh Señor, mi Dios, a Tus siervos y a Tus siervas que han llegado a Ti. Tú eres verdaderamente el Munífico, Cuya gracia es infinita. No hay Dios sino Tú, Quien siempre perdona, el Más Generoso.

Bahá’u’lláh

Esta oración, revelada por ‘Abdu’l-Bahá, se lee en Su Tumba.

También se usa como oración pri vada.

«Aquel que recite esta oración con humildad y fervor trae-

rá alegría y regocijo al corazón de este Siervo; será incluso

como si se encontrase cara a cara con Él».
¡É

l es el Todoglorioso! ¡Oh Dios, mi Dios! Humilde y lloro so levanto mis manos suplicantes hacia Ti y hundo mi rostro en el polvo de aquel Umbral Tuyo exaltado por encima del co nocimiento de los doctos y de la alabanza de todos los que a Ti Te glorifican. Mira bondadosamente a Tu siervo, humilde y sumiso ante Tu puerta, con la mirada del ojo de Tu misericordia y sumérgelo en el océano de Tu gracia eterna.¡Señor! Él es un pobre y humilde siervo Tuyo, esclavizado e implorante, cau tivo en Tu mano, que Te ora fervorosa mente, con fía en Ti, llora ante Tu rostro, Te llama y Te implora diciendo:

¡Oh Señor, mi Dios! Dame Tu gracia para servir a Tus amados, fortaléceme en la servidumbre hacia Ti, ilumina mi frente con la luz de adoración en Tu corte de santidad y de oración a Tu reino de grandeza. Ayúdame a ser desprendido en la entrada celestial de Tu puerta y a separarme de todo dentro de Tus sagrados re cintos. ¡Señor! Dame de beber del cáliz del desprendimiento, atavíame con su manto y sumérgeme en su océano. Con viérteme en polvo en el sendero de Tus amados y permite que ofrezca mi alma en aras de la tierra ennoblecida por los pasos de Tus elegidos en Tu sendero, oh Señor de Gloria en lo más alto.

Con esta oración Tu siervo Te llama al amanecer y por la noche. Cumple el de seo de su corazón, oh Señor. Ilumina su corazón, alegra su pecho, enciende su luz, para que pueda servir a Tu Causa y a Tus siervos.

¡Tú eres el Donador, el Piadoso, el Más Generoso, el Benévolo, el Miseri cordioso, el Compasivo!

‘Abdu’l-Bahá

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